Aunque ya había sospechas, hoy se ha confirmado. El Rey es muy aficionado a los toros. De otra forma, no hubiera aguantado impasible la tardecita de hoy.
Cuando llevábamos una hora de corrida se había lidiado sólo un toro, el de la confirmación de alternativa de Ambel Posada. Y se habían devuelto tres (el primero, el segundo y el segundo "bis"). Luego, durante la faena del cuarto, ha llegado un auténtico vendaval a la Plaza, se ha oscurecido todo con una nube negra zahina y ha comenzado una tormenta de dar miedo. Hemos visto también relámpagos y escuchado truenos que evidenciaban que el centro de la inestabilidad no andaba muy lejos. Pero el Rey no se ha movido de su barrera del uno, junto a la Infanta Elena y a Ortega Cano.
En lo taurino, Ambel Posada no ha podido hacer mucho en el toro de su confirmación. En el devuelto ha evidenciado en los lances de recibo un gusto extraordinario con el capote. Con el sobrero no ha podido repetir el toreo de capa y con la muleta ha dado algún pase templado, aunque el toro se quedaba muy corto y no había transmisión alguna. En el último de la tarde, después de lo acontecido, de las más de dos horas y media y de que más de la mitad de los espectadores se hubieran ido, ha tratado de dar pases por ambos pitones, pero el toro era bastante complicado, había que poderle mucho y no era la hora (ni quizá la experiencia) para lidiar aquello.
Juan Bautista, con el segundo no ha podido más que justificarse. Toro soso, sin transmisión y con la cara a media altura con el que no había nada que hacer. En el cuarto, en medio de la lluvia y el viento ha hecho una de esas típicas faenas épicas isidriles. Ha templado bien con ambas manos, ha ligado los pases y ha conseguido el aplauso del público de gradas y andanadas (los que estaban a cubierto) y el griterío de los que, en el tendido, no habíamos saliendo huyendo de la meteorología pero teníamos las manos en los paraguas o bajo el chubasquero. Ha cortado una oreja por la decisión, el mérito, el temple y algunas pinceladas artísticas.
Castella se ha vuelto a reivindicar como auténtica figura en el quinto de la tarde. En el tercero, cuando estaba empezando a torear de capa han aparecido los caballos, el toro se ha distraido y ha finalizado lo que prometía ser un muy buen inicio de faena. Luego, la lidia no ha sido especialmente brillante y ha habido una sonora bronca cuando el presidente ha cambiado el tercio de banderillas cuando el toro sólo tenía tres clavadas (aunque a decir verdad, lo que sucede es que alguna se le había caido poco después de clavarse). Ha habido una fuerte ovación cuando Castella ha ido al centro del ruedo porque todos sabían que empezaría con pases cambiados. Y así ha sido, tan ceñidos como de costumbre y rematados con un par de pases de adorno con mucho sabor. Después, sólo ha podido poner voluntad con un toro que se caida en cuanto bajaba lo más mínimo la mano.
Pero lo del quinto ha sido otra guerra. Con el piso imposible y la gente aguantando estoica el chaparrón, Castella ha demostrado un pundonor y una vergüenza torera como hacía tiempo que yo no veía. El toro ha sido uno de los más difíciles que se han lidiado últimamente por estos lares. Por la derecha, al comienzo de la faena, lo ha lanzado por los aires, le ha vuelto a dar golpes estando en el suelo y el francés se ha levantado auténticamente conmocionado, pero decidido a volver a la cara del toro. Ha seguido su faena en medio de la lluvia en el centro del ruedo tratando de sacarle pases a un toro cada vez más peligroso. Y al final lo ha conseguido por el lado izquierdo, después de ponernos a todos el corazón en un puño por cómo tenía que defenderse de las tarascadas del toro en aquellas circunstancias. Han sido algunos naturales limpios a un animal que nadie pensaba que pudiera llegar a tragar aquello. Pese a todo, ha habido quien ha protestado la oreja porque ha errado varias veces con el descabello después de colocar una estocada entera en todo lo alto.
Las preguntas:
1.- ¿Alguna vez dirán si se está estudiando algo para tratar de evitar, al menos en parte, la exposición al viento en Las Ventas?
2.- ¿Y algún tipo de cubierta completamente desplegable y que no suponga impacto visual, para tardes como ésta?
3.- ¿Es razonable pitar a Castella después de lo que ha hecho en el quinto? Se considere justa o no la oreja, ¿es para pitarle a él -que creo nadie duda que se ha jugado la vida con verdad y además ha conseguido momentos magníficos- o para criticar al presidente si se cree que ha sido generoso en exceso?
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