Al entrar al matar Israel Lancho al sexto toro, que había quedado muy crudo en varas, le prendió por el pecho de forma muy fea. Cuando escribo estas líneas (las diez de la noche) lo único que se sabe es que sufre una cornada fuerte en el hemitórax izquierdo y parece que no se teme por su vida, aunque la cornada podría haber afectado al pulmón (según declaraciones de su apoderado, Rafael Corbelle, que recogen los portales taurinos de internet).
Les confieso que he pasado un mal rato. Y que se ha agriado del cuerpo de todos los que estábamos en la plaza.
Ustedes me disculpan si hoy no escribo más. No creo que cuando están operando a un torero de una cornada tan grave, cuando no sabemos el alcance de la cogida, su transcendencia, haya nada del festejo que tenga la más mínima importancia.
Si mañana por la mañana, como esperamos, hay buenas noticias, trataré de contarles algunas cosas. De mucha menos importancia. Pero de las que puede quedar constancia si ya no hay que preocuparse de lo esencial porque el torero ha evolucionado bien. Que así sea.
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1 comentario:
La cornada es espeluznante, dif´icilmente soportables las im´agenes. Tu cr´onica sucinta me parece lo mejor.
´Animo.
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