Hace unas semanas, el Ayuntamiento de
Madrid anunció su intención de retirar la subvención que anualmente daba a
la Escuela de Tauromaquia de Madrid y, lo que es peor, impedirle utilizar desde
junio de 2016 las instalaciones del Batán.
Ante este anuncio, si el sector taurino
estuviera organizado (siquiera mínimamente) creo que debería hacer tres cosas:
1.- Explicar los logros que la Escuela
ha conseguido desde su creación, insistiendo en un doble ámbito: la inclusión
en el “mercado laboral” de muchos chavales que de otro modo no hubieran tenido
nada fácil ganarse la vida (toreros, banderilleros, etc.) y cómo en muchos
casos se ha evitado la caída de sus alumnos en otros hábitos, a cuya
rehabilitación se dedican muchos más fondos. Tan escaso dinero público para tan
grandes logros es algo para pensárselo. Si todo esto se adereza con fotos de
los grandes triunfos y el gran toreo de muchos de los alumnos de la Escuela,
mejor que mejor.
2.- Investigar, denunciar y recurrir
todas las restantes subvenciones del Ayuntamiento de Madrid. Que sepan que hay
diez, quince o veinte personas que van a escudriñar cada uno de sus actos para
financiar y dar dinero a sus partidarios para tratar de anularlos y, como se
dice en el argot, adoptar cualesquiera medidas que legalmente nos asistan...
3.- Considerar que lo que se ha hecho
es una oportunidad. Una gran oportunidad para insertar de una vez por todas la
Escuela en la ciudad de Madrid. Como apuntaba Zabala, la Escuela debería ubicarse
en Las Ventas. Pero es que además deberían buscarse fórmulas para que cada vez
más gente la conozca y participe de sus actos. Y apunto un par de ellas: que un
día a la semana o un par de días al mes, haya clases abiertas a los aficionados
que quieran aprender el toreo de salón. Eso permitiría, además del disfrute de
aficionados y el entendimiento de la dificultad de manejar los trastos, que
muchos aficionados tomaran conciencia de los chavales que quieren ser toreros,
aprendieran sus nombre y fueran siguiéndoles desde que son novilleros sin
caballos. Y que al menos una vez al mes haya alguna otra actividad de la
escuela abierta a los aficionados: alguna clase sobre historia del toreo (Paco
Aguado), toros y encastes (López del Ramo), ver el vídeo de alguna corrida
histórica,…
El comportamiento sectario de los
podemitas no debería quedar impune (aunque, como diría Poli Mazas, “disfruten lo votado”). Pero no es hora
de lamentaciones: hay que levantarse, contraatacar y aprovechar lo que esto
tiene de oportunidad.
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