La corrida de hoy da para pocas florituras.
Un breve resumen sirve para hacerse una idea.
Dolores Aguirre volvió a mandar a Las Ventas una mansada insufrible. Y ya van... Si fueran de otro encaste, los del siete habrían puesto el grito en el cielo, pero como pesan más de seiscientos kilos y tienen unos pitones descomunales les parece que están bien presentado y que eso tapa lo demás.
Pues aquí hay uno que reitera preferir toros pequeñitos y con unos pitones cómodos, pero que se muevan, acudan al cite y repitan las embestidas. Y me da lo mismo el hierro, la procedencia, quién sea su propietario y diecisiete circunstancias más. Que se muevan y que embistan.
Los de hoy, como decía un vecino de localidad en un perfecto y recio castellano, sólo sirven para uncirlos a cualquier carreta. Bonita palabra y apropiada expresión en este fin de semana de Rocío.
A partir de ahí, Robleño lo intentó con sus dos oponentes, pero tuvo un lote imposible (el peor de toros) y ya podía ponerse donde se pusiera e intentar cualquier suerte, que no había forma.
A Sergio Aguilar, por su parte, se le notó el poco oficio. Tuvo probablemente el lote menos malo y no supo aprovecharlo. No estamos diciendo ¡cuidado! que ninguno de sus toros tuvieran nada que ver con los de la corrida de ayer, a muchos de los cuales era posible hacer una faena razonable. Pero el tercero de la tarde embistió (sin dar facilidades, eso sí) y él no consiguió acoplarse. El quinto también pasaba, que tal y como estaban las cosas no era poco. Pero daba cabezazos y en ocasiones se colaba y se quedaba corto. Tampoco acabó de acoplarse. Pero dio, eso sí, una estocada hasta la bola que hizo que el toro muriera sin puntilla.
Y Joselillo, que confirmaba alternativa, fue la sorpresa para gran parte de la plaza (y el que suscribe, entre ellos). Su disposición fue absolutamente excepcional. Con su primero, un manso imposible, se colocó siempre en un sitio que obligaba al toro a pasar o llevárselo por delante, como hizo alguna vez. No se inmutó. Le obligó a pasar junto a las tablas, tratando de hacer todas las cosas bien y demostrando un valor y una decisión magníficas. Recetó una estocada hasta la bola a pesar de que el toro no dio facilidades.
Y en el último, consiguió los únicos pases templados de la tarde. Empezó la faena con un pase cambiado en el centro del ruedo y con una serie de derechazos. Pero se llevó pronto la muleta a la mano izquierda y logró algún natural lento y sentido. Lo cual, con un toro manso como los demás es toda una heroicidad. Luego, volvió a la derecha, por donde el toro se empezaba a quedar corto y a defenderse. A pesar de eso, aguantó el tipo, obligó y mandó al toro y le sacó dos series con mucho valor y templanza. Después de una estocada entera algo desprendida entrando muy de verdad, hubo una razonable petición de oreja y el Presidente la concedió.
¿Generosa? Probablemente. Pero Joselillo ha estado como tiene que estar un torero que viene a Madrid a confirmar. Y ha sacado a sus dos toros lo que tenían. ¿Se va a criticar que cuando además hay petición se le dé una oreja?
Pues eso.
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