En el tomo del COSSÍO marcado con el número 13 en los lomos, edición de 1977, en el capítulo dedicado a las crónicas de la fiesta en el pasado, leemos el siguiente fragmento bajo el epígrafe, Una corrida sin casta, del eximio cronista taurino Gregorio Paleozoico:
"El triceratops, haciendo gala de una falta de casta absoluta, se acodó en tablas donde Precámbrico de Triana apenas pudo pegarle mantazos por alto con gran exposición y sin valor artístico, el animal acabó de un mal descabello por encima de la peineta propia de esta especie, a través de la que era muy difícil descubrirle la muerte, no se empleó en el diplodocus y fue muy difícil de banderillear por su mansedumbre de libro, sin embargo había sido muy aplaudido a la salida de chiqueros por su presencia"
Nos consta que, poco después, las corridas jurásicas se extinguieron y que el triceratops desapareció, arrastrando en su caída a un número ilimitado de especies animales y vegetales, perdiéndose para siempre ecosistemas de los que apenas quedan restos fósiles, huellas petrificadas. Sirva de reflexión para la afición torista. El miedo, por cierto, anida en el cerebro reptiliano, así como los exabruptos y la falta de sensibilidad ¿no se habían extinguido los lagartos terribles?
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