Hay poco que explicar de esta tarde.
Quienes hayan grabado la corrida de la TV, pueden borrarla íntegramente. Quienes no hayan acudido por pereza a pesar de tenerla en el abono, seguro que han invertido mejor su tiempo. Y sólo los que hayan comprado la entrada de reventa tienen derecho a sentirse estafados. Porque había muchos claros en la plaza (sobre todo en sombra -se nota que la crisis ha llegado y las empresas no han comprado los abonos como temporadas anteriores-) y porque el desarrollo de la tarde sólo producía sopor. Mucho sopor.
Podríamos ponernos exquisitos y decir que Antón Cortés en su primero lo intentó con la capa y la muleta, pero que el toro (muy blando) se defendía e impedía el lucimiento. Y que con el cuarto hizo lo único vistoso de la tarde, tanto con la capa (de recibo y en las verónicas del quite) como en la muleta, citando de largo al principio y tratando de engancharle luego en series por ambos pitones. Pero que los destellos de su gracia fueron intermitentes, esporádicos.
Y también podríamos hablar de el Gallo, y de cómo le hemos visto más dispuesto que en otras ocasiones, aunque con un resultado similar. Que con el segundo, flojo, no tuvo mucho que hacer, porque se apagó muy pronto. Y que el quinto tampoco dio posibilidades y aunque intentó justificarse, aquello se hacía eterno sin sentido.
E incluso se nos podría ocurrir hablar de Amblel Posada. Recordar que devolvieron el tercero y que en su lugar salió un animal de cinco años y medio con malas intenciones y que sembró el desconcierto en el tercio de varas (¡menos mal que los monosabios hicieron bien los quites!; apunto estuvimos de tener que dar cuenta de alguna desgracia). Y de cómo este toro acabó sirviendo tan poco como los de la ganadería titular (Martelilla, que no había quedado reseñada hasta el momento). Y que en el sexto, protestado de salida por chico y lego por flojo, trató de hacer faena a media altura para que el toro no se derrumbara, pero ni por esas. Por lo que al final, nos quedamos con breves apuntes del cuarto que tampoco merecen constar de forma perpetua en los anaqueles de la historia de la tauromaquia.
Pero lo que de verdad nos suscita esta tarde son algunas preguntas. Pocas, pero esenciales (al menos a nuestro parecer):
1.- ¿Por qué los toros están dando en general peor juego y se están cayendo más que el año pasado en todas las ferias? ¿Tiene algo que ver la subida del precio de los cereales? ¿Se les ha cambiado la alimentación? ¿Alguien piensa dar una respuesta?
2.- ¿Es razonable que la primera ovación de la feria sea para Florito por el modo de devolver un toro, aunque sea con una maestría inigualable? ¿Por qué no se intenta llevar a los toros que se devuelven a los chiqueros a punta de capote antes de sacar los cabestros y se reservan estos sólo para cuando sale un toro manso que hay que devolver? ¿No sería más rápido y eficaz?
3.- ¿Cabe mayor ruindad que abuchear de forma constante durante la lidia a un torero modesto porque el toro sea más o menos grande? Hacerlo con una figura es una falta de educación, pero con los modestos, ¿no es un maltrato infame? ¿Puede pitarse que un torero trate de salirse a los medios a torear a un toro porque a algunos no le parezca suficientemente aparatoso?
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1 comentario:
Además de la crisis de las reses, es lamentable que la empresa no haya conseguido un lleno en la primera de San Isidro: no se justifican estos carteles -salvo, obviamente, mi primo Posada-.
Que Madrid fracase, es el mayor fracaso y termómetro de la crisis taurina.
Tras el esplendoroso año pasado y el lamentable espectáculo de los anti en el ruedo.
¿Fue el canto del cisne?
Es pronto, pero...
Esperamos tus críticas y las entradas del 23 (recibido SMS)
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