Tal vez por casualidad, la entrega del Cossío de hoy con El Mundo hablaba de los Reglamentos, las Plazas de toros y la Polémica sobre la licitud y conveniencia de la Fiesta.
En Madrid hay quien piensa que los Reglamentos sólo deben ocuparse de la edad y el tamaño de los toros (no menos de media tonelada para plazas como ésta), el tamaño de la puya (enorme, que si se caen los toros pueden cambiarse) y la dimensión de las astas. Para ellos, la ley debe proteger la integridad del espectáculo. Y el espectáculo es una masa ingente de carne, con cuernos desproporcionados, que cause el pánico a cualquiera que lo vea. Y da igual que embista o no. Eso, para ellos, no es espectáculo, ni integridad.
A otros, sin embargo, nos parece que siempre que un hombre se enfrenta con un toro, sea éste del tamaño que sea, existe el riesgo y puede crearse arte. Suficiente, pues, con tal de que lo que se anuncie se corresponda con lo que suceda. O sea, que a mí me da igual que una figura se anuncie con un toro más chico y menos "rematado", con tal que lo anuncien adecuadamente y cuando vaya a la plaza tenga claro a lo que voy.
Pero lo que sí creo que debe proteger el Reglamento es la comodidad de la plaza, la facilidad de los accesos y la evacuación, la adquisición de las localidades, la reventa,... y la devolución de las entradas. En definitiva, que se respeten y faciliten mis derechos como usuario, igual que cuando voy al cine, al teatro, a un concierto o cualquier otro evento. Y que pueda hacerlo con las mismas facilidades.
Hoy, en Madrid la corrida se ha aplazado hasta el próximo 4 de junio (lunes) porque desde minutos antes de la hora de inicio del festejo ha caido una inmensa tromba de agua. Además, Torres Jerez había entrado en el cartel por Víctor Puerto que ayer había sufrido una lesión en su rodilla. Lo cual, conforme al Reglamento, daba la oportunidad de devolver la localidad. Muchos espectadores hacían cola para la devolución (anunciada este mañana a eso de las doce, cuando desde ayer se sabía que era prácticamente imposible que Puerto toreara) y la empresa ha habilitado sólo una taquilla para devolver, originando un pequeño altercado cuando ha dicho que aquellos que no estaban en la cola a las siete menos cuarto no podían hacerlo. Los que estaban desde antes han tenido que soportar colas de más de treinta minutos y un buen chaparrón para poder devolver las entradas, cuando habilitando alguna taquilla más la empresa habría podido facilitar este derecho sin mayores problemas. Pero es que, además, el artículo 33 del Reglamento dice que los plazos para la devolución de las localidades (en este caso, el que finaliza quince minutos antes de la modificación del cartel por cambio de uno de los espadas) se prorrogará "automáticamente si finalizados los mismos hubiese, sin interrupción, espectadores, en espera de devolución". O sea, que si hay una cola, hasta que esta se acabe, se ponga a la hora que se ponga cada espectador en la misma, tiene derecho a que se devuelva la entrada. Y sólo si la cola se acaba menos un cuarto de hora antes, pueden dejarse de devolver localidades. Pues nada, perse a que hoy había una cola con visos de finalizar incluso más tarde de la hora de inicio del festejo, el representante de la empresa trataba de hurtar el derecho a devolver sus localidades a los que, conforme a su criterio, se han colocado en la cola más tarde, amenazando incluso con llamar a la policía. Hubiera hecho bien en hacerlo y en que ésta hubiera determinado quién tenía la razón. Al final, por la suspensión, hay derecho a devolver las entradas hasta cuatro días después (creo) del festejo. A ver si para esto dan más facilidades, porque no es de recibo que la gente estuviera haciendo cola a la salida para devolver las entradas con la que estaba cayendo y las taquillas siguieran cerradas.
Es curioso el apego que ha demostrado la empresa hoy a la ley. Su interpretación restrictiva en contra de los aficionados. ¿Debería haberse interpretado igual la ley para dirimir a quién se adjudicaba la gestión de la plaza en el último concurso? ¿Hubiera debido afirmarse, por ejemplo, que la experiencia debe ser un requisito para ser admitido al concurso pero no un criterio para seleccionar al adjudicatario? ¿Que cuando la experiencia se utiliza como instrumento para adjudicar un concurso se está vulnerando la libre concurrencia que exige nuestra normativa de contratación pública y la que determina la Unión Europea? ¿Y que para los aficionados es un autñentico despropósito que no se seleccione a quien había obtenido la mejor puntuación en la organización de espectáculos, que al fin y al cabo es de lo que se trata en esto?
Alguna pregunta más, puestos a preguntar:
1.- ¿Todos los que han devuelto las entradas eran partidarios de Víctor Puerto? ¿Ha sid0 por la lluvia? ¿Es que Torres Jerez no les gustaba? ¿O es que les parecía que el cartel no era interesante pero tenían que comprarlo porque formaba parte del abono?
2.- ¿Por qué no han anunciado antes las sustituciones de Perera y César Rincón y han permitido a los que quisieran devolver también sus entradas junto con las de hoy?
domingo, 20 de mayo de 2007
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