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sábado, 12 de mayo de 2007

Madrid (12 de mayo de 2007) - Oreja

Esta tarde se ha cortado la primera oreja de la Feria. El afortunado destinatario del apéndice ha sido Javier Valverde, que es de Salamanca y, por tanto, podía perfectamente haber entrado en la corrida de ayer y así los aficionados hubiéramos asistido a un festejo de ocho toros.

Pero el caso es que la empresa, ingeniosa, probablemente ha decidido no hacer muchos experimentos y ha colocado hoy al salmantinoValverde con un francés (Juan Bautista) y un madrileño (Ivan García).

Por lo que vimos ayer y lo que hemos visto esta tarde, ni la corrida de ayer perdió ningún notable aliciente por la ausencia de Valverde, ni la de hoy ha ganado por la rivalidad nacional y regional. Pero tampoco conviene echar toda la culpa a los toreros, porque los animalitos de Araúz de Robles tampoco han dado muchas facilidades. No ha sido como lo de ayer, pero a efectos de la lidia, casi. Los expertos, no obstante, podrán discutir si un día ha sido la fuerza, otro la casta, otro la bravura,.... pero para los que nos sentamos en el tendido, si los toros no van y meten la cara con un poquito de gracia lo otro son suena a excusa de mal pagador.

Respecto a la oreja, a mí como si tal cosa. Si el chico con ella se va más contento, pues que la disfrute. Pero reconozco que cada vez entiendo menos esta plaza. Desde mi ignorancia, el toro de autos (quinto, a la sazón) ha sido un toro incierto de salida, que no quería ni acercarse a la capa, al que "El Legionario" ha picado muy bien (sobre todo en el segundo puyazo), que en banderillas ha acudido mejor de lo que podía esperarse y que en la muleta (al menos en los primeros compases) ha acudido de lejos al cite y no ha metido mal la cara. Con este escenario, Javier Valverde ha intentado lidiarlo desde diferentes distancias y ha sido en general enganchado en todas ellas; no ha conseguido series limpias. Ha demostrado interés, pero no mucho más. Y ha entrado a matar bien, con un resultado efectivo y recibiendo un golpe que en la plaza pareció una cornada en el muslo, por lo que se ha dolido de forma ostensible (estoy seguro que con razón). El resultado de todo ello ha sido la petición audible de parte del público, el retraso de las mulillas en recoger los despojos y la concesión de la oreja cuando comenzaba el viaje hacia el desolladero, con evidente crispación de al menos tanta gente como la que había pedido la oreja. En resumen, oreja protestada por una faena inexistente (con serias dudas de si se podía haber hecho más) y una estocada buena, pero no deslumbrante.

Pero, vamos, que si le sirve la oreja yo me alegro. Aunque en la contabilidad interna de los aficionados dudo mucho de que le haga ningún bien.

Por lo demás, Juan Bautista ha toreado bien al primero, que ha sido el mejor toro de la tarde. Por desgracia, no puedo dar muchos detalles , porque he visto la faena por las pantallas de la plaza porque he llegado tarde y, como es buena costumbre en esta plaza dar cumplimiento a lo que preceptúa la normativa, una vez sale el toro no se puede acceder a la localidad. Con el cuarto, la faena ha sido imposible por la absoluta flojedad del toro, a pesar de que la suerte de varas ha sido de una delicadez extrema.

Javier Valverde, en el segundo, tampoco pudo hacer mucho porque el toro embestía defendiéndose y con notable falta de fuerza y de casta.

Lo mismo le pasó a Iván García en el tercero, con la diferencia de que de salida el toro parecía que podía tener algo más de fuerza, pero la voltereta que se dio en los primeros lances y el primer puyazo parece que tuvieron efecto fulminante e imposibilitaron cualquier atisbo de faena. Al sexto lo recibió bien de capa y lo llevó al caballo con un vistoso galleo por chicuelinas, pero en la muleta se quedaba corto y cabeceaba al final del muletazo. Por el lado izquierdo parecía que podía haber algo más de suerte, pero tampoco hubo continuidad en los muletazos y acabó la tarde con la extraña sensación de tener que contar que se ha cortado la primera oreja de San Isidro en una tarde de la que uno no destacaría casi nada.

Misterios que tiene esta plaza tan selecta.

Pero por preguntar que no quede,

1.- ¿Es razonable que el público se enfade cuando cree que el toro no está bien colocado para la suerte suprema y pese a ello el torero tiene intención de estoquearlo? A mí, por lo pronto, me parece irresponsable gritar cuando el torero va a echarse sobre la cara, con posibilidad de distraer al animal. Pero es que, además, no veo por qué desde un tendido puede uno medir si está el toro muy abierto o no, en vez de dejar que sea el torero el que lo decida y asuma las consecuencias.

2.- ¿Cómo deciden en la Casa Real los festejos a los que acuden? La Infanta Elena, ¿ha venido esta tarde porque le parecía atractivo el cartel o porque se han repartido el abono en casa y le han tocado a ella las entradas de esta tarde?

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