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martes, 25 de septiembre de 2018

Democracia, Tauromaquia y Referendum


El pasado viernes 21, Pablo Iglesias manifestaba la conveniencia de realizar un referéndum sobre la tauromaquia. Según informa El Mundo afirmó que él no puede imponer un criterio a todo el mundo, por lo que es un asunto que debería decidir la mayoría a través de una consulta. "Estaría bien preguntar a la gente. En esto habría que ser demócratas".

Esto es, él no cree que pueda imponer su criterio, pero cree que la mayoría a través de una consulta sí puede (debe) hacerlo, ya que eso es lo democrático.

El concepto de democracia que parece deslizarse de estas palabras no sólo es terriblemente simplón, sino extremadamente peligroso. La opinión de uno no puede ser impuesta a todos los demás, pero la opinión de la mayoría sí.

Pues no. Para nada. Eso no es democrático sino totalitario. Lo democrático es que cada cual pueda vivir conforme a sus ideas, criterios y principios siempre que con ello no contravenga unas mínimas normas de convivencia. ¿Se imagina alguien que sometiéramos a referéndum qué religión, orientación sexual o ideología política prefieren los españoles? Y que aquella que resultara mayoritaria se impusiera y tuviera que ser asumida por todos…

La democracia es un sistema en el que gobierna la mayoría, pero en el que lo hace con determinados límites. Y, entre ellos, dos imprescindibles: el respeto a los derechos individuales y a las minorías.

El debate sobre la tauromaquia es, al fin y al cabo, el debate entre quienes consideran que no cabe infringir ningún daño a los animales y quienes creemos que por razones alimenticias o culturales los animales pueden ser tratados de un modo conforme a su naturaleza (no igual, por tanto, un perro que un toro de lidia, ni un mosquito que un jabalí), aunque ello implique en determinados casos su muerte (en mataderos, en plazas de toros o en cotos de caza, por poner algunos ejemplos). Un referéndum sobre la tauromaquia supondría que una eventual mayoría contraria a la tauromaquia puede imponer su visión sobre la relación del hombre con los animales al resto. ¿Y podría un referéndum posterior prohibir vender carne de cerdo, o de vaca, o de cordero, como propugnan los mismos que pretenden la abolición de la tauromaquia? ¿O no efectuar pruebas médicas con animales aunque con ello se imposibilitara o retrasara enormemente el avance científico y se impidiera salvar vidas humanas?

Un referéndum sobre la tauromaquia no es democrático porque supondría tratar de imponer una determinada visión del hombre sobre otras, porque supondría determinar qué manifestaciones culturales deben prohibirse (¿podría ser objeto de referéndum prohibir el arte abstracto, el rap, la música gregoriana,…?).

Como ciudadanos, antes que como aficionados a los toros, debemos llamar la atención sobre los peligros que suponen los que proponen la prohibición de la tauromaquia. Se trata de imponer una visión del mundo, de la relación entre las especies, de la cultura, de la propia naturaleza del ser humano y su capacidad de dominar el mundo y servirse de otras especies con responsabilidad y discernimiento ético,…
No, no es la tauromaquia lo que está en juego. Es la libertad. Y la democracia. Que no consiste en que una mayoría imponga sus criterios, sino en que cada uno pueda vivir conforme a los suyos siempre que con ello no impida un espacio igual de libertad de otro ser humano.