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jueves, 29 de mayo de 2008

Madrid (29 de mayo de 2008) - Fin de feria

Acababa hoy la feria para mí. No podré ver ni Adolfos ni Victorinos. Volveré la próxima semana para esa buena feria con una denominación tan desafortunada ("del aniversario"). Feria que demuestra que, estando como estamos en uno de los mejores momentos en cuanto a número de toreros, una feria de interés en Madrid no puede ser de más de dos semanas.

La corrida de Palha ha resultado interesante, con los seis toros interesantes, aunque dispusieron de bravura en diferentes intensidades. Todos aparatosos de pitones, destacando el primero. Al tercero se le dio la vuelta al ruedo. No sé muy bien si por méritos propios o por la extraordinaria y generosa lidia que le dio Luis Bolívar, que lució al toro en todos los tercios. En especial, en el de muleta, en el que lo dejó venir desde lejos y galopando en varias series.

Fuera de esto, la corrida transcurrió entre la sensación de que a estos animales se les podría haber sacado mucho más. Que no eran, para nada, alimañas. Pero que su lidia requiere una forma, inteligencia y rapidez que es muy difícil adquirir si no es toreando mucho más y en sitios serios.

En resumen, feria con muy poco reseñable en el aspecto artístico y algunos toros y ganadería que podrían haber tenido más suerte en la elección de sus lidiadores.

Madrid (28 de mayo de 2008) - Perspectivas

He de reconocer que era uno de los carteles que más me gustaban de la feria. Y, por eso, fue el que elegí para ir con el numeroso grupo con el que habitualmente acudo a la corrida de beneficencia, que como este año está en el abono del aniversario y se confunde con la confirmación de Cayetano ha puesto imposible conseguir las entradas.

Pero al final, la corrida resultó insulsa, sosa, boba,... Con sólo dos cosas positivas que reseñar: la primera, que acabó a las nueve menos cinco y la segunda, el extraordinario recibo con el capote de Curro Díaz al segundo de la tarde por verónicas, abrochadas por tres medias de la cual una fue sublime.

Los tres toreros saben torear bien y de forma nada monótona. Pero ayer no lo demostraron. Y es aquí donde surge la duda de la perspectiva.

Hay quienes opinan que si estos toreros no dan más de sí es por su colocación al hilo del pitón y sin cruzarse, por su falta de técnica o de tenacidad, porque tienen hecha una temporada ajustadita que no les obliga a entregarse de verdad, porque Madrid no les da nada y pude quitarles del medio por una cornada y porque, en definitiva, no tienen arrestros, ganas o ambición de ser unas verdaderas figuras del toreo.

Y otros que dicen que con esos toros no hay quien haga faena alguna. Que no es un problema de distancia, inclinación o cercanía, sino de casta, bravura y nobleza.

Tiendo a estar más cerca de esta última opinión, aunque no descarto que si alguno hubiera dado un pasito adelante, tal vez hubiéramos podido ver algo más. Pero me temo que poco, muy poco más.

Madrid (27 de mayo de 2008) - Retorno y deseo

Son muchos días seguidos sin ver toros en Madrid. El jueves, por una comida que se presume amable y acaba como el rosario de la aurora a eso de las siete de la tarde, el viernes, sábado y domingo por aquello de inaugurar una ganadería en Nimes (ya hablaremos de eso en detalle) y el lunes porque hay quien se empeña que hay que ir de viaje a mantener una reunión insustancial em horarios que no permiten la vuelta antes de la hora del festejo.

Volvía a la corrida de la prensa como quien acude a un rito personal, íntimo, que le han hurtado durante mucho tiempo. Pero la verdad es que el material tampoco da para mucho...

Los toros han resultado insulsos y mansos (algo inhabitual en esta ganadería). ¡Algo habrá que hacer!

Abellán estuvo dispuesto en sus dos toros aunque no redondeó ninguna de sus dos lidias. En parte porque los toros no tenían mucha gracia y en parte porque para sacar algo en claro habría de comprometerse con una habillidad muy particular. A cambio, destacar el magnífico par de banderillas de su cuadrilla al primero de la tarde, manso de solemnidad al que los rehileteros aguantaron de forma excepcional.

El Juli estuvo, como siempre, en maestro, pero los toros no le permitieron más. Detalles y tensa espera a la feria del aniversario.

Y Miguel Ángel Perera volvió a demostrar que está en un momento dulce de forma y que, sea quien sea quien acude a verle, tiene que encontrar una honestidad al menos del nivel de la suya.

Pero, al final, tarde sin mucha historia...

jueves, 22 de mayo de 2008

Ausencias

Hoy 22 de mayo inaplazables razones laborales me han impedido acudir a la Plaza. No parece por las crónicas que haya sido el peor día para faltar. Uno más de la misma especie que los anteriores.

Pero mañana seguro que esto se arregla.

Aunque no seré yo quien lo disfrute. En mi forzada ausencia de mañana, en el cartel estrella de la Feria, les dejo en buena compañía. Cubrirá mi hueco la otra mitad de este blog. Eso que salen ganando los lectores.

El sábado y domingo no habrá representación cibernética. Veremos que se cuenta por ahí...

miércoles, 21 de mayo de 2008

Madrid (19 de mayo de 2008) - Cambio climático o año bisiesto

Supongo que la culpa debe ser del cambio climático. Del que pregona Al Gore o del que, antes de que se cristianizaran los Estados Unidos, hacía que hubiera años secos, otros húmedos, unos más fríos, otros templados,… Me imagino que debe ser porque los pastos de este invierno en los campos son de menos calidad porque la lluvia ha caído con una inclinación diferente a la del año pasado.

O tal vez sea porque estamos en año bisiesto y esto da mal fario y desconcierta los biorritmos de los bóvidos.

Porque si no, que alguien me explique por qué la temporada pasada embestían casi todos los toros en Sevilla y en Madrid y este año, sus hermanos pequeños son mansos de solemnidad, sosos, descastados, parados, insulsos, torpes,… Caerse, afortunadamente, siguen sin caerse. Pero es que no embisten, topan; no buscan las zapatillas, las miran siempre desde lejos; no siembran el desconcierto en la lidia, se aposentan al lado de chiqueros y que vayan allí a buscarlos,…

Los criterios de selección no pueden haber mudado hace cuatro años en un invierno de forma tan drástica. Tienen que haber fumigado con algún somnífero potente todas las dehesas de España, o haber comprado todos los ganaderos al unísono una partida de piensos de Ucrania con los derivados del girasol que era aceite mineral y que luego nunca pareció haber existido…

Según dice la prensa, es probable que hoy hayamos asistido a la última tarde de Ponce en Las Ventas. Para muchos, será un alivio. Era el enemigo a batir. El que ha demostrado estar en la cima del toreo casi veinte años (más de lo que nunca ha estado ninguna otra figura) sin precisar de Las Ventas. Y el que, habiendo tenido grandes tardes en esta plaza, ha demostrado lo mejor de su toreo (el referente del último cuarto del siglo XX) en otras muchas plazas.

Pero para el auténtico aficionado, si es así, no es ninguna buena noticia. Y menos que lo haya tenido que hacer con una mansada como la de hoy. Ha sorteado el peor lote y ha dado una lidia precisa, exacta, a cada uno de sus toros, extrayéndoles lo que tenían. Lo poco que había. Haber conseguido en el cuarto ligar una serie es todo un prodigio de la técnica. Protestar lo que estaba haciendo no es ni siquiera falta de respeto. Es ignorancia y envidia a partes iguales. No cabe el desprecio a quienes lo hacen. Tal vez sólo la compasión.

En el primero, no hubo nada que hacer. Porque cuando un toro se queda parado y decide no pasar, uno puede empeñarse en citarlo desde cualquier distancia y en cualquier colocación, pero no hay quien supla la embestida. Y sin embestida no hay lidia que sirva. De ninguna especie. En ninguna época. Por ningún torero.

A Sebastián Castella le hemos visto hoy más dispuesto que en tardes anteriores de esta temporada. Pero su lote tampoco le ha permitido hacer nada lucido. Sólo un prometedor comienzo de faena en el segundo que pronto se esfumó por la imposible condición de su oponente. El francés tiene más tardes en la capital este año. Esperemos que la disposición continúe y que el ganado dé otras facilidades.

Y Morenito de Aranda ha sido todo un descubrimiento. Un feliz descubrimiento. Es cierto que ha tenido el lote menos malo (lo de “mejor” hubiera sido un exceso). Pero también que no se ha aturullado por la responsabilidad de los compañeros, el escenario o la sustitución.

Ha toreado muy bien de capa a sus dos toros, dejando las mejores verónicas que llevamos en doce días de feria y en muchos meses en esta plaza. Ha mecido el capote como sólo lo saben hacer los elegidos. Y lo ha hecho despatarrao y ganando terreno, como debe ser, hartos como estamos de tanto toreo de capote aliviado, de medios lances, a pies juntos, y andando hacia atrás. Con la muleta se ha sentido especialmente en el primero, dejando apuntes geniales de su arte, de la hondura de su toreo, de su buena cabeza (al menos hoy).

Queremos verle más veces, que tenga más oportunidades y que pueda irse haciendo con el tiempo. Tiene unas maneras que no son frecuentes en la habitual monotonía de muchos de los que empiezan.

Apuntes geniales, prometedor comienzo de faena, lidia precisa,… Anda que no tenemos ganas de ver una tarde de toros. Y anda que no nos lo están poniendo difícil este año. Por el cambio climático, por los piensos, por el año bisiesto o por lo que sea.

martes, 20 de mayo de 2008

mire Su Majestad

...si no le convendría mejor no venir a presidir la Corrida del Corpus, más que nada porque la torea Salvador Vega, artista mágnífico, pero con el dudoso y reciente prestigio de haber dimitido a 2 presidentes de Plaza de Primera en lo que va de temporada, todo un hito en un país como el Suyo tan poco entregado a asumir responsabilidades: en un caso por que sobraba Policía y en el otro porque faltaba. Se lo digo porque no hay dos sin tres y no se me ocurre que en la Plaza, además de la Virgen de la Caridad, pueda haber nadie ese día que mande más que usted...

Madrid (20 de mayo de 2008) - Nostalgia

El año pasado a estas alturas de la feria habíamos asistido ya a varias salidas a hombros por la puerta grande y habíamos disfrutado de varias faenas más que aceptables.

Este año, salvo excepciones (sublime El Cid, apuntes de Urdiales, valor de Joselillo, promesa de El Payo,...) llevamos una feria aburrida, sosa y plomiza. Como el cielo que cada día cubre nuestros pensamientos,

Era previsible, con los carteles perpetrados a los que nos obligan para poder conseguir las entradas del aniversario y de JT. Sólo se salvan de la quema el de mañana (Ponce y Castella), 23 (Morante, Juli y Manzanares), 27 (Juli y Perera) y 31 (El Cid - Victorinos). De los cuales, 23 y 31 estoy fuera de Madrid. Así que, ustedes me dirán.

Hoy, un poco más de lo mismo. Corrida mansa y sin clase de Las Ramblas.

Juan Bautista ha dejado detalles de calidad al comienzo de la faena a su primero. Pero después el toro se ha complicado y han venido los enganchones, parones y demas parafernalia. Con el cuarto, no hubo mucho que hacer.

Serafín Marín ha venido muy dispuesto. Mejor de ánimo que en los últimos años. Ha dejado un escalofriante quite por gaoneras en el primero de Bautista. En los suyos, ha puesto disposición y ha sacado algunos pases de calidad sobre todo al comienzo de la faena del segundo y en el quinto, al que dio mucho sitio. En el segundo, un toro que se vencía escandalosamente por el pitón izquierdo, ha hecho casi toda la faena con la derecha. Ha tratado de probar con la izquierda pero el toro a punto ha estado de llevárselo por delante, con lo cual, con buen juicio, ha optado por continuar con la derecha. Algunos le han pitado. ¿Qué pretendían? ¿Que se suicidara...? Hay cada cual por ahí... A ver si conseguimos que el año que viene para la renovación del abona exijan, junto con la fe de vida, un examen psicotécnico que evite a los psicópatas. Veríamos mucho mejor los toros en Las ventas. Y si además hacen un test de alcoholemia a la entrada y cambian la banda de música lo mismo hay momentos de disfrute incluso en las tardes aburridas.

A Matías Tejela debe reconocérsele (como a Marín) el enorme esfuerzo por venir después de su reciente cornada. Sus toros no han ayudado y él, aunque lo ha intentado, tampoco ha podido poner lo que le faltaba a los animales.

Y así siguen las cosas.

Mañana vienen las figuras. A ver si podemos ver una tarde redonda, o lo que más se le parezca.

Madrid (19 de mayo de 2008) - Sangre Otomí

El de ayer era un cartel de lo más internacional. Daniel Martín, a pesar de su nombre y de haberse criado en Salamanca, es natural de Nagold (Alemania). Octavio García “El Payo” es mejicano de Querétaro. Y Pepe Moral es sevillano, sin que la ficha especifique si es de la misma Sevilla capital o de la República independiente de Triana, cosa que dudamos porque de ser así seguro que lo consignaría con orgullo por la taurina tradición de aquella orilla del Guadalquivir.

Llegué tarde por avatares de la profesión (¡ah, si se fijaran los tiempos de comienzo y finalización de las reuniones como pregonan los gurús del eficaz empleo del tiempo propio y ajeno…!). Vamos, que me perdí el primero (que revisé por la noche en casa, en la grabación de la plataforma digital) y el segundo (que vi en las pantallas interiores de la plaza).

Daniel Martín estuvo correcto en su primero, dándole su distancia y haciendo las cosas bien. El novillo también permitió (sobre todo al principio) un cierto lucimiento. En el cuarto, un novillo soso y más complicado, no pudo sacar nada brillante. Como tampoco en el que mató por “El Payo” después de la cornada de éste, en el que se le notó algo más descentrado y tal vez inquieto. No debe ser fácil a esas edades y con tan poca experiencia estar tranquilo cuando uno debe lidiar a un animal que has visto cómo manda a la enfermería a un compañero. Más aún si, como parece, venía con una lesión fuerte en la mandíbula, a pesar de lo cual no quiso perderse su tarde en la feria.

El Payo hizo, sin duda, lo mejor de la tarde. El segundo fue un novillo excepcional y él lo toreó de forma completa y variada con el capote y la muleta. Muy templado, bajando la mano, ligando bien las series,… Tiene un buen concepto de la lidia y es bullicioso, como corresponde en un novillero. Tal vez le falte un poco de ajuste, pero creo que también es normal en esas edades. Si no cortó oreja, como dicen las crónicas, es porque falló con la espada. Hay que ver cómo evoluciona, pero puede hacernos disfrutar si sigue con ese ánimo en las plazas.

Al quinto lo esperó en el centro del ruedo, citándole desde allí al salir de chiqueros y dándole un pase cambiado con el capote, que ligó con verónicas intensas y emocionantes. Puso al novillo en suerte de forma garbosa y al hacerle el quite, ligando una verónica con una tafallera, le prendió el toro en la pierna y tuvieron que llevarle a la enfermería. Sangre Otomí en la arena de las Ventas, porque al parecer fue esta tribu la que fundó Querétaro. O al menos eso es lo que dice el Google, que yo antes tampoco lo sabía.

Este novillo recibió, por cierto, dos puyazos magistrales por parte de Tito Sandoval. Citándose bien con el caballo y la vara, y picando arriba antes de que el novillo llegara al peto.

Pepe Moral, por su parte, toreó bien al tercero, un novillo protestado de salida por sus hechuras al que recibió bien con el capote y toreó con la muleta casi de salón. El público no estaba con él y no apreció su labor por la falta de transmisión del novillo, pero probablemente él tampoco consiguió colocarse en el sitio y hacer las cosas de forma que esta transmisión fuera mayor. Con el sexto, un toro al que tuvo que guiar hasta los medios con el capote muy bajo, la faena de muleta perdió intensidad después de lo que fue un buen comienzo en el que le desarmó. A partir de ahí, sólo detalles.

domingo, 18 de mayo de 2008

Madrid (18 de mayo de 2008) - Más dificultades

Otra tarde sin argumentos, con frío siempre, a ratos con lluvia. Dos toros devueltos (los dos primeros) por manifiesta falta de fuerza desde antes de enfrentarse con el caballo. Dos sobreros complicados (aunque el primero se dejó algo). Un torero que se va con el cariño del público, Pepín Liria, que lo intentó de todas las formas posibles, pero que no pudo sacar nada potable a sus dos enemigos. Otro que lucha por abrirse camino, Serranito, que también demostró un gran interés y que incluso sacó algún muletazo aislado bueno a su primero, pero que no pudo redondear ninguna de sus dos faenas a pesar de su insistencia. Y otro, Esplá, que parece que lleva en esto desde siempre (al menos desde que a mí me alcanza la memoria), que tiene algunos detalles de fotos en sepia, pero al que resulta muy complicado verle toreo en redondo, templado, cruzado, bajando la mano, pudiendo al toro,…

Otra tarde en la que uno comprende la dificultad de todo esto. Porque salvo que tenga una visión conspiratoria del mundo de los taurinos (hay quien la tiene y hay quienes dan razones para intuirla), el esfuerzo es titánico y las posibilidades de triunfo muy pocas.

¿O es que Samuel no hubiera preferido que sus toros se comportaran de otro modo? ¿O es que no hace la selección tratando de buscar a los bravos? Y si luego salen mansos y flojos, ¿cómo se le va a echar la culpa?

¿O es que Esplá no desearía dejar faenas como las de antaño? ¿Y es que acaso no se da cuenta de que le fallan las fuerzas o el espíritu? ¿O es que cree que aún puede dejar cosas que es bueno que vean los que vienen detrás? ¿Y no es posible que tenga parte de razón?

¿O es que Pepín Liria no hubiera deseado salir a hombros por la Puerta Grande como ha dejado dicho a los medios de comunicación? Pero ¿qué hacer si te salen unos toros con los que ni arrimándose ni jugándoselo todo hay posibilidad de triunfo?

¿O es que Serranito no pretendía dar un golpe y colarse en las ferias, en las sustituciones de San Isidro,…? Pero, ¿cómo lograrlo con oportunidad como esta?

¿O es que el público no se hubiera quedado en casa, sin pasar este frío, sin tener que soportar la lluvia intermitente, si hubiera sabido que era esto lo que les iba a deparar una supuesta tarde de toros?

Pero nada de esto es previsible, controlable, cambiable,… Nada hay que podamos hacer salvo seguir cada cual con nuestros quehaceres: D. Samuel con su selección, Esplá con sus detalles, Liria con su honradez, Serranito con sus ganas y el público con su insistencia. Porque que después de once tardes sólo recordemos la faena de el Cid al quinto del día 15 y sigamos yendo a pesar del frío y la lluvia tiene mérito, mucho mérito.

sábado, 17 de mayo de 2008

Madrid (17 de mayo de 2008) - El signo de los tiempos

Debe ser el signo de los tiempos. De un arte señorial y noble primero, campero después y que volvió a las plazas para reivindicar un modo austero de conducir y alancear al toro, se ha pasado a un ejercicio vistoso, alegre, deportivo, circense y muy poco torero.

Nada hay que objetar al hecho de que Pablo Hermoso de Mendoza haya colocado al rejoneo en un lugar destacado de las ferias, que haya reivindicado su dignidad, que haya acabado prácticamente con las colleras,… Pero, a cambio, tenemos que resignarnos a que no se valore el buen toreo a caballo y que sean las cabriolas y las muestras de doma lejos del toro las que lleguen al público.

La corrida que ha enviado hoy el maestro Capea a las Ventas con este nuevo hierro específico para rejones (San Pelayo) ha resultado sosa, ha manseado, ha tenido una importante tendencia a refugiarse en las tablas y se ha parado pronto. Por eso, los rejoneadores no han podido lucirse como acostumbran y se han tenido que esforzar notablemente para conseguir algunos pasajes de interés.

El triunfador ha sido Andy Cartagena, que en el sexto ha cortado las dos orejas después de una monta espectacular y vistosa, que ha llegado con fuerza a los tendidos. Pero en cuanto al toreo, los peros son muchos: no ha llegado bien a los embroques, ha clavado pasado el estribo casi siempre, ha hecho muchísimas pasadas en falso (convertidas, eso sí, en ovaciones al volverse al respetable y apuntarle con la banderilla) y ha matado de un bajonazo infame. Pero que el público ha vibrado, no cabe duda. Y que ha pedido con fuerza las dos orejas, tampoco. Ha sido la decisión de la mayoría. Respetable y acatada, como sucede en la política. Pero fruto de la sugestión y el espectáculo, no del rigor y los cánones. Como si de una campaña electoral se tratara. Es el signo de los tiempos.

En su primero, el toro le tocó en varias ocasiones al caballo, aunque consiguió llevarle enganchado bien a la grupa en un par de ocasiones. Lo mejor, una banderilla larga al violín puesta a cámara lenta.

Pablo Hermoso ha cortado una oreja en el quinto después también de una faena con algunos momentos de conexión con el público, pero en la que tampoco destacó especialmente el toreo a caballo, salvo cuando enceló al toro de salida en el centro del ruedo y un par de momentos en que lo enganchó bien a dos pistas con Chenel.

En el segundo, demostró también su buen manejo de las monturas y de las suertes, pero el toro fue tan soso y parado como sus hermanos (a excepción de quinto y sexto, que duraron algo más). No hubo tampoco brillantez ni trofeos.

Y Joao Moura (padre), sin cortar trofeos, fue quizá el que hizo la monta y el toreo más ortodoxo. Después de treinta y cuatro años en esto, es evidente que sus influencias no son las que han tenido Pablo y Andy, sino la de los viejos caballeros portugueses y españoles de mediados del siglo XX. Eso se nota en su estilo y se agradece. Aunque se le ve congestionado a veces por el esfuerzo y en ocasiones algo falto de reflejos y cometiendo errores en los encuentros. Pero tiene una monta rigurosa y unos caballos magníficos (de una belleza sublime el bayo con el que cerró sus dos faenas).

Madrid (16 de mayo de 2008) - Dificultades

En tardes como la de ayer, uno se da cuenta de lo difícil que es esto.

Lo difícil que es para un ganadero criar un toro que, respetando el tipo de su encaste, sirva para Madrid y además acuda bien al caballo y embista siempre por abajo permitiendo una faena lucida. Lo difícil que es para los toreros modestos cambiar su suerte cuando tienen que vérsela con corridas complicadas en las que, además de valor, hace falta mucha técnica para poder sacar algo vistoso. Lo difícil que es para las cuadrillas de estos matadores lidiar bien a unos toros en los que esa buena lidia es imprescindible para que luego saquen lo que tienen de bueno y aminoren los defectos. Lo difícil que es, además, hacer todo esto en una plaza llena porque la corrida está en el abono, sabiendo que si el mismo cartel se anuncia cualquier otro domingo en la plaza están sólo los habituales y los extranjeros que tienen incluida la visita a los toros (un par de ellos, no más) en el circuito turístico del día.

Y lo difícil que es que, a pesar del enorme beneficio que esta corrida supone para la empresa, se hagan las cosas bien. Que funcione, es un ejemplo, la megafonía. Porque no funcionó, por dos veces consecutivas, cuando trató de anunciar que al finalizar el paseíllo, como todos los 16 de mayo, se guardaría un minuto de silencio en recuerdo de la muerte de Joselito el Gallo en Talavera hace ya… Como se viene haciendo, por otro lado, todos los años. Pero el personal no se enteró por qué era el minuto de silencio y muchos se imaginaron que eran en recuerdo del último Guardia Civil asesinado por ETA. Con lo cual, al igual que el día anterior (cuando sí se guardó por este motivo) una voz del tendido gritó mediado el silencio: ¡Viva España! Pues ¡viva! Pero para mí que ni el que gritó, ni los que le respondieron, ni la mayoría de los que se callaron sabían por qué lo estaban haciendo. Con lo barato que debe ser un equipo de megafonía que funcione.

Para mí, la de hoy es también una crónica difícil. Les cuento. Esta es la primera vez que veo lidiar en la plaza una corrida de toros que he visto antes en el campo. Gracias a la amabilidad de los ganaderos, un domingo de abril pude visitar la finca y ver en el cercado los toros separados para esta corrida. Por eso, ayer asistía con un especial interés a ver lo que hacían en el ruedo. A ver triunfar a los toros. Es, quizá, la primera tarde en la que he sido “torista”. En la que he tratado de fijarme más, mucho más, en los toros que en el lucimiento de los toreros. Pero aún así es difícil, terriblemente difícil, valorar si el nulo resultado artístico de la tarde se debió sólo a los toros o a que no todo se le hizo como se debiera.

Y me explico. La corrida no fue una corrida fácil, brava y colaboradora. Los toros, en distinta intensidad, mansearon, cabecearon, tenían una embestida difícil, reponían (sobre todo a partir del segundo o tercer muletazo) y no humillaban con claridad. Pero tenían otras virtudes. Por ejemplo, que varios de ellos iban de lejos y que cuando se les obligaba acababan humillando y obedeciendo. Obviamente, conseguir mandarles era terriblemente complicado. Pero, ¿hubiera sido posible haber visto algo más si se les hubiera picado bien, se les hubiera lidiado en condiciones y los toreros les hubieran obligado desde el inicio de las faenas por bajo, en vez de tratar de pegarse con ellos –como hicieron algunos- o de empezar las faenas por arriba –como sucedió otras veces-? ¿Y hubiera servido el segundo que salió con buen tranco, pero al que devolvieron después de que se lastimara en un tremendo topetazo que se dio con el caballo de picar que guardaba la puerta cuando se fue hacia él desde muy lejos sin que nadie tratara de retenerle por no estar colocado cada uno donde debía? Sinceramente, no lo sé. No soy capaz de valorarlo. Me temo que los toros fueron algo peores de lo que traté de vislumbrar, pero que también unas manos más expertas y una lidia más cuidadosa nos hubieran hecho ver otra corrida.

Nada que objetar, en todo caso, a la actitud de los tres matadores. Que estuvieron dispuestos y tratando de sacar lo que su experiencia, conocimiento y sentido del toreo les dicta a cada uno.

Rafaelillo, por ejemplo, al que en primero lo lanzó un par de veces por los aires. La primera, por empeñarse de forma insistente en darle un pase de pecho desde un lugar en el que quedaba descubierto y la segunda porque el toro aprendió muy rápido y reponía mucho. Pero que estuvo ahí con valor e interés. En el cuarto, también lo intentó, pero se quedaba un tanto al hilo del pitón y le costó bajar la mano a un toro que cuando se le obligaba mucho, sí pasaba algo mejor.

Iván Vicente, por su parte, intentó hacer su toreo de buen corte. Pero no era la tarde para ello. El segundo bis iba de lejos, pero cabeceaba mucho cuando se le llevaba a media altura. Mediada la faena se le vio algún pase más templado. En el quinto, un sobrero del Jaral de la Mira, también intentó hacer las cosas bien, pero sin llegar a conseguirlo. En gran parte porque el toro no lo permitía y en otra porque tal vez le faltó algo de experiencia.

Y Javier Valverde nos dio el susto de la tarde en el sexto, que le cogió de muy mala forma en el pecho, aunque finalmente parece que no le caló. Su primero fue el toro más parado de la corrida y él tampoco pudo poner la emoción que faltaba. Además, falló con los aceros y después de varios pinchazos el toro se echó por dos veces sin que le clavara una estocada en condiciones. En el sexto, con mucha transmisión, que se arrancaba de lejos, pero con dificultades varias, se la jugó limpiamente y le acabó volteando. Valor, sin duda, no le faltó.

Por lo demás, la Infanta Elena asistió con invitados diversos al Palco Real, pero se quedó sin que le brindaran ni un solo toro. No sé si porque los toreros se han hecho todos republicanos a semejanza de JT o si es por no brindar toros a los que no venían muchas posibilidades. En todo caso, que teniendo la posibilidad de acudir todas las tardes, la Infanta haya venido a esta por primera vez en San Isidro, creo que sería para que toreros modestos como estos trataran de agradecérselo. Pero ellos sabrán.

viernes, 16 de mayo de 2008

Madrid (15 de mayo de 2008) - Ahí quedó

El Cid cogió la muleta y la espada, hizo caso omiso de las protestas al toro, y se fue prácticamente al centro del ruedo. Allí, sin probaturas, citó al animal con la mano izquierda, se lo trajo toreado y ligó la primera serie de naturales largos y profundos. Luego, siguió toreando de la misma guisa al natural como si tal cosa, cada vez más hondo, con más sabor. Se colocaba en el sitio justo para que el toro pudiera venir desahogado, embarcarlo y ligar las series. Y fue gustándose por momentos, desmayando la mano izquierda a la vez que la llevaba hasta atrás en cada pase.

Cuando mudó de mano, dio también un par de series con mucho empaque. Hubo sobre todo un par de naturales y un derechazo para hacerles una estatua. Y muy bien rematadas todas las series con pases de pecho de cabeza a rabo.

Unos pases de adorno pintureros, sevillanos,… Y a matar. Bueno, a intentarlo. Porque hace falta tener mala suerte para pinchar una faena como esa después de haber matado como mató al primero. No es la primera faena de dos orejas que emborrona en Madrid. Y las veces anteriores necesitaba mucho más el triunfo. Pero también ahora resulta frustrante. Después del primer pinchazo (hubo más) se echó la muleta sobre el rostro en un gesto de impotencia, de rabia y de dolor.

Pero el toreo quedó ahí. Sublime. Para seguirlo degustando en la memoria, para que pongan el video en las escuelas de tauromaquia un par de veces por semana, para que los novilleros aprendan cómo se hacen las cosas, para que los que vienen a Madrid una tarde con ninguna otra plaza contratada no duden a dónde hay que irse, ni qué es lo que hay que hacer para poner a todo el público de acuerdo. Para el recuerdo. Y para el agradecimiento a un torero de verdad.

Nunca he sido muy partidario de este torero, que es sin duda quien mejor torea a los victorinos y que tiene una zurda prodigiosa. Pero siempre había un punto en sus faenas que me hacían dudar. Ayer me convenció rotundamente, sin fisuras.

También en el segundo, un toro más flojo al que dio mucha distancia y también se trajo toreado. Sobre todo con la mano diestra, porque al natural el toro va peor y la faena perdió algo de intensidad. A pesar de lo cual recetó una gran estocada y hubo petición de oreja no concedida por el Presidente.

Juan Bautista, por su parte, no dio continuidad a sus anteriores triunfos en esta misma plaza. En parte por una mayor complejidad de sus toros y en parte por una cierta falta de acople, dejó sólo ligeras pinceladas de su estilo. Sobre todo en algunas series con la derecha en el cuarto.

Y Talavante sigue sin encontrarse. Está espeso, sin ideas. Sus toros permitían un lucimiento que no hubo. A veces los llevaba a media altura, otras los conducía hacia fuera, le tocaban la muleta, variaba las distancias sin saber dónde quería hacer la faena,… Algunos detalles con la capa y la estocada en su primero, lo único destacable. Cierto que es joven y que lleva muy poco tiempo de matador. Que no es extraño que se note el cambio de escalafón. Pero cuando se ha estado en figura un año, resulta complicado justificar con la edad un cambio tan profundo en el toreo y, sobre todo, en la actitud.

Madrid (14 de mayo de 2008) - Banderilleros

De las primeras corridas de toros a las que asistí, a finales de los setenta, guardo un recuerdo difuso. Algunos nombres sueltos, vivos colores de los trajes de torero, los banderilleros bajando por las escaleras del hotel,… Y las corridas de banderilleros. Los tercios compartidos en los que, sin peones, los tres matadores formaban un triángulo equilátero dentro del ruedo y, ellos solos, se ponían el toro en suerte, banderilleaban con espectacularidad y jugueteaban después con el toro. Eran Paquirri, Víctor Mendes, El Soro, Esplá,…

Con el paso del tiempo, uno descubre otras fases de la lidia, otros resortes para la emoción. Pero los tercios de banderillas siguen ahí, en un lugar recóndito de la memoria, que se agita cada vez que suena el clarín cambiando el tercio para darle paso. Y vuelve una estampa del pasado…

También Esplá, Encabo y Ferrera compartieron los palos en sus primeros toros. Los de Esplá adornados con los colores de la bandera de Alicante, los de Encabo con la de España (vestir una banderilla con los colores de la bandera de Madrid tiene que ser un auténtico prodigio) y Ferrera con la de Extremadura, que para eso le dieron el pasado septiembre la Medalla de Extremadura, aunque haya nacido en Baleares y Perera y Talavante sean de Badajoz. Pero como estos no banderillean, no llevan la bandera de su tierra por los ruedos del mundo. O a lo mejor es que a Fernández Vara le gusta más que los otros dos, que para gustos hay colores. No es que me desagrade que se la hayan dado a Ferrera. Me alegra que en esos reconocimiento figure sin complejos el toreo. Pero digo yo que teniendo la provincia vecina tres figuran en el escalafón (aunque Talavante no ande muy fino este año), podrían haberle dado la Medalla a los tres.

En esos tres primeros toros, los toreros banderillearon en general con suficiencia, aunque sin hacer nada especialmente destacado, sin quedarse solos casi nunca en el ruedo,… Y clavando unas veces con más acierto y otras con algo menos. En sus segundos oponentes, Esplá no banderilleó, Encabo puso razonablemente los dos primeros pares y en el tercero (por los adentros) no llegó a clavar y Ferrera montó un auténtico alboroto con tres pares tremendamente vistosos: el primero, en una mezcla de moviola al encuentro, el segundo quebrando de espaldas en el centro del ruedo y el tercero al quiebro, recortando después varias veces la embestida del animal. Uno, que es poco deportista (en los personal) y un clásico (en lo del toreo), admira el derroche físico de Ferrera y siente la emoción del momento, pero añora un estilo menos circense de la suerte, más torero. Volver a los pares de poder a poder, al encuentro, los quiebros,… Y añora sobre todo que se cuadre en la cara, que es evidente que en estas nuevas suertes es prácticamente imposible y se perdona. Pero, de vez en cuando, podían hacer una excepción y poner banderillas como se ponían antes. Como dice el Cossío. Como se ven en los videos de antaño.

Sirva este largo preámbulo como excusa para lo corto de la crónica de una corrida que tuvo su momento más señalado en el tercio de banderillas de Ferrera al sexto que ha quedado relatado. A ese toro precisamente Ferrera le cortó una oreja después de una faena vibrante que comenzó citando desde el centro del ruedo y recogiendo al toro con un temple razonable. Hizo una faena vistosa aunque poco ajustada en su primera parte y se metió luego entre los pitones, para rematar con una estocada entera, bien situada y correctamente ejecutada. Hubo petición y el presidente concedió la oreja aunque algunos aficionados cabales se decían entre ellos que ese no es el tipo de toreo que más gusta en Madrid. Otro, ni aficionados ni cabales, daban por saco, pitaban y protestaban como es su costumbre. Uno se esfuerza por no oirles, pero cuesta un trabajo…

Fuera de aquello, la corrida fue tan sosa como los toros. Esplá no hizo nada especialmente reseñable, aunque lidió con soltura a ambos toros (ninguna de las dos cosas nos sorprende a estas alturas). Y Encabo tampoco brilló, El segundo fue un toro violento al principio al que consiguió templar mediada la faena, sacando algún pase suelto de cierta calidad. Pero menos de los que el público consideró que era posible con aquel animal. Y en el quinto, flojo además de soso, el matador tampoco tuvo ningún resorte especial con el que sobreponerse a aquello. Ferrera, por su parte, en el tercero, consiguió hacer pasar al toro varias veces, pero el animal se quedaba parado (en general) y muy corto (cuando pasaba). Antonio se arrimó para poner con su voluntad la que el animal no tenía, pero ni por esas.

No era este el recuerdo que uno tenía de las corridas de banderilleros. Pero tal vez Madrid tampoco sea el mejor lugar para juzgarlas en la postmodernidad.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Madrid (13 de mayo de 2008) - Sustituciones

Entrar en un cartel para sustituir a un compañero no debe ser plato de gusto.

Pero hay quien agradece la oportunidad y la aprovecha. Es lo que le sucedió a Diego Urdiales, que después de haber toreado sólo tres corridas el año pasado (entre ellas, el comentado indulto a un victorino en Logroño) ha entrado en San Isidro sustituyendo a Serafín Marín.

Y a pesar de ese corto bagaje, demostró mayor cuajo torero que casi todos los que hasta ahora han pasado por la Feria.

Su primero fue un gran toro, al que toreó con mucho gusto por ambos pitones. Bien colocado, bajando la mano, templando, gustándose y con cierta variedad. Mató muy mal y eso le privó de cortar una oreja.

Lo del cuarto fue otra cosa. Un toro de encaste Torrestrela de 645 kilos y casi seis años. Un toro, por tanto, cuya lidia en los primero tercios fue complicada, pero con el que Urdiales estuvo tremendamente serio en la faena de muleta. El toro tenía un recorrido corto, pero a base de aguantarle y de llevarle dominado consiguió robarle pases muy estimables. Valor, entrega, seriedad y buen toreo. Además de una estocada auténticamente excepcional, echándose arriba con una decisión impresionante. Oreja cortada a ley que debe abrirle más puertas.

Por su parte, Fernando Cruz dejó un buen quite en el primer toro de Urdiales. Luego, en el primero que le correspondía, estuvo como ausente, frío, sin acabar de acoplarse.

Con el quinto, al que se le dio una lidia infame, salió más decidido. Pero el toro tenía un punto violento que hizo que le punteara en casi todos los muletazos. Poco a poco fue consiguiendo la distancia y el temple para evitarlo, pero sin conseguir nada artístico.

El Capea tiene una cuadrilla auténticamente excepcional. Al nivel de las mejores que podamos ver en cualquier plaza en las corridas de las figuras. Pero el señor, como diría el clásico, no da razón a los vasallos para esta entrega. No le faltó interés y la plaza no le acogió con cariño. Pero su toreo tampoco dio razones para el alborozo. Muchos pases, pero sin especial interés. Ni por la colocación, distante, ni por el temple, ausente, ni por la gracia, que no pudimos o supimos entrever.

De momento dos modestos que no estaban en las quinielas, Joselillo y Diego Urdiales, ha hecho lo más destacado. Es lo que tiene Madrid. Para bien y para mal.

Porque, que nadie se engañe, esto es sólo la llave para que les den más oportunidades. Ganas parece que no les falta. Pero para tener el oficio, el temple y el reposo necesarios para cuajar de verdad un toro hay que torear más. Mucho más.

lunes, 12 de mayo de 2008

Madrid (12 de mayo de 2008) - Promesas

En una Feria tan larga como la se San Isidro las novilladas deben aportar un momento de sosiego, una cierta relajación en los juicios y un mayor lugar para el disfrute.

Pero algunos, en un gesto que demuestra sobre todo una tremenda falta de sensibilidad, vienen a desahogarse con los más jóvenes. Parece una revancha contra el mundo. Un modo de conjugar su mala suerte.

Lo que se ha hecho hoy con Rubén Pinar en el quinto no es de recibo. Podremos estar de acuerdo en que ha citado fuera de cacho y que no ha terminado de acoplarse con ese novillo. Pero eso no es razón para tomarla con él con la virulencia con la que lo han hecho los energúmenos de siempre del tendido siete. Alimañas humanas cuya sola existencia desprestigia nuestra especie.

Pero vamos a lo que hubo en el ruedo. Que admite críticas (¡cómo no!), pero sin insultos, descalificaciones o griterío contra quien está toreando, mientras está toreando.

Chechu no tuvo el mejor lote. Pero tampoco demostró estar cuajado. Se le notó inseguro y sin sitio con sus dos novillos. Con la capa, le puntearon casi siempre. Y con la muleta, no se copló con ninguno de sus oponentes.

Rubén Pinar en su primero cortó una oreja después de una faena en la que recibió bien al toro con el capote y comenzó la de muleta con pases de gran enjundia, destacando una trincherilla de escándalo. Luego ejecutó una faena de temple y mano bajo con la derecha (pase de pecho a cámara lenta incluido) y le costó más trabajo con la izquierda.

El quinto fue un toro más complicado, que se defendía y cabeceaba con frecuencia y con el que no brilló a la misma altura que en el anterior. Pese a lo cual estuvo muy dispuesto e intentó hacer siempre las cosas bien. Como decimos, no hay derecho a que al novillero se le convierta en un "pim-pam-pum" entre tendidos.

Y Tendero ha dejado una gran impresión en esta tarde. Tiene un toreo con la pierna flexionada de gran plasticidad y poder. Y una zurda prodigiosa. Además, torea muy bien con el capote (el recibo al sexto fue excepcional) y tiene un buen manejo de la espada. En su primero destacó con la mano izquierda en algunas series al final de la faena. Y en el sexto hizo una faena más compacta (el toro también lo permitía).

Nueva tarde, en fin, en que uno comprueba que hay Fiesta para rato. Con novilleros como estos, la permanencia está asegurada...

(Y, por cierto, quien vaya a Las Ventas que no deje de ver la exposición de fotografías del tendido alto. Todo un repaso visual a la historia de la tauromaquia).

domingo, 11 de mayo de 2008

Madrid (11 de mayo de 2008) - Mansada y oreja

La corrida de hoy da para pocas florituras.

Un breve resumen sirve para hacerse una idea.

Dolores Aguirre volvió a mandar a Las Ventas una mansada insufrible. Y ya van... Si fueran de otro encaste, los del siete habrían puesto el grito en el cielo, pero como pesan más de seiscientos kilos y tienen unos pitones descomunales les parece que están bien presentado y que eso tapa lo demás.

Pues aquí hay uno que reitera preferir toros pequeñitos y con unos pitones cómodos, pero que se muevan, acudan al cite y repitan las embestidas. Y me da lo mismo el hierro, la procedencia, quién sea su propietario y diecisiete circunstancias más. Que se muevan y que embistan.

Los de hoy, como decía un vecino de localidad en un perfecto y recio castellano, sólo sirven para uncirlos a cualquier carreta. Bonita palabra y apropiada expresión en este fin de semana de Rocío.

A partir de ahí, Robleño lo intentó con sus dos oponentes, pero tuvo un lote imposible (el peor de toros) y ya podía ponerse donde se pusiera e intentar cualquier suerte, que no había forma.

A Sergio Aguilar, por su parte, se le notó el poco oficio. Tuvo probablemente el lote menos malo y no supo aprovecharlo. No estamos diciendo ¡cuidado! que ninguno de sus toros tuvieran nada que ver con los de la corrida de ayer, a muchos de los cuales era posible hacer una faena razonable. Pero el tercero de la tarde embistió (sin dar facilidades, eso sí) y él no consiguió acoplarse. El quinto también pasaba, que tal y como estaban las cosas no era poco. Pero daba cabezazos y en ocasiones se colaba y se quedaba corto. Tampoco acabó de acoplarse. Pero dio, eso sí, una estocada hasta la bola que hizo que el toro muriera sin puntilla.

Y Joselillo, que confirmaba alternativa, fue la sorpresa para gran parte de la plaza (y el que suscribe, entre ellos). Su disposición fue absolutamente excepcional. Con su primero, un manso imposible, se colocó siempre en un sitio que obligaba al toro a pasar o llevárselo por delante, como hizo alguna vez. No se inmutó. Le obligó a pasar junto a las tablas, tratando de hacer todas las cosas bien y demostrando un valor y una decisión magníficas. Recetó una estocada hasta la bola a pesar de que el toro no dio facilidades.

Y en el último, consiguió los únicos pases templados de la tarde. Empezó la faena con un pase cambiado en el centro del ruedo y con una serie de derechazos. Pero se llevó pronto la muleta a la mano izquierda y logró algún natural lento y sentido. Lo cual, con un toro manso como los demás es toda una heroicidad. Luego, volvió a la derecha, por donde el toro se empezaba a quedar corto y a defenderse. A pesar de eso, aguantó el tipo, obligó y mandó al toro y le sacó dos series con mucho valor y templanza. Después de una estocada entera algo desprendida entrando muy de verdad, hubo una razonable petición de oreja y el Presidente la concedió.

¿Generosa? Probablemente. Pero Joselillo ha estado como tiene que estar un torero que viene a Madrid a confirmar. Y ha sacado a sus dos toros lo que tenían. ¿Se va a criticar que cuando además hay petición se le dé una oreja?

Pues eso.

Madrid (10 de mayo de 2008) - El Catedrático

La corrida de ayer, en casi cualquier otra plaza, no se hubiera celebrado. En Sevilla el mes pasado, sin ir más lejos, se suspendieron corridas con menos motivos. Había estado lloviendo todo el día, a ratos con vehemencia. Pero media hora antes, más o menos, cesó la lluvia. El cielo continuaba encapotado, el día frío y los ánimos muy poco propicios para el festejo. Pero se quitaron las lonas y el pisoplaza apareció inmaculado, perfecto para los toreros. Y se decidió tirar pálante.

A partir de ahí sólo hubo algunos momentos con muy ligeras gotas, pero fue algo breve y menudo. Sin importancia.

Lo que ocurrió en el ruedo, sin embargo, sí tuvo su enjundia. Y lo tuvo, básicamente, porque hubo toros. Que permitían el toreo. Con sus dificultades e imperfecciones, pero haciendo posible, con colocación, oficio y voluntad, el viejo rito.

Sin embargo, a los toreros se les notó una cierta imposibilidad para estar por encima de sus oponentes en el modo en que esta plaza lo requiere. Y no es que no hubiera pasajes de buen toreo o falta de voluntad o de motivación. Es que siempre quedó la sensación de que debía haber ocurrido algo más, que el guión debía haber sido algo distinto.

Eso sucedió, por ejemplo, con Manolo Sánchez en su primero. Tuve que verlo desde las pantallas interiores porque llegué unos minutos tarde y aquí son estrictos prohibiendo el acceso, aunque estés junto al lado de las escaleras (bien hecho por los acomodadores). Y cotejé luego la opinión con algún aficionado que sí había estado en el tendido, que tenía las mismas sensaciones. El toro, al que se le hicieron bien las cosas durante la lidia, había mostrado algún signo puntual de debilidad. Y al llegar a la muleta, Manolo Sánchez se lo llevó al centro del ruedo y comenzó su faena con la derecha, a media altura, sin obligarle. El toro iba de dulce, y el toreo tenía sabor. Los muletazos bien trazados, las series largas y amplios descansos entre serie y serie para que el toro se repusiera. Pero al no obligarle, se quedaba todo a medio gas. Cuando había la sensación de que no se hubiera caído, y de que hubiera aguantado una faena más de verdad. Al echarse la muleta a la izquierda (el mejor pitón del toro) tardó en acoplarse, pero cuando lo hizo y echó abajo el engaño consiguió los momentos más lucidos. Al final, encima mató mal. Con lo cual, que tuvo un toro como el que probablemente no vuelva a tener en Madrid, y no tuvo la decisión, la claridad, el valor o el conocimiento torero para deslumbrar al público. Muy mala señal cuando se trata de un torero con tantos años de alternativa y que no puede desperdiciar una oportunidad así si de verdad quiere dejar alguna huella en los años que le queden como matador.

Su segundo fue más complicado, y aunque lo intentó por ambas manos, lo hizo sin la colocación adecuada y sin convicción. Tampoco superó al toro.

Eugenio de Mora estuvo dispuesto toda la tarde y dio pases. Muchos pases. Pero que recordemos… Bueno, si caigo ya se lo digo luego. Vamos, que hubo mucha cantidad, pero poca sustancia. Su primero, aunque algo flojo, era un toro con clase. Pero Eugenio no se colocó bien en los cites, tiró de él con mucha violencia y vaciaba los pases hacia fuera. Todo lo cual condujo a que la faena careciera de hondura y el toro acabara en el suelo varias veces por la combinación de su flojera y de la violencia del torero. En las notas apunté que se le debía agradecer el esfuerzo, pero que hizo una faena muy vulgar. Tal vez sea exagerado, pero no se me ocurre tampoco ahora una forma mejor y menos dolorosa de resumirlo. Con la espada, fatal.

En el quinto, un toro que fue bien al caballo, no terminó de acoplarse con la muleta. El toro iba un poco rebrincado y cabeceando. Pero cabe la duda de qué hubiera pasado si se hubiera colocado en su sitio, le hubiera aguantado y obligado por abajo. Por que cuando lo hizo con la izquierda, casi al final de la faena, el toro humilló. Nuevamente, después del bajonazo, nos quedó la sensación de que había más juego en el toro.

Por su parte, Antonio Barrera tuvo una actuación decorosa, demostrando unas notables dosis de valor. Aunque a sus faenas le faltaron empaque. A su primero lo recibió en el centro del ruedo con un pase cambiado escalofriante (algún día habrá que hablar de cómo, cuándo y por qué hay pases que se pone de moda…). Luego, dio un par de series con la derecha trayéndose bien al toro, aunque sin demasiado ajuste. Por la izquierda no logró acoplarse y cuando volvió a la derecha el toro ya se quedaba corto. Finalizó con unas manoletinas impresionantes a un toro que aún venía con cierto tranco, rematando con un vistoso adorno. Después de una estocada casi entera el toro se fue a morir a chiqueros.

Al último de la tarde lo recibió con verónicas bastante aceptables, una de ellas especialmente honda. Con la muleta, volvió a citar al toro desde el centro del ruedo, pero esta vez para ligar una tanda de derechazos. Siguió con varias series con esa misma mano, dando también mucha distancia. Con la izquierda, nuevamente, hubo menos ajuste. Pero lo cierto es que el toreo con la diestra, por la distancia, llegó fuerte a los tendidos, que a la muerte del toro pidieron una oreja que no se concedió.

Personalmente creo que al torero de Barrera le falta profundidad, hondura y ajuste. Pero no es de recibo que, cuando estaba siendo ovacionado por una buena parte de la plaza al finalizar una serie en el tercero, alguien gritara: “¡Hoy aquí huele a pueblo!”. ¿A qué tipo de pueblo? ¿A villa manchega? ¿Pueblo blanco andaluz? ¿Puerto pesquero de levante? El tipo aquel, que no tenía, por cierto, ni voz ni hechuras de catedrático, quiso empequeñecer el elogio. Acto ruin en sí mismo, pero más si se hace asociando el pueblo con la vulgaridad. ¿O es que Camas –Romero y Camino- es capital de provincia? ¿Y Jerez –Paula-? ¿Borox –Domingo Ortega-? ¿Galapagar –José Tomás-? ¿Chiva –Ponce-? ¿O es que hay alguna figura que haya nacido en París, Londres o Nueva York y aún no nos hemos enterado?

¡Vaya fauna!

Madrid (9 de mayo de 2008) - Otra de nada

Segundo festejo y nuevo fiasco.

Nada reseñable de una tarde nublada y fresca (y parece que es lo que va a tocar en estos primeros días).

Los toros, sosos, flojos y descastados.

El Fundi lo intentó, puso buena voluntad, intentó hacer una lidia ordenada y demostrar otras virtudes varias de su oficio y torería. Pero torear, lo que tradicionalmente se ha venido conociendo por torear, no toreó mucho. Y no por falta de ganas (como ha quedado dicho) sino porque los cornúpetas que a la sazón le tocaron en suerte no colaboraron lo más mínimo como es su obligación, no legislada por Cámara alguna, pero sí por la tradición amasada a lo largo de los siglos. Vamos, que sin toros no hay quien haga lo más mínimo. Quedan para el recuerdo, eso sí, dos buenas estocadas, y a la primera, a cada uno de sus toros.

López Chaves también lo intentó, pero su primero debía ser hermano, o primo o pariente lejano por vía de semental de los de El Fundi, decidió solidarizarse con ellos en el comportamiento e igualar el nivel por abajo. Más o menos como en la educación actual. Me cabe la duda, no obstante, de si hubiera podido dar de sí con puyazos más severos o dándole algo más de distancia. El quinto (también de la familia de los anteriores) como era más flojo o menos vergonzoso y se caía cuando le dolían las patas, lo devolvieron los cabestros a chiqueros después de haber recibido dos pares de banderillas. El sobrero era un regalito de cinco años y nueve meses que, como no podía ser de otra manera, desarrolló sentido y puso en ciertos apuros a la cuadrilla durante la lidia, en parte por su actitud y en parte por la actitud de los subalternos, que daba la impresión de que se pusieron a la defensiva desde que les enseñaron los datos de nacencia del susodicho. Como curiosidad, al descabellar a su primero, el estoque voló hacia el callejón (menos mal que no había nadie allí...). Los de barrera pasaron un mal rato. Si además de aburrirse, tenían que soportar un golpe de verduguillo, la tarde no tenía ninguna gracia...

César Jiménez trató igualmente de hacer las cosas bien. E incluso dio algún lance de recibo a su primero y algún pase en condiciones con la muleta. Pero los toros tampoco le ayudaron, no se sabe si por solidaridad con los de su especie y casa matriz o por joder. Se colocó bien en los cites y trató de demostrar que, sabe, quiere y puede, si le echan algún toro en condiciones. Lo que no tiene perdón es que después del tiempo que se ha pasado con Joselito dé el sainete que dio con la espada.

Y así transcurrió la tarde.

Alguno se marchaba comentando que ya lo sabía él, que con estos carteles... Vamos, que si se diseñan buenos carteles (de toros y toreros) y al final la cosa no resulta, pues es mala suerte. Pero si ya sobre el papel el asunto no tiene interés, uno compra las entradas porque están en el abono y sólo renovándolo tiene acceso a los ocho o diez festejos que realmente quiere, y cuando va, efectivamente se aburre, pues duele más. Pero esto es lo que han diseñado en cuadrilla entre la CAM y los empresarios. Y a los demás, sólo nos queda organizarnos o aguantarnos. Y teniendo en cuenta lo que hay en los tendidos es mucho mejor aguantarnos.

jueves, 8 de mayo de 2008

Madrid (8 de mayo de 2008) - La primera en la frente

Hay poco que explicar de esta tarde.

Quienes hayan grabado la corrida de la TV, pueden borrarla íntegramente. Quienes no hayan acudido por pereza a pesar de tenerla en el abono, seguro que han invertido mejor su tiempo. Y sólo los que hayan comprado la entrada de reventa tienen derecho a sentirse estafados. Porque había muchos claros en la plaza (sobre todo en sombra -se nota que la crisis ha llegado y las empresas no han comprado los abonos como temporadas anteriores-) y porque el desarrollo de la tarde sólo producía sopor. Mucho sopor.

Podríamos ponernos exquisitos y decir que Antón Cortés en su primero lo intentó con la capa y la muleta, pero que el toro (muy blando) se defendía e impedía el lucimiento. Y que con el cuarto hizo lo único vistoso de la tarde, tanto con la capa (de recibo y en las verónicas del quite) como en la muleta, citando de largo al principio y tratando de engancharle luego en series por ambos pitones. Pero que los destellos de su gracia fueron intermitentes, esporádicos.

Y también podríamos hablar de el Gallo, y de cómo le hemos visto más dispuesto que en otras ocasiones, aunque con un resultado similar. Que con el segundo, flojo, no tuvo mucho que hacer, porque se apagó muy pronto. Y que el quinto tampoco dio posibilidades y aunque intentó justificarse, aquello se hacía eterno sin sentido.

E incluso se nos podría ocurrir hablar de Amblel Posada. Recordar que devolvieron el tercero y que en su lugar salió un animal de cinco años y medio con malas intenciones y que sembró el desconcierto en el tercio de varas (¡menos mal que los monosabios hicieron bien los quites!; apunto estuvimos de tener que dar cuenta de alguna desgracia). Y de cómo este toro acabó sirviendo tan poco como los de la ganadería titular (Martelilla, que no había quedado reseñada hasta el momento). Y que en el sexto, protestado de salida por chico y lego por flojo, trató de hacer faena a media altura para que el toro no se derrumbara, pero ni por esas. Por lo que al final, nos quedamos con breves apuntes del cuarto que tampoco merecen constar de forma perpetua en los anaqueles de la historia de la tauromaquia.

Pero lo que de verdad nos suscita esta tarde son algunas preguntas. Pocas, pero esenciales (al menos a nuestro parecer):

1.- ¿Por qué los toros están dando en general peor juego y se están cayendo más que el año pasado en todas las ferias? ¿Tiene algo que ver la subida del precio de los cereales? ¿Se les ha cambiado la alimentación? ¿Alguien piensa dar una respuesta?

2.- ¿Es razonable que la primera ovación de la feria sea para Florito por el modo de devolver un toro, aunque sea con una maestría inigualable? ¿Por qué no se intenta llevar a los toros que se devuelven a los chiqueros a punta de capote antes de sacar los cabestros y se reservan estos sólo para cuando sale un toro manso que hay que devolver? ¿No sería más rápido y eficaz?

3.- ¿Cabe mayor ruindad que abuchear de forma constante durante la lidia a un torero modesto porque el toro sea más o menos grande? Hacerlo con una figura es una falta de educación, pero con los modestos, ¿no es un maltrato infame? ¿Puede pitarse que un torero trate de salirse a los medios a torear a un toro porque a algunos no le parezca suficientemente aparatoso?

miércoles, 7 de mayo de 2008

Sevilla (4 al 7 de abril de 2008) - Ratificaciones y sorpresas

Queda ya lejano (más de un mes hace) el fin de semana en Sevilla por la Feria. Pero quede constancia de lo que sucedió en un breve resumen, más escueto y prosaico y sin la brillantez con la que nos ha deleitado José María, pero para dejar un par de cosas claras antes del inicio de San Isidro.

Fueron cuatro tardes interesantes, aunque más sobre el papel que en lo que realmente pudimos ver (salvo a dos toreros).

La tarde del viernes 4 demostró que Javier Conde necesita mucha inspiración y un toro muy a modo. Le hemos visto en ocasiones (contadas) apuntes de su peculiar torero, pero es prácticamente imposible que lo realice en una gran Feria y en una Plaza de Primera.

Castella y Talavante este año no están a la altura de lo que apuntaron el año pasado. Siguen demostrando en ocasiones un valor y unas cercanías que asustan, pero ni tienen sitio ni ven con claridad a los toros. Sus oponentes no eran de triunfo grande, pero tampoco estuvieron como otras veces.

Todo lo contrario que Perera y Manzanares, que en la tarde del sábado 6 demostraron que son los dos toreros jóvenes de más interés en la temporada. Con Ponce y el Juli (por su maestría), José Tomás (por su liturgia) y Morante (por la esencia) son los que más kilómetros de carretera merecen para seguirlos.

La tarde del día 6, como digo, permitió ver a tres toreros en sazón. El Juli, con el peor lote, arrancó una oreja de ley a su primero, un toro complicadísimo al que hizo una faena de poder, arrimándose muchísimo y extrayendo más de lo que el animal estaba dispuesto a dar. Y todo sin aspavientos ni extravagancias. Con pureza y madurez.

Manzanares tuvo en el quinto a un toro manso que huía y con el que pudo hacer muy poco, sólo apuntes. Lo genial estuvo en el segundo, al que (hasta que se rajó) instrumentó unas tandas de una belleza imposible. Su estilo es de los más depurados. Su arte profundiza en la escuela de su padre, pero haciéndolo más puro, desde una distancia más ajustada y con un valor más sereno.

Y Perera, nuevamente, dio la gran dimensión de torero que es. La faena al sexto fue simplemente genial. Es un torero de una profundidad única, con un temple excepcional y que baja la mano de forma inverosímil. Le hemos visto grandes faenas en lo que va de año. La de ese día en la Maestranza ha sido una de las mejores.

El día 7 fue de bajón. Los toros fueron flojos y descastados. Y Finito y Salvador Cortés no hicieron nada destacable (algunos apuntes de Cortés a su primero, pero más por su voluntad de estar bien que porque hubiera algo que sacar de "aquello"). Morante, por su parte, hizo una faena genial en su primero. No una faena redonda ni completa, sino una faena propia de un genio. Con pinceladas únicas y un estilo añejo trufado con su peculiar concepto que nos hizo vivir momentos (pocos, eso sí) interesantes.

Y el 8 hubo nueva ración de un "jamón" que demostró no estar en su mejor momento. Ponce lo intentó, pero los toros le impieron hacer nada. Castella lo intentó también, pero los toros no ayudaron y su frescura tampoco es la de otras veces. Y Manzanares... dio una auténtica lección en el sexto. Bajo una auténtica manta de agua hizo una faena sublime de temple y arte, de colocación, aguante, templanza,... Sencillamente único.

En resumen, que Perera y Manzanares salen reforzados, Castella y Talavante muy tocados, Ponce inédito por manifiesta falta de posibilidades de sus oponentes, Morante sigue dejando apuntes de su tauromaquia única (aunque le falta rematar una gran faena este año) y el Juli demuestra un pundonor de novillero, junto con una técnica, arte y madurez que sólo están al alcance de los grandes maestros.

domingo, 4 de mayo de 2008

27 de Abril de 2008

Hros. de D. Salvador GuardiolaPARA
AGUSTIN DE ESPARTINAS

FERNANDO DEL TORO
ABEL VALLS

Última novillada y primera de Abril, porque la de feria fue aún en marzo y la anterior fue cancelada por la eterna lluvia aunque los novilleros irán recuperando su hueco en los "desalojos" preparados al efecto, así podremos disfrutar a Pepe Moral hoy, aunque perdamos en competencia entre comarcas de Sevilla, que llenan la Plaza, será interesante el duelo con la otra figura del escalafón: Rubén Pinar.

Gran entrada a pesar del sofocante sol subsahariano y de la retransmisión por Televisión, Espartinas tiene una gran afición, a la sombra de los Espartacos y su preciosa plaza a mitad de camino entre el tentadero y la Maestranza, y trajo convoyes de autobuses para ver la despedida de Agustín de Espartinas que hizo lo más notable de la tarde.

Se estrena la posibilidad de ver en los corrales la corrida enchiquerada con un baile de hasta 4 novillos de Guardiola, y entrando en el cartel 2 novillos del Conde de la Maza.

Nos habían hablado bien de Abel Valls, pero lo vemos demasiado alto, así que con estos novillos juega con ventaja porque puede matarlos desde la grúa o del satélite, aunque pasara algún que otro apuro. Sólo en los toros que hundan el hocico y repitan mucho podrá alargar las embestidas y dibujar círculos más largos alrededor del rascacielos que es. No es torero, pues, apto para todos los toros y menos para los novillotes. Al tener el centro de grevedad muy alto, lo campanean fácilmente, lo que sucedió con susto en su último toro hasta 2 veces, y de la segunda pudo salir muy mal parado.

Creo que Fernando del Toro pudo haber sacado más de su lote, no sabe matar, entra y a mitad del camino se va, arrepentido, pudo frenar su carrera con un toro al corral, no es cuestión de carretón, sino quizá de exceso de carretón, sucede que el toro muge y mata, y el carretón es un carricoche, debe torear más y lanzarse con decisión. Le toco un mal lote, estuvo por encima de él y apunta maneras estéticas, tiene un nombre artístico o no, bonito para esto. Esperémosle.

Agustín de Espartinas ya es matador de toros, empezó a trabajar en esto el día del obrero y ciertamente ya el año pasado se le veía con mucho oficio, al primero de su lote un toro con sentido le pudo sin problemas, y en el segundo hubo pasajes muy vibrantes, pero que pudieron ser más, la Plaza dio una oreja, yo creo que excesiva, pero era la despedida, aunque hay que reconocer que hubo tandas de derechazos estupendas y, sobre todo, un cambio de mano de los que Manzanares ha puesto otra vez de moda, precioso, que lo valía todo por lentitud y temple.

Todos los novilleros en novilleros, con viajes a portagayola (algunos demasiado lejos, como Abel Valls, que tiene las proporciones distorsionadas por circunstancias de la naturaleza y que casi se fue a la boca de riego en lugar de al tercio) e intentándolo mucho.

Los toros, ya de Guardiala, ya del Conde, lamentables. Salvo el Segundo de Agustín de Espartinas.

Como me perdí los Victorinos aún no he visto un toro bravo y el que lo es se cae ¿es la crisis y el precio del pienso, es la fatiga de una temporada anterior con muchos festejos? ¿Es que toca?

Como en Madrid van a matar más de 200 toros ahora en Mayo, podremos sacar conclusiones, porque artísticamente y salvo un par de tardes, albergamos pocas esperanzas isidriles, aunque nunca se sabe...

A ver si hoy disfrutamos, en esto de las novilladas, disculpen la brevedad, pero hay que ir aireándose con otras actividades primaverales.

Hoy empezamos a las 19:00: como en Madrid.