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lunes, 29 de abril de 2019

Del periplo de un abonado de Las Ventas que desea cambiar las localidades a las que está abonado y las dificultades que pone la empresa para seguir siendo abonado

Voy a tratar de resumir lo sucedido aunque sé que quedará más largo de lo que nos hemos acostumbrado a leer en estos tiempos.

Cuando salieron los carteles de San Isidro de este año (sorteo y "cocina" mediantes) era evidente que la empresa estaba haciendo unos carteles más baratos que de costumbre. También que la mayoría de ellos, si no todos, tenían algo de interés para los aficionados. Pero los aficionados son una minoría y sostener el porcentaje de abonos que exige Madrid sólo con aficionados es imposible. Teniendo en cuenta la tendencia de los últimos años, la posibilidad de conseguir entradas para cualquier día en taquilla y la ausencia de carteles "rematados" era previsible que el número de abonados descendiera significativamente.

Desde hace muchos años tenía dos abonos en Las Ventas. La primera vez que pude conseguirlos sólo los había de andanadas de sol. Bajé luego a tendido del 6 (lo único disponible). Y años más tarde, cuando empezó a haber abonos disponibles, en el 8 (para mí, el mejor tendido de Las Ventas por ubicación y por relación calidad/precio). Sólo había un problema: estaban en el 8 casi pegados al 7, con lo cual había sol muchos toros, sobre todo en junio, y uno tenía que soportar justo al lado las intempestivas voces de algunos habituales. Conclusión: de unos años a esta parte quería poder cambiar los abonos al 8, pero más cerca del 9, un lugar de la plaza en los que desde que tenemos memoria los que frisamos los 50 no se habían podido conseguir. De hecho, no había nada entre los abonos disponibles que salieron a la venta a la vez que comenzó el proceso de renovación de los abonos existentes.

Este año dudé si renovar el abono o esperar a las entradas sueltas y comprarlas así en las ubicaciones que fuera posible. Estaba yo en estas cavilaciones cuando recibí una llamada que, según me dijeron (y yo creí) era de la Plaza para renovar los abonos. Les conté mis cuitas y me dijeron que podía renovarlo y luego, cuando salieran los nuevos, podría cambiarlo con el pago o abono de la diferencia.

Por razones personales, Semana Santa y otras vicisitudes esperé a la última semana (la siguiente a Semana Santa) para tratar de renovar. Y resultó que esa semana ha hecho un frío y ha llovido en Madrid como no lo ha hecho en todo el invierno. Puse un mensaje en twitter para saber si había que desafiar a las incremencias meteorológicas para renovar y el amable community manager de Las Ventas me dijo que en un gélido y tormentoso día (el penúltimo) habían abierto la verja de la zona izquierda de la Puerta Grande para esperar. O sea, se esperaba al aire libre pero a cubierto (sólo mojaba la lluvia "horizontal") y las gestiones se hacían en medio de la tormenta. Mi ración de antibióticos por entonces no aconsejaba tal proeza. El último día por la tarde me acerqué (sólo hacía mucho frío, pero no llovía), no había nadie en la cola y le dije al amable empleado que me atendió que quería renovar, pero si podía luego cambiar la ubicación de los abonos. Y le expliqué mi conversación con la persona que me había llamado. Puso cara de extrañeza, me pidió que esperara un momento mientras hacía una consulta y volvió al momento diciéndome que si renovaba los abonos luego no podía cambiarlos (sacarme más abonos, sí). Respecto a la llamada, me dijo que era de un call-center (contratado por la empresa, supuse, pero tampoco era plan de alargar aquello). Le expliqué que entonces no renovaría y trataría de encontrar otros en el sitio que quería cuando el lunes salieran los nuevos abonos. Me insinuó que con el ritmo de renovación que habían tenido no iba a tener problema alguno.

Pensaba que no iba a saber nada más de los abonos hasta hoy, pero no fue así. El sábado a la taurina hora de las cinco de la tarde recibí una llamada de una amable señorita que me indicó que no había renovado mis abonos y que si era porque se me había olvidado, que me daban la oportunidad de hacerlo. Lo primero que le pregunté (era obvio) es si me llamaba de la Plaza o de un call-center. Me confirmó que desde las mismísimas taquillas de la monumental de Las Ventas. Y entonces le expliqué lo sucedido hasta entonces. La chica dijo entender mi malestar. Y le comenté que si ello no ponía en peligro su puesto de trabajo podía trasladarle mi queja los dueños de aquello, que me llamaran si querían y que se lo explica entonces con más detalles y más contundencia.

No tenía esperanzas de recibir más llamadas. Y no las he recibido. Por lo que esta mañana, afanoso, a la hora a la que decían que se ponían a la venta los nuevos abonos (10:00h.) estaba presto a ver si conseguía dos abonos en el 8 cerca del 9. Hasta las 10:15 no ha aparecido en internet el enlace para comprar abonos, pero era erróneo (pedía una credencial que no se exigía para ninguna otra compra en la web). Estaba empezando a dudar si es que querían reservar abonos para los que estuvieran en la cola de la plaza (como hicieron en Sevilla con las entradas del Domingo de Resurrección) o si era sólo un problema técnico. Cuando a las 10:43 he podido entrar y comprobar abonos disponibles he concluido que debía ser un problema técnico porque se pueden comprar abonos (incluso juntos) en cualquier zona de la plaza.

Al final tengo mis dos abonos aunque no he conseguido todavía poder imprimir las entradas (pero para eso tengo más de 15 días y espero que sea tiempo suficiente de arreglarlo). Pero la desazón por cómo se (des)cuida al abonado en la primera plaza del mundo es inmensa. Y el temor a que muchos días en San Isidro haya menos, mucho menos, de media entrada. Con los tiempos que vienen, una tragedia.

Lo dicho, quedó más extenso de lo deseable. Si alguien llegó hasta aquí, gracias por la atención.