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lunes, 24 de mayo de 2010

Madrid (24 de mayo de 2010) - ¿Y la garra?

La novillada de Guadaira ha tenido, sobre todo, movilidad. Pero en contra de lo que algunos han querido ver, para mí no ha tenido verdadera clase de la buena ni, salvo el tercero, transmisión.

Pero, para ser honestos, los tres novilleros tampoco han estado "en novilleros". Han estado dispuestos, han mostrado su técnica y, alguno, ha dejado apuntes de cierto interés artístico (sólo apuntes, esbozos más que sutiles). Pero les ha faltado garra, decisión, quererse comer el mundo, estar caninos y demostrarlo de verdad. Uno puede perdonar a los novilleros casi todo menos el conformismo. Y algo de eso ha habido hoy. Como digo, ganas sí ha habido, pero ganas metódicas, frías, sin apabullar. Muy poco toreo, por ejemplo, con el capote y lo que hubo, deslabazado.

Arturo Saldívar tuvo un primero soso, pero también él toreó sin alma, sin rotundidad. No era un toro de triunfo, pero podía haber intentado estar de forma que en el tendido sintiéramos que hacer algo de importancia era, para él, lo único importante del universo mundo. Y eso no fue. La faena al cuarto la empezó dándole distancia, el toro se venía y fue acompañando la embestida, sin poderle. Creció en intensidad al natural, pero le costaba quedarse quieto, aguantarle, llevarle toreado hasta el final,... Es cierto que el toro se coló y que no tenía gran transmisión, pero apostar un punto más hubiera sido de agradecer. Muy buena estocada.

Casares en el segundo demostró que sabe estar delante de los toros. Le dio series con ambas manos y hubo enganchones. Pero, sobre todo, hubo mucha frialdad, mucho pase técnico, pero sin romperse. Parecía una labor mecánica. No sé si por el novillero o por los que estábamos sentados en el sentido, pero aquello no llegaba de ningún modo. En el quinto más de mismo, con la diferencia de que este novillo tenía más guasa, porque por el lado derecho iba a su aire y por el izquierdo se defendía. El novillero estuvo seguro y valiente. Que no es poco, pero no es suficiente.

A escribano le tocó el novillo con más transmisión: el tercero. Pero creo que es un animal que ha confundido a algunos. Es cierto que Escribano no siempre estuvo colocado, pero no lo es menos que el toro se iba después de cada pase, que no se volvía a repetir. Tal vez por eso lo mejor de la faena llegó al final, en las últimas series, donde todo se hizo más cerca, en menos sitio. Con el sexto puso voluntad, que es lo único que pudo hacer con un novillo sin clase, que no servía y que le buscaba con frecuencia.

Novillada sin mucha historia que contar pero, al menos, sin la sensación de miedo que, cuentan, dejó la del lunes anterior.

1 comentario:

José María JURADO dijo...

Ya se ha mejorado algo respecto al lunes pasado, peor es bien triste: la novillería está fatal.