Por razones laborales tuve que prescindir de la primera de San Isidro. Me hubiera gustado ver a mi paisano Emilio de Justo. Conseguir la primera oreja de la feria siempre es importante (puede incluso, permitir alguna sustitución). Aunque lo realmente importante es cómo se toree y la sensación que se deja en los aficionados. A juicio de mis vecinos de abono la faena no fue de oreja aunque reconocen pases meritorios y una gran estocada. Parece que la tarde fue tan desastrosa en lo relativo a los toros, que cuando se atisbó algo de toreo en el sexto algunos entraron en trance. Vaya en todo caso mi enhorabuena para De Justo.
La segunda no dio ni un momento de alegría. A los toros de Gerardo Ortega les faltaba casta y fueron peligrosos (casi todos buscaban el pecho del torero). El de Sepúlveda que hizo quinto también sin clase y parado.
Barrera pasó absolutamente inédito con dos toros imposibles.
Leandro, en el segundo de la tarde, dio algún natural estimable, aunque quedó la duda de si con algo más de técnica se le hubiera podido sacar algo más (entiéndase “algo” de forma absolutamente estricta, esto es, una tanda o dos compactas, y nada más). En el quinto se llevó un susto cuando el de Sepúlveda se lo echó a los lomos; el toro, parado, cuando se arrancaba se quedaba muy corto, él trató de sacar algún pase estimable y lo único que consiguió es que le volteara. El arrimón que se pegó al final era perfectamente prescindible.
Sergio Aguilar mostró buena disposición toda la tarde. Pero sin colaboración del toro la disposición no sirve de mucho. Y quedó, además, la sensación, de que le falta algo de técnica con la capa y de una mejor colocación con la muleta. Con el capote sólo le vimos unas gaoneras en el quite al primero de Leandro; en sus toros, nada destacado. En la muleta, el tercero pasaba muy despacio, sin gran emoción pero permitiendo que se diera algún pase; Aguilar los dio, sobre todo con la izquierda, pero desde un sitio desde el que era difícil conectar con el público y ligar las series. El sexto también pasaba y la historia se repitió, añadiéndose algunos enganchones. Uno de los aficionados que andaba por allí comentaba que le faltaba vaciar los pases. Puede ser. En todo caso, ni con mucha más técnica hubiera podido ser aquella una gran tarde de toros.
sábado, 9 de mayo de 2009
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1 comentario:
El circular con cambio de mano incluido de De Justo y algún derechazo desmayado, tal y como yo vi a Madrid el año pasado, sí era de oreja. Por menos vi yo salir a Mariano Jiménez por la Puerta Grande. ¡Que es paisano!
Ánimo, sólo son 30 días por delante de amarguras.
Un abrazo.
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