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miércoles, 2 de mayo de 2007

MADRID - Novillada (22 de abril de 2007)

Nuevamente una novillada con poco público (la mayoría, además, turistas cumpliendo la ronda obligada de tipismo en su visita a España), con novilleros inexpertos y novillos descastados.
A diferencia de la semana anterior, los novillos salieron descastados y peligrosos. Como los novilleros eran igualmente inexpertos (torearon la pasada campaña tres, cinco y dos novilladas y dos de ellos no tienen siquiera apoderado) la tarde se hizo aún más insoportable. Aunque, como siempre, hay matices.
Javier de la Concha toreó a sus dos novillos con bastante poco estilo. No podemos saber si es porque desconoce los fundamentos de la lidia, porque no tiene entrenamiento suficiente o por la dificultad de sus oponentes. En todo caso, con su edad, necesitaría decidir con urgencia su futuro en esto o buscar alternativas en otros ámbitos. En su primero, Ángel Otero “Chico” saludó después de dos buenos pares. En el cuarto, después de una buena estocada se vieron algunos pañuelos en los tendidos, ante los cuales el novillero saludó desde el tercio. Cuando se disponía a dar la vuelta al ruedo, la reacción del público le hizo desistir.
Sergio del Valle demostró un valor digno de mejores causas. A su primero lo recibió de rodillas en el centro del ruedo y templó bien las series, pero el molesto calamocheo del novillo impidió el lucimiento. Saludó desde el tercio. El quinto, un toro complicado al que se lidió mal, se lo llevó por delante varias veces en la faena de muleta dándole una paliza tremenda. Terminó la lidia y dio una vuelta al ruedo en reconocimiento a su esfuerzo y tesón.
Antonio Chacón dejó patente, con igual intensidad, dos circunstancias. Que tiene mucho gusto toreando y que carece absolutamente de técnica y conocimientos. Afortunadamente, esto último se puede subsanar y lo primero no es tan fácil de aprender. Por eso, esperemos que alguien pueda enseñarle aspectos básicos como la colocación frente al toro, el remate de los muletazos o la técnica del volapié, por citar sólo alguno de los esenciales en las primeras sesiones. Ciertamente, algunos de los pases al sexto novillo dejaron patente una personalidad poco frecuente en los novilleros. Pero, o aprende el resto, o será imposible que redondee cualquier faena.
Y nos seguimos preguntando:
1.- ¿La contratación de novilleros con tan escasa experiencia y sin apoderados se basa en alguna intuición empresarial que ve en ellos posibilidades de triunfo o es sólo para ahorrarse unos euros?
2.- ¿No habría que repensar el tamaño de los novillos? Cuatro de los de esta tarde pesaban más de quinientos kilos, peso con el cual se han lidiado algunos toros en Sevilla para deleite del respetable.

Lorenzo CLEMENTE

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