A mí, que me lo expliquen.
Si de lo que se trata es de que haya una semana torista al final de la Feria de San Isidro y los ejemplos son los toros de Dolores Aguirre y de Cuadri, o hay que replantearse la denominación o cambiar las ganderías.
El martes 29 llegué al segundo toro (¡se tarde una enormidad desde el IFEMA a las Ventas!), pero los comentarios unánimes de los aficionados de alrededor es que el primero de la corrida de Dolores Aguirre era uno de los toros más mansos que habían visto en varias décadas. Los demás, con sus matices, ni fueron ejemplares en la pelea con el caballo, ni demostraron en la muleta una bravura digna de admiración ni su peligro superó el habitual en ejemplares lidiados de otras ganaderías.
Con este material, El Califa y Gómez Escorial pasaron sin pena ni gloria. Ambos trataron de sacar a sus oponentes los pases que tenían, pero entre la pobre condición de los toros, el viento y los enganchones, poco hubo que contar. De la capa, ni hablamos (Gómez Escorial saludó al sexto a porta gayola, pero no es ese el toreo de capa que nos emociona).
Rafaelillo, sin embargo, demostró unas ganas y una disposición dignas de encomio. No es que tuviera mejores enemigos, pero aguantó mucho más, expuso hasta los límites del pavor, llevó a sus toros muy tapados y, sobre todo en el quinto, dejó series con pellizco. Si hubiera matado en condiciones hubiera podido pasear algún trofeo. No fue así y tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo en el quinto. (Unas horas de carretón no vendrían mal, si es que este torero, como parece, quiere reivindicarse en el escalafón).
Lo de los Cuadri, un poco más de lo mismo, con la diferencia de que además los toros han salido sosos y con muy poca transmisión.
Pepín Liria no parece encontrarse en su mejor momento. Los toros no han ayudado, pero da la sensación de que tampoco él ha encontrado el sitio adecuado para los cites y para poderse quedar quieto entre pase y pase y darle una cierta continuidad a sus faenas.
De Curro Díaz se esperaba más disposición y técnica. No creo que sus toros fueran de Puerta Grande, pero sí que hubiera sido posible evitar muchos de los enganchones, y que eso hubiera ayudado a ligar faena. Ha dejado apuntes de su gran clase en algún pase suelto, pero sin continuidad y sin conseguir llegar al publico. Alguien decía a mi lado que este torero tiene que meditar sobre su actitud. Que siendo uno de los toreros con más clase de la actualidad, si no está en el grupo de los que más torean es porque le falta convicción y decisión. ¡Cuánto le agradeceríamos los aficionados este esfuerzo!
Por su parte, Javier Valverde en su primero sufrió un tremendo golpe, que le hizo volar de muy mala forma, pero parece que sin consecuencias. Su gesto arregido posterior de volver a la cara del toro y seguir toreando con decisión fue reconocido por el público. El toro tenía peligro (sobre todo por el izquierdo) pero ganaba mucho por la derecha cuando le baja la mano y conseguía dominarle. En el sexto hubo muchos pases, pero no llegó a conectar en ninguna de sus series con los aficionados.
Y digo yo, ¿no hay otras ganaderías duras? ¿No sería razonable cambiar las que dan este espectáculo por otras de mayor garantía? ¿O hay que repetir nombres "mágicos" todos los años con independencia del comportamiento el año anterior como si fuera una letanía inamovible?
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