Después de que Finito estuviera poco acertado con el primero de la tarde, la italiana que estaba sentada en la localidad contigua me preguntó que por qué la gente protestaba. Traté de explicarle aquello de la quietud, el aguante, el arte,… Creo que lo comprendió porque, poco después, en la faena de Morante al segundo, instantes antes de que resultara cogido, soltó un ¡Vaya torero más valiente!
Morante este año es, sobre todo, un torero valiente. Además de genial en la ejecución de los lances, de único con su toreo a la verónica, de personalísimo andando a los toros, de rotundo toreando en redondo, de intuitivo en los remates de las series,… Además de todo eso, es uno de los más valientes del escalafón. Porque se pone donde muy pocos y se pasa al toro muy cerca y de verdad. No metiéndose entre los pitones (que también tiene lo suyo), sino cruzándose, citando y aguantando. Si el toro pasa, obra de arte. Si no, olor de enfermería.
A Morante los toros le cogen toreando, poniéndose en el sitio, aguantando tarascadas. El de El Torreón (no creo que César Rincón esté particularmente contento con la corrida) fue incierto y descastado, como sus hermanos. Morante le había recibido con verónicas en el saludo, de las cuales hubo dos de cartel. Y otras dos más en el quite, gustándose, a compás. El comienzo de la faena fue con unos torerísimos ayudados por alto, toreando con todo el cuerpo, y un pinturero pase del desprecio. Templadísima la serie con la mano derecha, al llevarse la muleta a la izquierda, el toro le prendió y volteó con muy malos modos. Aguantó en el ruedo, le reanimaron y, tras varios minutos en los que no se sabía si continuaría la lidia, cogió la espada de verdad y le recetó una estocada casi entera.
Con esto se acabó la corrida. Finito, después de mitin del primero, al cuarto lo hizo ir en varias series sin ajuste ni templanza. Con el sexto, estuvo más tiempo delante de lo que merecía el marmolillo y tampoco sacó nada en claro. No parece que esté en su mejor momento este torero.
Manzanares tuvo una gran disposición pero un lote parejo con el resto de la corrida. O sea, pésimo. Al tercero lo lanceó bien a la verónica y le sacó una buena serie con la derecha antes de que el toro dimitiera de embestir y huyera a las tablas. Con el quinto, la faena empezó floja por las condiciones del toro y creció algo, con un par de tandas buenas con la derecha, pero poco más. A diferencia de otras tardes, José María estuvo bastante dubitativo con los aceros: al primero lo mató de una buena estocada, pero después de un pinchazo, y al quinto lo pinchó repetidamente.
Una tarde, en fin, de infortunio y de toros sin clase y sin fuerza.
No fue la mejor tarde para que la italiana se aficionara a los toros. Pero, al menos, aprendió lo que es un torero valiente.
sábado, 29 de agosto de 2009
jueves, 27 de agosto de 2009
Puerto de Santa María (23 de agosto de 2009) - Sorteos e infortunios
Ya comenté el año pasado al hablar de la corrida de la ganadería Marqués de Domecq en San Isidro que uno, que siempre tiene cierta tendencia a ponerse del lado de los toreros, cuando los toros que se lidian se han visto en el campo y se conoce a los ganaderos se escora algo más hacia la defensa del animal, a tapar sus defectos, a intuir en el comportamiento de los toreros alguna razón por la que no aprovechen del todo la corrida.
Lo cierto es que los toros de la goyesca del Puerto no fueron buenos. Y tengo la certeza de que no es eso lo que el ganadero está buscando y que es tan difícil de alcanzar en una labor tan compleja como la cría del toro bravo.
Pero no todos los toros fueron iguales. Y no todos (toros y toreros) tuvieron la misma suerte en el emparejamiento de la mañana.
Morante, por ejemplo, tuvo muy mala suerte. El primero, descastado y escasísimo de fuerzas, no sirvió. A pesar de eso, le recetó algunas buenas verónicas y dejó un gran comienzo de faena, que demostró su excelente estado de forma y las ganas con las que está a pesar del descomunal número de tardes que está toreando este año.
El cuarto, que se hubiera dejado un poco más, se dio una tremenda voltereta después del puyazo que le afectó claramente a su comportamiento. Antes, Morante dejó un ramillete de verónicas de ensueño. Con la muleta, nuevamente, sólo pudimos comprobar su maestría en un comienzo por ayudados por alto y pases del desprecio con una cadencia única.
Con el Cid, sin embargo, los que tuvieron mala suerte fueron los toros. Le tocaron los dos mejores toros de la tarde, que sin ser sensacionales, permitieron estar y sacarles toreo del bueno con capote y muleta. Y el Cid sacó algún lance estimable y algún muletazo de calidad. Pero está sin sitio, sin ver a los toros, sin cogerles la distancia, sin templar,… El Cid, que es un grandísimo torero, está pasando un bache toda esta temporada. Algo que le ha pasado a muchos toreros y que esperemos que acabe pronto, pero entretanto uno tiene la sensación de que muchas mañana la suerte se pone de su lado, y eso significa que por la tarde los toros no le corresponden a quien están en mejor momento.
Por otro lado, mencionar una vez la excelente cuadrilla del de Salteras. Grandísimos Boni y Alcalareño en ambos toros, pero sobre todo en el quinto (Boni con el capote y Alcalareño con los palos) la compenetración y el reparto de papeles es excepcional.
Al segundo de la tarde lo lanceó bien Cid de recibo y le hizo un quite mejorable. Después de un gran tercio de banderillas dio una buena serie con la mano derecha y otra con la izquierda. El toro parecía que hacía el avión, pero daba también la sensación de que tenía fracturada la mano derecha y que eso le impedía embestir mejor. Además que, aunque tenía nobleza, le faltaba fondo para emplearse y repetir. El Cid no acabó de sacar los bueno que tenía el toro (que no era mucho, pero algo más había) y aunque dio muchos pases, no acabó de conectar con el público.
En el quinto no hubo prácticamente toreo vistoso con el capote. Después de un tercio genial de banderillas Manuel Jesús dio dos series muy buenas con la derecha en el centro del ruedo. A partir de ahí, el torero se embarulló con las distancias y el toro fue a menos, con lo que nos quedamos con sólo un aperitivo de toreo con la muleta.
Castella, por su parte, está mucho mejor este año que el pasado. Con mucha más disposición y algo más de sitio. En el tercero cortó una oreja después de una faena de interés. Comenzó con ayudados por alto ajustados y sin moverse un ápice. Luego, un par de series buen y un tremendo arrimón en el que, aunque sin ligazón, consiguió sacar pases de enjundia a un toro que no era fácil. Mató de una gran estocada.
En el sexto se le notaba realmente motivado para cortar otra oreja y poder salir a hombros. Pero no pudo ser. No hubo prácticamente toreo con el capote. Se le picó poco y Curro Molina nos deleitó con pares de banderillas de mucho mérito. Castella empezó con doblones por bajo y luego empezó a toreros en redondo, primero con algunos enganchones y luego más limpio. El toro tenía su guasa (primero por complicado y luego porque se rajó) y la faena se fue complicando, sin que aquello acabara de cuajar.
Tarde, en fin, con algunos detalles. Pero en la que la expectación era muy grande y salimos con la sensación de que con toros más claros hubiéramos visto mucho más toreo (el momento de Morante y Castella permiten albergar todas las esperanzas).
Para el ganadero, la tarde no fue buena. Pero creo que da para analizar en detalle algunos comportamiento de interés de varios toros y ver cómo se pueden potenciar esas virtudes ajustando el coupage de vacas y sementales. Afición no les falta. Estoy seguro que veremos muchos toros interesantes de esta ganadería en lo que queda de temporada y en las siguientes.
Lo cierto es que los toros de la goyesca del Puerto no fueron buenos. Y tengo la certeza de que no es eso lo que el ganadero está buscando y que es tan difícil de alcanzar en una labor tan compleja como la cría del toro bravo.
Pero no todos los toros fueron iguales. Y no todos (toros y toreros) tuvieron la misma suerte en el emparejamiento de la mañana.
Morante, por ejemplo, tuvo muy mala suerte. El primero, descastado y escasísimo de fuerzas, no sirvió. A pesar de eso, le recetó algunas buenas verónicas y dejó un gran comienzo de faena, que demostró su excelente estado de forma y las ganas con las que está a pesar del descomunal número de tardes que está toreando este año.
El cuarto, que se hubiera dejado un poco más, se dio una tremenda voltereta después del puyazo que le afectó claramente a su comportamiento. Antes, Morante dejó un ramillete de verónicas de ensueño. Con la muleta, nuevamente, sólo pudimos comprobar su maestría en un comienzo por ayudados por alto y pases del desprecio con una cadencia única.
Con el Cid, sin embargo, los que tuvieron mala suerte fueron los toros. Le tocaron los dos mejores toros de la tarde, que sin ser sensacionales, permitieron estar y sacarles toreo del bueno con capote y muleta. Y el Cid sacó algún lance estimable y algún muletazo de calidad. Pero está sin sitio, sin ver a los toros, sin cogerles la distancia, sin templar,… El Cid, que es un grandísimo torero, está pasando un bache toda esta temporada. Algo que le ha pasado a muchos toreros y que esperemos que acabe pronto, pero entretanto uno tiene la sensación de que muchas mañana la suerte se pone de su lado, y eso significa que por la tarde los toros no le corresponden a quien están en mejor momento.
Por otro lado, mencionar una vez la excelente cuadrilla del de Salteras. Grandísimos Boni y Alcalareño en ambos toros, pero sobre todo en el quinto (Boni con el capote y Alcalareño con los palos) la compenetración y el reparto de papeles es excepcional.
Al segundo de la tarde lo lanceó bien Cid de recibo y le hizo un quite mejorable. Después de un gran tercio de banderillas dio una buena serie con la mano derecha y otra con la izquierda. El toro parecía que hacía el avión, pero daba también la sensación de que tenía fracturada la mano derecha y que eso le impedía embestir mejor. Además que, aunque tenía nobleza, le faltaba fondo para emplearse y repetir. El Cid no acabó de sacar los bueno que tenía el toro (que no era mucho, pero algo más había) y aunque dio muchos pases, no acabó de conectar con el público.
En el quinto no hubo prácticamente toreo vistoso con el capote. Después de un tercio genial de banderillas Manuel Jesús dio dos series muy buenas con la derecha en el centro del ruedo. A partir de ahí, el torero se embarulló con las distancias y el toro fue a menos, con lo que nos quedamos con sólo un aperitivo de toreo con la muleta.
Castella, por su parte, está mucho mejor este año que el pasado. Con mucha más disposición y algo más de sitio. En el tercero cortó una oreja después de una faena de interés. Comenzó con ayudados por alto ajustados y sin moverse un ápice. Luego, un par de series buen y un tremendo arrimón en el que, aunque sin ligazón, consiguió sacar pases de enjundia a un toro que no era fácil. Mató de una gran estocada.
En el sexto se le notaba realmente motivado para cortar otra oreja y poder salir a hombros. Pero no pudo ser. No hubo prácticamente toreo con el capote. Se le picó poco y Curro Molina nos deleitó con pares de banderillas de mucho mérito. Castella empezó con doblones por bajo y luego empezó a toreros en redondo, primero con algunos enganchones y luego más limpio. El toro tenía su guasa (primero por complicado y luego porque se rajó) y la faena se fue complicando, sin que aquello acabara de cuajar.
Tarde, en fin, con algunos detalles. Pero en la que la expectación era muy grande y salimos con la sensación de que con toros más claros hubiéramos visto mucho más toreo (el momento de Morante y Castella permiten albergar todas las esperanzas).
Para el ganadero, la tarde no fue buena. Pero creo que da para analizar en detalle algunos comportamiento de interés de varios toros y ver cómo se pueden potenciar esas virtudes ajustando el coupage de vacas y sementales. Afición no les falta. Estoy seguro que veremos muchos toros interesantes de esta ganadería en lo que queda de temporada y en las siguientes.
sábado, 22 de agosto de 2009
A vueltas con la Presidenta
Volvemos mañana a la Plaza Real a ver a Morante (esperemos que la sustitución de esta noche en Málaga no le impida descansar como corresponde). La rapidez de su recuperación ha sido extraordinaria y parece que no ha perdido el sitio ni la ilusión. Veremos.
Entretanto, leemos en Burladero.com que el equipo de Presidentes y Veterinarios de la Plaza han hecho público un comunicado para defender a la imbécil. Sí, a la que le negó la segunda oreja a Morante pese a la petición unánime de la plaza y después de haber sufrido la cogida en el muslo.
El comunicado, textualmente, y según el citado portal, dice así:
"Ante las críticas, abucheos, injurias, intromisiones en su vida personal y profesional e insultos recibidos por la Sra. Ana Alonso Lorente, Presidenta de esta Plaza de Toros, a raíz de la no concesión de la segunda oreja al diestro Morante de la Puebla el día 7 de Agosto, los Veterinarios, Delegados Gubernativos y Presidente de esta Plaza, queremos poner de manifiesto lo siguiente:
1º/ Nuestro apoyo sin condiciones a la Sra. Ana Alonso Lorente, ya que consideramos que su actuación tanto en los reconocimientos previos de la reses a lidiar, como su labor en el palco, están siempre marcadas por su celo profesional en el cumplimiento del reglamento taurino, su afición, su independencia, su honradez y su integridad, aparte de los errores que como cualquier ser humano pudiera haber cometido.
2º/ Que desde su nombramiento hace cuatro años, con independencia de sus aciertos o errores, viene sufriendo tarde tras tarde por parte de algunos medios de comunicación, una campaña de acoso y derribo a todas luces injusta y malintencionada, que esperamos no tenga nada que ver con su condición de ser la primera mujer que ocupa la presidencia de esta histórica Plaza, con su intención de darle seriedad al palco, ni con su lucha en los corrales por querer recuperar el toro serio, que la afición de El Puerto viene reclamando y que esta histórica Plaza merece.
3º/ Que puede ser que el día 7 de Agosto, Ana Alonso, pecara de falta de sensibilidad hacia Morante de la Puebla, pero su decisión fue a todas luces ajustada al Reglamento Taurino de Andalucía, Articulo 59 : La segunda oreja de una misma res y, excepcionalmente, la concesión del rabo de ésta, quedará al criterio de la Presidencia del espectáculo, que deberá tener en cuenta, a tal fin, la petición mayoritaria del público de igual forma que en el subapartado anterior, las condiciones de la res, la buena dirección de la lidia en todos sus tercios, la faena realizada tanto con el capote como con la muleta y, fundamentalmente, la estocada.
De cualquier forma, lo que algunas personas definen como "inhumano", "kafkiano", "denigrante" e "imperdonable" error, no justifica la respuesta violenta de un publico, que se ha ido sugestionando durante cuatro temporadas, por los continuos golpeos de corrientes de opinión, con intereses oscuros e inexplicables, que al final por encima de un trofeo más o menos, lo que no soportan, es ver la figura de una mujer con un firme criterio, con conocimiento taurino, honesta y seria, presidiendo una corrida de toros.
4º/ Que tanto Ana Alonso Lorente, como los demás componentes de los Equipos Presidenciales de la Plaza de Toros de El Puerto, seguiremos trabajando para el fin para el que fuimos nombrados, que no es otro que este espectáculo único, en esta Plaza de Toros única, se desarrolle con toda normalidad y pureza.
Fdo. Equipos Gubernativos y Veterinarios de la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María"
Reconozco que no entiendo nada. No sé a qué viene lo de las corrientes de opinión, los intereses oscuros, la referencia a su condición de mujer,… El que suscribe, y los que conmigo estaban esa tarde (en total, ocho personas), no tenemos ni idea de todas esas estupideces. No teníamos noticia alguna de esta sujeta hasta ese momento. No conocemos ni cuándo ni cómo se le nombró ni qué ha sucedido desde entonces. No tenemos prejuicios de género. Y a todos nos pareció que esa individua no podía volver al palco un día más.
Y que, menos aún, podía chulear a la plaza al día siguiente entrando tarde y ufana en el callejón. Ante lo cual hubo una respuesta airada y ruidosa, que no violenta (hasta donde sé, nadie la ha abofeteado ni ha roto ninguna de sus propiedades).
Afortunadamente, somos muchos los que vamos a la plaza de El Puerto de Santa María sin conocer la comidilla de patio de vecinos a la que hace referencia el equipo gubernativo y los veterinarios. Muchos a los que sólo nos interesa lo que sucede en el ruedo. Y que si alguna vez prestamos atención a otras cosas es porque alguien que no debía tener protagonismo alguno lo busca por su incompetencia o su ruindad.
En todo caso, lo más grave del escrito en cuestión es cómo se fundamenta la defensa de esta señora en su empeño en la recuperación del toro serio, aún reconociendo “Que puede ser que el día 7 de Agosto, Ana Alonso, pecara de falta de sensibilidad hacia Morante de la Puebla”. Miren ustedes, presidentes, veterinarios y cesantes varios que viven a costa de los impuestos de los ciudadanos y que lo único que hacen en aprovecharse de la fiesta. Cuando hay (aunque sea una sola vez) falta de sensibilidad hacia un torero, ni toro serio ni cojones. Esa persona sobra. No en el palco. En la plaza de toros y sus aledaños. Por eso sobra esta imbécil, como los imbéciles del siete en Las Ventas y como otros muchos imbéciles que no acaban de entender que un solo rasguño en la piel de un hombre es más importante, mucho más importante, que todos los reglamentos que en el mundo sean.
Ni trapío, ni casta, ni seriedad de presencia de los toros sirven de nada si no hay un hombre que se juega la vida. Y la sensibilidad hacia esta realidad es requisito imprescindible para poder entrar en el templo donde se celebra la liturgia.
Los que no la tengan, que se compren un vídeo con reportajes del Hombre y la Tierra o del National Geographic si lo que quieren es ver animalitos salvajes.
Pero que nos dejen en paz a los que nos gusta el toreo. No tenemos necesidad alguna de salvadores de esta guisa. No hay razón para que estos cuatro, cinco o seis individuos se crean con el derecho de imponer su visión de la Fiesta a toda una plaza que clama porque esta señora, que no tiene sensibilidad hacia un torero herido, no vuelva a interpretar sus deseos. No señores, no. Se acabaron ya los tiempos de las tutelas. El público tiene derecho a ver la fiesta que le da la gana. A disfrutar con faenas como la Morante. Y a que no haya ninguna imbécil que le estropee la tarde.
Entretanto, leemos en Burladero.com que el equipo de Presidentes y Veterinarios de la Plaza han hecho público un comunicado para defender a la imbécil. Sí, a la que le negó la segunda oreja a Morante pese a la petición unánime de la plaza y después de haber sufrido la cogida en el muslo.
El comunicado, textualmente, y según el citado portal, dice así:
"Ante las críticas, abucheos, injurias, intromisiones en su vida personal y profesional e insultos recibidos por la Sra. Ana Alonso Lorente, Presidenta de esta Plaza de Toros, a raíz de la no concesión de la segunda oreja al diestro Morante de la Puebla el día 7 de Agosto, los Veterinarios, Delegados Gubernativos y Presidente de esta Plaza, queremos poner de manifiesto lo siguiente:
1º/ Nuestro apoyo sin condiciones a la Sra. Ana Alonso Lorente, ya que consideramos que su actuación tanto en los reconocimientos previos de la reses a lidiar, como su labor en el palco, están siempre marcadas por su celo profesional en el cumplimiento del reglamento taurino, su afición, su independencia, su honradez y su integridad, aparte de los errores que como cualquier ser humano pudiera haber cometido.
2º/ Que desde su nombramiento hace cuatro años, con independencia de sus aciertos o errores, viene sufriendo tarde tras tarde por parte de algunos medios de comunicación, una campaña de acoso y derribo a todas luces injusta y malintencionada, que esperamos no tenga nada que ver con su condición de ser la primera mujer que ocupa la presidencia de esta histórica Plaza, con su intención de darle seriedad al palco, ni con su lucha en los corrales por querer recuperar el toro serio, que la afición de El Puerto viene reclamando y que esta histórica Plaza merece.
3º/ Que puede ser que el día 7 de Agosto, Ana Alonso, pecara de falta de sensibilidad hacia Morante de la Puebla, pero su decisión fue a todas luces ajustada al Reglamento Taurino de Andalucía, Articulo 59 : La segunda oreja de una misma res y, excepcionalmente, la concesión del rabo de ésta, quedará al criterio de la Presidencia del espectáculo, que deberá tener en cuenta, a tal fin, la petición mayoritaria del público de igual forma que en el subapartado anterior, las condiciones de la res, la buena dirección de la lidia en todos sus tercios, la faena realizada tanto con el capote como con la muleta y, fundamentalmente, la estocada.
De cualquier forma, lo que algunas personas definen como "inhumano", "kafkiano", "denigrante" e "imperdonable" error, no justifica la respuesta violenta de un publico, que se ha ido sugestionando durante cuatro temporadas, por los continuos golpeos de corrientes de opinión, con intereses oscuros e inexplicables, que al final por encima de un trofeo más o menos, lo que no soportan, es ver la figura de una mujer con un firme criterio, con conocimiento taurino, honesta y seria, presidiendo una corrida de toros.
4º/ Que tanto Ana Alonso Lorente, como los demás componentes de los Equipos Presidenciales de la Plaza de Toros de El Puerto, seguiremos trabajando para el fin para el que fuimos nombrados, que no es otro que este espectáculo único, en esta Plaza de Toros única, se desarrolle con toda normalidad y pureza.
Fdo. Equipos Gubernativos y Veterinarios de la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María"
Reconozco que no entiendo nada. No sé a qué viene lo de las corrientes de opinión, los intereses oscuros, la referencia a su condición de mujer,… El que suscribe, y los que conmigo estaban esa tarde (en total, ocho personas), no tenemos ni idea de todas esas estupideces. No teníamos noticia alguna de esta sujeta hasta ese momento. No conocemos ni cuándo ni cómo se le nombró ni qué ha sucedido desde entonces. No tenemos prejuicios de género. Y a todos nos pareció que esa individua no podía volver al palco un día más.
Y que, menos aún, podía chulear a la plaza al día siguiente entrando tarde y ufana en el callejón. Ante lo cual hubo una respuesta airada y ruidosa, que no violenta (hasta donde sé, nadie la ha abofeteado ni ha roto ninguna de sus propiedades).
Afortunadamente, somos muchos los que vamos a la plaza de El Puerto de Santa María sin conocer la comidilla de patio de vecinos a la que hace referencia el equipo gubernativo y los veterinarios. Muchos a los que sólo nos interesa lo que sucede en el ruedo. Y que si alguna vez prestamos atención a otras cosas es porque alguien que no debía tener protagonismo alguno lo busca por su incompetencia o su ruindad.
En todo caso, lo más grave del escrito en cuestión es cómo se fundamenta la defensa de esta señora en su empeño en la recuperación del toro serio, aún reconociendo “Que puede ser que el día 7 de Agosto, Ana Alonso, pecara de falta de sensibilidad hacia Morante de la Puebla”. Miren ustedes, presidentes, veterinarios y cesantes varios que viven a costa de los impuestos de los ciudadanos y que lo único que hacen en aprovecharse de la fiesta. Cuando hay (aunque sea una sola vez) falta de sensibilidad hacia un torero, ni toro serio ni cojones. Esa persona sobra. No en el palco. En la plaza de toros y sus aledaños. Por eso sobra esta imbécil, como los imbéciles del siete en Las Ventas y como otros muchos imbéciles que no acaban de entender que un solo rasguño en la piel de un hombre es más importante, mucho más importante, que todos los reglamentos que en el mundo sean.
Ni trapío, ni casta, ni seriedad de presencia de los toros sirven de nada si no hay un hombre que se juega la vida. Y la sensibilidad hacia esta realidad es requisito imprescindible para poder entrar en el templo donde se celebra la liturgia.
Los que no la tengan, que se compren un vídeo con reportajes del Hombre y la Tierra o del National Geographic si lo que quieren es ver animalitos salvajes.
Pero que nos dejen en paz a los que nos gusta el toreo. No tenemos necesidad alguna de salvadores de esta guisa. No hay razón para que estos cuatro, cinco o seis individuos se crean con el derecho de imponer su visión de la Fiesta a toda una plaza que clama porque esta señora, que no tiene sensibilidad hacia un torero herido, no vuelva a interpretar sus deseos. No señores, no. Se acabaron ya los tiempos de las tutelas. El público tiene derecho a ver la fiesta que le da la gana. A disfrutar con faenas como la Morante. Y a que no haya ninguna imbécil que le estropee la tarde.
domingo, 16 de agosto de 2009
¡Ánimo, Fundi!
La mala suerte que está teniendo este año El Fundi es espectacular: primero, la caida del caballo en el campo, luego la cornada el día de su reaparación en Toledo y ayer mismo el golpe en la cabeza en Illumbe que le hizo quedar inconsciente.
Desde aquí, nuestros mejores deseos de recuperación para el maestro. Que, a pesar de la gravedad, la recuperación sea pronta y sin secuelas. Mucho ánimo para él y los suyos.
Desde aquí, nuestros mejores deseos de recuperación para el maestro. Que, a pesar de la gravedad, la recuperación sea pronta y sin secuelas. Mucho ánimo para él y los suyos.
Almendralejo (15 de agosto de 2009) - De casta
Había que estar allí. Por poco que se pudiera, había que ver reaparecer a Israel Lancho.
Después de la brutal cogida de Madrid, en la que el toro le prendió por el pecho de muy malos modos al entrar a matar, aunque con un atisbo de suerte final que hizo que el pitón no le tocara ni el corazón ni ninguna de las venas importantes, había que reconocerle su entrega y su verdad.
Por eso (y porque el día de la Virgen hay que ver toros) estuvimos en Almendralejo, aunque hubiera que hacer más de doscientos kilómetros después de llevar en el cuerpo casi cuatrocientos más en la vuelta de Portugal.
Israel demostró que quiere ser alguien en esto. Los toros de Luis Albarrán que le tocaron en suerte, sin ser especialmente boyantes, le permitieron demostrar sus ganas, su ambición, su casta y sus buenas maneras. Al primero de su lote lo lanceó bien de salida y, tras brindar al público, le citó casi desde el centro del ruedo para enjaretarle dos pases cambiados por la espalda que conectaron con facilidad con el público. Luego, toreo muy serio con ambas manos. El toro tenía poca fuerza y se le colaba por ambos pitones (de forma ostensible en el primer pase de cada tanda), pero el torero aguantó impasible y condujo la embestida con poder y temple en un gran toreo vertical. Como el toro no pasaba, se metió literalmente entre los pitones para acabar de sacarle las últimas arrancadas que tenía. Estocada hasta la bola muy bien ejecutada, tras la que el toro cayó redondo de forma fulminante. Dos orejas. Gran faena con claros apuntes de corte pererista. No es mala enciclopedia para tomar apuntes.
En el quinto toreó también de salida por verónicas (algo apresuradas), llevó el toro al caballo con un breve galleo por chicuelinas (el diámetro del ruedo no da para más) y quitó por chicuelinas. La faena de muleta la comenzó con ayudado por alto en el tercio, aguantando un tremendo parón del toro sólo un par de metros antes de llegar al embroque en el primero de los pases. Luego, dos grandes series con la derecha, largas y ligadas. Otra buena con la izquierda y vuelta a la derecha aún más despacio y templado. En un cambio de mano por la espalda que trataba de ligar con un natural, quedó descubierto y el toro hizo por él, dándole una fea voltereta. Se repuso y tuvo aún tiempo de dar una serie más y cerrar con manoletinas muy ajustadas antes de recetar otra estocada entera (aunque esta vez, bastante caída). Dos orejas y rabo.
En resumen, muy buena disposición y gran toreo de Israel Lancho. Sin duda, necesita torear más y en plazas de mayor enjundia para que éste adquiera toda su dimensión, pero el canon que practica (en la línea de toreo vertical y serio de Perera, incorporando apuntes josetomasistas) es una clara garantía de calidad. Si es capaz de mantener una progresión acorde con lo que viene demostrando, la próxima temporada podemos verle triunfar en plazas importantes.
Curro Díaz quedó prácticamente inédito con el capote, siendo como es uno de los mejores capoteros del escalafón. Brindó el primero de la tarde a Israel Lancho en un gesto muy torero y dejó apuntes de su estética en algunos pases sueltos. El toro, flojísimo, no daba para más. Gran voluntad por agradar y por hacer las cosas bien, pero cuando el toro no se mueve es complicado. Mató mal (pinchado, media muy tendida y dos descabellos). En el quinto cortó dos orejas, más por la benevolencia del público y el presidente y por la eficacia de la estocada, que por los méritos de la faena, que no fueron para tanto. Hubo, es verdad, voluntad y muchos pases, pero faltó rotundidad, poder,… El toro era tardo, se quedaba corto y no repetía y, a pesar de eso, Curro Díaz insistió para sacarle faena. Pero no hubo una faena vistosa ni pases de la calidad que le hemos visto otras veces a este torero.
Era la primera vez que veía en una plaza a Jairo Miguel y tengo la sensación de que necesita muchas horas de campo para que su toreo pueda crecer. Se le ve con ganas, pero muy falto de técnica. En su primero estuvo más serio, tratando de hacer las cosas bien, aunque no siempre le salieran, pero, al menos, componía bien la figura y dio algún pase con sabor. Lo mejor, cómo tiró del toro en una serie con la izquierda y la disposición para hacer todo en el centro del ruedo. Lo peor, que tardó mucho en encontrar la distancia del toro y, en las primeras series, perdía muchos pasos después de cada muletazo. En el sexto se le vio más despistado, sin ideas. Muchos pases con la mano derecha sin temple ni hondura, no consiguió acoplarse tampoco al natural. Al final, el toro se llevó infinidad de muletazos en una faena que no dijo nada. Especialmente preocupante el mitin que dio con la espada en sus dos toros. No sabe entrar a matar o lo hace con tantas precauciones que es imposible que acierte en el embroque. Lo dicho, muchas horas de campo… y de carretón.
La tarde, al fin, fue de Israel Lancho. Un torero con los fundamentos para progresar rápido y bien.
Curro Díaz tiene una gran estética, pero le falta romper (¿por decisión?, ¿valor?, ¿afición?, ¿algo de técnica?).
Y a Jairo le falta mucho. Muchas horas de campo y carretón. Mucha técnica. Ver más claro a los toros. Insistir en las virtudes de su primera faena. Ese es el camino para hacerse un hueco. Que no está nada fácil, pero vale la pena.
Después de la brutal cogida de Madrid, en la que el toro le prendió por el pecho de muy malos modos al entrar a matar, aunque con un atisbo de suerte final que hizo que el pitón no le tocara ni el corazón ni ninguna de las venas importantes, había que reconocerle su entrega y su verdad.
Por eso (y porque el día de la Virgen hay que ver toros) estuvimos en Almendralejo, aunque hubiera que hacer más de doscientos kilómetros después de llevar en el cuerpo casi cuatrocientos más en la vuelta de Portugal.
Israel demostró que quiere ser alguien en esto. Los toros de Luis Albarrán que le tocaron en suerte, sin ser especialmente boyantes, le permitieron demostrar sus ganas, su ambición, su casta y sus buenas maneras. Al primero de su lote lo lanceó bien de salida y, tras brindar al público, le citó casi desde el centro del ruedo para enjaretarle dos pases cambiados por la espalda que conectaron con facilidad con el público. Luego, toreo muy serio con ambas manos. El toro tenía poca fuerza y se le colaba por ambos pitones (de forma ostensible en el primer pase de cada tanda), pero el torero aguantó impasible y condujo la embestida con poder y temple en un gran toreo vertical. Como el toro no pasaba, se metió literalmente entre los pitones para acabar de sacarle las últimas arrancadas que tenía. Estocada hasta la bola muy bien ejecutada, tras la que el toro cayó redondo de forma fulminante. Dos orejas. Gran faena con claros apuntes de corte pererista. No es mala enciclopedia para tomar apuntes.
En el quinto toreó también de salida por verónicas (algo apresuradas), llevó el toro al caballo con un breve galleo por chicuelinas (el diámetro del ruedo no da para más) y quitó por chicuelinas. La faena de muleta la comenzó con ayudado por alto en el tercio, aguantando un tremendo parón del toro sólo un par de metros antes de llegar al embroque en el primero de los pases. Luego, dos grandes series con la derecha, largas y ligadas. Otra buena con la izquierda y vuelta a la derecha aún más despacio y templado. En un cambio de mano por la espalda que trataba de ligar con un natural, quedó descubierto y el toro hizo por él, dándole una fea voltereta. Se repuso y tuvo aún tiempo de dar una serie más y cerrar con manoletinas muy ajustadas antes de recetar otra estocada entera (aunque esta vez, bastante caída). Dos orejas y rabo.
En resumen, muy buena disposición y gran toreo de Israel Lancho. Sin duda, necesita torear más y en plazas de mayor enjundia para que éste adquiera toda su dimensión, pero el canon que practica (en la línea de toreo vertical y serio de Perera, incorporando apuntes josetomasistas) es una clara garantía de calidad. Si es capaz de mantener una progresión acorde con lo que viene demostrando, la próxima temporada podemos verle triunfar en plazas importantes.
Curro Díaz quedó prácticamente inédito con el capote, siendo como es uno de los mejores capoteros del escalafón. Brindó el primero de la tarde a Israel Lancho en un gesto muy torero y dejó apuntes de su estética en algunos pases sueltos. El toro, flojísimo, no daba para más. Gran voluntad por agradar y por hacer las cosas bien, pero cuando el toro no se mueve es complicado. Mató mal (pinchado, media muy tendida y dos descabellos). En el quinto cortó dos orejas, más por la benevolencia del público y el presidente y por la eficacia de la estocada, que por los méritos de la faena, que no fueron para tanto. Hubo, es verdad, voluntad y muchos pases, pero faltó rotundidad, poder,… El toro era tardo, se quedaba corto y no repetía y, a pesar de eso, Curro Díaz insistió para sacarle faena. Pero no hubo una faena vistosa ni pases de la calidad que le hemos visto otras veces a este torero.
Era la primera vez que veía en una plaza a Jairo Miguel y tengo la sensación de que necesita muchas horas de campo para que su toreo pueda crecer. Se le ve con ganas, pero muy falto de técnica. En su primero estuvo más serio, tratando de hacer las cosas bien, aunque no siempre le salieran, pero, al menos, componía bien la figura y dio algún pase con sabor. Lo mejor, cómo tiró del toro en una serie con la izquierda y la disposición para hacer todo en el centro del ruedo. Lo peor, que tardó mucho en encontrar la distancia del toro y, en las primeras series, perdía muchos pasos después de cada muletazo. En el sexto se le vio más despistado, sin ideas. Muchos pases con la mano derecha sin temple ni hondura, no consiguió acoplarse tampoco al natural. Al final, el toro se llevó infinidad de muletazos en una faena que no dijo nada. Especialmente preocupante el mitin que dio con la espada en sus dos toros. No sabe entrar a matar o lo hace con tantas precauciones que es imposible que acierte en el embroque. Lo dicho, muchas horas de campo… y de carretón.
La tarde, al fin, fue de Israel Lancho. Un torero con los fundamentos para progresar rápido y bien.
Curro Díaz tiene una gran estética, pero le falta romper (¿por decisión?, ¿valor?, ¿afición?, ¿algo de técnica?).
Y a Jairo le falta mucho. Muchas horas de campo y carretón. Mucha técnica. Ver más claro a los toros. Insistir en las virtudes de su primera faena. Ese es el camino para hacerse un hueco. Que no está nada fácil, pero vale la pena.
miércoles, 12 de agosto de 2009
Puerto de Santa María (9 de agosto de 2009) - Dos estilos
Buena tarde de toros la del domingo en el Puerto. Aunque algo extraña.
Porque no resulta usual que reaparezca un torero de casi sesenta años después de muchos años sin torear. Porque es una rareza que Ponce no abra cartel. Y porque es cuando menos curioso que un torero que ha dicho que quería torear menos este año (el mismo Ponce) llegara justo después de haber cortado dos orejas y un rabo a un toro el día anterior en Vitoria (ahí mismito, vamos) y que tuviera que salir, ceremonioso, después de lidiar su segundo toro y entretenerse en cortar tres orejas, porque al día siguiente le tocaba torear en San Sebastián.
Pero más allá de estas curiosidades, lo cierto es que hubo toreo. Y del bueno. En dos estilos distintos, sin acabar de romper del todo ningún toro ni ninguna de las faenas, pero con grandes momentos para el disfrute.
Galloso, como decimos, reaparecía. Uno puede entender humanamente que lo haga (por necesidad económica, por matar el gusanillo o porque le apetezca), pero como aficionado es mucho más difícil de asumir. Porque esto de lidiar cuatreños es una cosa muy seria. Y cuando no se está preparado, uno puede dejar apuntes de lidia añeja, pero es difícil que cuaje un toro. Y, entretanto, deja una sensación de falta de sitio y de inseguridad en el público que no hay modo de justificar.
Todo lo contrario que Ponce y Perera, dos de los toreros con más técnica, conocimiento y sitio del escalafón. En dos estilos diferentes y a los que, por eso mismo, resulta especialmente agradable ver en una misma tarde.
Ponce es un maestro completo. Con un dominio de todos los toros grandioso. Los entiende y lidia a la perfección. Y le da a cada uno la faena que precisa. Con su primero, comenzó torerísimo con pases por bajo marca de la casa y un cambio de mano rodilla en tierra inmenso. Luego, series muy templadas con la derecha, sin dejarse enganchar nunca, llevando el toro a media altura y ligando perfectamente los pases. Importantes y largísimos los pases de pecho. Por la izquierda el toro se quedaba más corto, pero a pesar de ello el de Chiva le sacó, pase a pase, dos series más. Volvió a la derecha para seguir el toreo el redondo y finalizar con pases ayudados para colocar al toro en suerte. La estocada resultó caída, pero la petición de las dos orejas fue unánime y la presidenta, que supongo no quiere más líos, los dio sin rechistar.
En el quinto, un toro más complicado, Ponce llevó directamente toda la lidia. Una auténtica lección de puesta en escena en la cual ir mostrando al público cuáles eran los defectos del toro a la vez que con la lidia pulcra y precisa se iban limando y el toro aprendía quién mandaba allí. En banderillas, el tercero de la cuadrilla a punto estuvo de resultar cogido al refugiarse en el burladero después de tratar de parear, pero se repuso y colocó un grandísimo par. Con la muleta, Ponce, a base de colocación, técnica y poder, sacó series buenas de un toro que no regalaba ni una embestida. El toro se fue quedando cada vez más parado y Ponce acortando los terrenos iba obligándole a pasar. Mató muy bajo, a pesar de lo cual se pidió y concedió una oreja.
Ponce demostró una tarde más su técnica prodigiosa, su enorme afición, sus ganas de no quedarse nunca atrás de no dar un solo toro por perdido,… Se le podrá criticar que le falta hondura (o que no la aplica en demasía), que tiene un toreo previsible, que en general acompaña la embestida más que mandarla, que no obliga a los toros,… Pero todo eso no hace sino mostrar la dimensión única de figura de quien aplica los registros precisos para poder torear a casi todos los toros. Con un toreo a veces medido, pero importante. Un claro espejo para los que empiezan. No tanto para imitar o seguir su tipo de toreo (que además de casi imposible, sería una vulgaridad), pero sí por afición, constancia y estilo propio.
Como Perera, mucho más joven y con un modo de torear que nada tiene que ver con el de Ponce, pero a quien también es una delicia ir a ver cada tarde. La dimensión que dio en el Puerto fue sencillamente genial. El tercero de la tarde era un toro andarín, que reponía pronto y hacía hilo. Y así es muy difícil torear. Pese a ello, le enjaretó muy buenas verónicas en el recibo de capa y le hizo un quite con el capote a la espalda sensacional. Con la muleta comenzó a pies juntos, pero no había manera de evitar que el toro se le viniera encima. Como cuando le dio distancia para torear con la derecha. Por eso, acortó las distancias y, primero con la derecha y luego al natural, obligó muchísimo al toro, a quien ya no le quedó más remedio que seguir el engaño, que era lo único que veía. Y hacerlo siendo por abajo, yendo más allá, mucho más allá, de lo que su instinto y su casta le pedían. Siguió acercándose y sacó dos tandas muy cerca de los pitones antes de matar de una estocada perfecta. La oreja que le dieron era un premio menor a la inteligencia y el valor derrochados.
Una inteligencia y un valor, no obstante, que se quedaron pequeños al lado de lo que sucedió en el sexto, en el que aguantó lo indecible y logró una comunicación perfecta con el público. Este toro era más parado, se colaba y no quería pasar, interrumpiendo la embestida a mitad del muletazo. Perera se colocó entre los pitones, aguantó impasible todas las coladas y los parones (uno por pase) y a base de aguantar, poder y obligar, logró series enormes y emoción a raudales. No se puede exponer más. Sin duda, si el toro embiste y acomete, se podrá torear más largo, pero no se puede estar más puro, hondo y valiente con un toro tan complicado. Todo era de verdad, sin aspavientos. Recetó otra estocada hasta la bola tirándose literalmente entre los pitones después de dos pinchazos arriba porque el toro no se movía.
Perera es el torero que mejor ha aunado las distintas tauromaquias que hasta ahora han sido: la del rito que acompañaba a Joselito desde la famosa goyesca, la del toreo largo, dando distancia y ligando de Ponce, Rincón,… la del aguante y las cercanías de José Tomás,… Todo está en su cabeza, en su corazón y en sus muñecas y lo dosifica en función de lo que requiera cada animal. Hay que verle, seguirle por las plazas, admirar cómo sigue creciendo y cómo se entrega cada tarde.
EXASPERA ver cómo la presidenta del viernes volvió al Palco como si tal cosa. Bueno, como si tal cosa no, porque el público la abroncó de forma ostensible desde que ocupó el lugar que ensucia con su sola presencia.
VOLVEREMOS el día 23, en la esperanza de que Morante pueda reaparecer.
Porque no resulta usual que reaparezca un torero de casi sesenta años después de muchos años sin torear. Porque es una rareza que Ponce no abra cartel. Y porque es cuando menos curioso que un torero que ha dicho que quería torear menos este año (el mismo Ponce) llegara justo después de haber cortado dos orejas y un rabo a un toro el día anterior en Vitoria (ahí mismito, vamos) y que tuviera que salir, ceremonioso, después de lidiar su segundo toro y entretenerse en cortar tres orejas, porque al día siguiente le tocaba torear en San Sebastián.
Pero más allá de estas curiosidades, lo cierto es que hubo toreo. Y del bueno. En dos estilos distintos, sin acabar de romper del todo ningún toro ni ninguna de las faenas, pero con grandes momentos para el disfrute.
Galloso, como decimos, reaparecía. Uno puede entender humanamente que lo haga (por necesidad económica, por matar el gusanillo o porque le apetezca), pero como aficionado es mucho más difícil de asumir. Porque esto de lidiar cuatreños es una cosa muy seria. Y cuando no se está preparado, uno puede dejar apuntes de lidia añeja, pero es difícil que cuaje un toro. Y, entretanto, deja una sensación de falta de sitio y de inseguridad en el público que no hay modo de justificar.
Todo lo contrario que Ponce y Perera, dos de los toreros con más técnica, conocimiento y sitio del escalafón. En dos estilos diferentes y a los que, por eso mismo, resulta especialmente agradable ver en una misma tarde.
Ponce es un maestro completo. Con un dominio de todos los toros grandioso. Los entiende y lidia a la perfección. Y le da a cada uno la faena que precisa. Con su primero, comenzó torerísimo con pases por bajo marca de la casa y un cambio de mano rodilla en tierra inmenso. Luego, series muy templadas con la derecha, sin dejarse enganchar nunca, llevando el toro a media altura y ligando perfectamente los pases. Importantes y largísimos los pases de pecho. Por la izquierda el toro se quedaba más corto, pero a pesar de ello el de Chiva le sacó, pase a pase, dos series más. Volvió a la derecha para seguir el toreo el redondo y finalizar con pases ayudados para colocar al toro en suerte. La estocada resultó caída, pero la petición de las dos orejas fue unánime y la presidenta, que supongo no quiere más líos, los dio sin rechistar.
En el quinto, un toro más complicado, Ponce llevó directamente toda la lidia. Una auténtica lección de puesta en escena en la cual ir mostrando al público cuáles eran los defectos del toro a la vez que con la lidia pulcra y precisa se iban limando y el toro aprendía quién mandaba allí. En banderillas, el tercero de la cuadrilla a punto estuvo de resultar cogido al refugiarse en el burladero después de tratar de parear, pero se repuso y colocó un grandísimo par. Con la muleta, Ponce, a base de colocación, técnica y poder, sacó series buenas de un toro que no regalaba ni una embestida. El toro se fue quedando cada vez más parado y Ponce acortando los terrenos iba obligándole a pasar. Mató muy bajo, a pesar de lo cual se pidió y concedió una oreja.
Ponce demostró una tarde más su técnica prodigiosa, su enorme afición, sus ganas de no quedarse nunca atrás de no dar un solo toro por perdido,… Se le podrá criticar que le falta hondura (o que no la aplica en demasía), que tiene un toreo previsible, que en general acompaña la embestida más que mandarla, que no obliga a los toros,… Pero todo eso no hace sino mostrar la dimensión única de figura de quien aplica los registros precisos para poder torear a casi todos los toros. Con un toreo a veces medido, pero importante. Un claro espejo para los que empiezan. No tanto para imitar o seguir su tipo de toreo (que además de casi imposible, sería una vulgaridad), pero sí por afición, constancia y estilo propio.
Como Perera, mucho más joven y con un modo de torear que nada tiene que ver con el de Ponce, pero a quien también es una delicia ir a ver cada tarde. La dimensión que dio en el Puerto fue sencillamente genial. El tercero de la tarde era un toro andarín, que reponía pronto y hacía hilo. Y así es muy difícil torear. Pese a ello, le enjaretó muy buenas verónicas en el recibo de capa y le hizo un quite con el capote a la espalda sensacional. Con la muleta comenzó a pies juntos, pero no había manera de evitar que el toro se le viniera encima. Como cuando le dio distancia para torear con la derecha. Por eso, acortó las distancias y, primero con la derecha y luego al natural, obligó muchísimo al toro, a quien ya no le quedó más remedio que seguir el engaño, que era lo único que veía. Y hacerlo siendo por abajo, yendo más allá, mucho más allá, de lo que su instinto y su casta le pedían. Siguió acercándose y sacó dos tandas muy cerca de los pitones antes de matar de una estocada perfecta. La oreja que le dieron era un premio menor a la inteligencia y el valor derrochados.
Una inteligencia y un valor, no obstante, que se quedaron pequeños al lado de lo que sucedió en el sexto, en el que aguantó lo indecible y logró una comunicación perfecta con el público. Este toro era más parado, se colaba y no quería pasar, interrumpiendo la embestida a mitad del muletazo. Perera se colocó entre los pitones, aguantó impasible todas las coladas y los parones (uno por pase) y a base de aguantar, poder y obligar, logró series enormes y emoción a raudales. No se puede exponer más. Sin duda, si el toro embiste y acomete, se podrá torear más largo, pero no se puede estar más puro, hondo y valiente con un toro tan complicado. Todo era de verdad, sin aspavientos. Recetó otra estocada hasta la bola tirándose literalmente entre los pitones después de dos pinchazos arriba porque el toro no se movía.
Perera es el torero que mejor ha aunado las distintas tauromaquias que hasta ahora han sido: la del rito que acompañaba a Joselito desde la famosa goyesca, la del toreo largo, dando distancia y ligando de Ponce, Rincón,… la del aguante y las cercanías de José Tomás,… Todo está en su cabeza, en su corazón y en sus muñecas y lo dosifica en función de lo que requiera cada animal. Hay que verle, seguirle por las plazas, admirar cómo sigue creciendo y cómo se entrega cada tarde.
EXASPERA ver cómo la presidenta del viernes volvió al Palco como si tal cosa. Bueno, como si tal cosa no, porque el público la abroncó de forma ostensible desde que ocupó el lugar que ensucia con su sola presencia.
VOLVEREMOS el día 23, en la esperanza de que Morante pueda reaparecer.
domingo, 9 de agosto de 2009
Puerto de Santa María (8 de agosto de 2009) - Mala, malísima,... y Talavante
La corrida de Juan Pedro fue mala. Malísima, si queremos ser precisos. Sólo se salvó un toro, el tercero, que tuvo algo más de aire, de codicia y de poder. El resto, sosos, descastados, gordos, fofos, a menos,… Una auténtica ruina.
Con este material, Padilla no pudo sino estar voluntarioso. Recibos de capa y banderillas más espectaculares que ajustados, igual que los faroles del quite del cuarto. Y luego, con la muleta, absolutamente nada por lo insulso de los toros. Lo más llamativo, los pases iniciales de la faena al cuarto, rodilla en tierra.
Tampoco tuvo posibilidad alguna el Juli, que sólo pudo destacar en los delantales de recibo al segundo (sin ligarlos, por la absoluta falta de fijeza del animal) y en el toreo hondo de capote con el que recibió al quinto. Con la muleta, nada. Los toros, o no pasaban, o lo hacían como quien estuviera dando un paseo por la Ribera del Marisco. ¡Qué martirio! Dos buenas estocadas y un descabello made in R. Domínguez acabaron son la birria de toros que le tocaron en ¿suerte?
Y Talavante, queda dicho, fue el único que pudo hacer algo en el tercero. Buen recibo a la verónica, gran quite ceñidísimo con el capote a la espalda y una infame lidia de la cuadrilla dio paso a una faena compacta. Primero, estatuarios ceñidos, sin moverse y pase del desprecio torerísimo. Luego, dos grandes series muy templadas al natural, con pases largos. Otra con la derecha también de calidad. Se fue acercando cada vez más y el toreo ganó en verticalidad y encimismo. Para finalizar, manoletinas de las que el toro sale suelto. Después de un mitin con la espada, la gente le aplaudió cariñosa con la sensación de que él sólo había perdido con la espada la oreja (o las dos, que nunca se sabe en esta Plaza) que había conquistado con su toreo de capote y muleta.
En el sexto, el segundo menos malo del encierro, no hubo toreo de capote y con la muleta se le vio desangelado, sin alma. El toro no era como el anterior, pero poniendo algo más de espíritu podría haberle sacado otras cosas al animalito. Buena estocada (ahora sí) y miles de descabello (para compensar).
ADMIRAMOS la reacción del público portuense cuando llegó la imbécil (para los nuevos, la Presidenta del día anterior) y se colocó en el callejón. La bronca debió oirse hasta en la Consejería de la Junta en Sevilla de la que dependa ahora esto de los toros. ¡Que la echen ya! Por imbécil y por descarada.
NOS CUESTIONAMOS si los medios de información taurino en Internet tienen algún interés por informar de toros, ilustrar a los aficionados y engrandecer la Fiesta o si lo único que les preocupan son sus pequeñas rencillas personales. Daba pena leer esta mañana los dos portales de la cosa. Los de Mundotoro, que algo tienen que ver con D. Juan Pedro, escribían de la corrida como si los toros no existieran, como si no hubiera que decir nada de ellos,… Como si los toreros (a los que, obviamente, tampoco criticaba, ¡sólo faltaba!) no lo hubieran hecho bien por azares del destino. Una corrida mala… sin culpa de nadie. Los de Burladero, o sea, la competencia, se despachaba con todo tipo de adjetivos despectivos del ganadero y de sus toros. Con una saña que sólo puede venir del odio más radical. Como alguien no entienda que esto es muy frágil y que hay que informar de verdad, diciendo lo malo (incluso de los más próximos), tratando de explicar por qué se producen estas cosas, pero sin venganzas, o entre todos vamos a darles la razón a los que tratan de mutilar o exterminar la Fiesta. Como siempre, ¡al suelo! Que vienen los nuestros.
TENEMOS la sensación de que Talavante trataba de dar un golpe de atención en El Puerto para ver si gana sitio y cotización ahora que el mago Corbacho, con sus cosas buenas y sus rarezas, no está con él. Pero él sólo se lo impidió con la espada en su primero y su falta de ambición en el último (más o menos como en Sevilla). Veremos cómo le va ahora sin ese toque de distinción peculiar que le daba uno de los personajes más peculiares de la Fiesta. Que ya es decir.
Con este material, Padilla no pudo sino estar voluntarioso. Recibos de capa y banderillas más espectaculares que ajustados, igual que los faroles del quite del cuarto. Y luego, con la muleta, absolutamente nada por lo insulso de los toros. Lo más llamativo, los pases iniciales de la faena al cuarto, rodilla en tierra.
Tampoco tuvo posibilidad alguna el Juli, que sólo pudo destacar en los delantales de recibo al segundo (sin ligarlos, por la absoluta falta de fijeza del animal) y en el toreo hondo de capote con el que recibió al quinto. Con la muleta, nada. Los toros, o no pasaban, o lo hacían como quien estuviera dando un paseo por la Ribera del Marisco. ¡Qué martirio! Dos buenas estocadas y un descabello made in R. Domínguez acabaron son la birria de toros que le tocaron en ¿suerte?
Y Talavante, queda dicho, fue el único que pudo hacer algo en el tercero. Buen recibo a la verónica, gran quite ceñidísimo con el capote a la espalda y una infame lidia de la cuadrilla dio paso a una faena compacta. Primero, estatuarios ceñidos, sin moverse y pase del desprecio torerísimo. Luego, dos grandes series muy templadas al natural, con pases largos. Otra con la derecha también de calidad. Se fue acercando cada vez más y el toreo ganó en verticalidad y encimismo. Para finalizar, manoletinas de las que el toro sale suelto. Después de un mitin con la espada, la gente le aplaudió cariñosa con la sensación de que él sólo había perdido con la espada la oreja (o las dos, que nunca se sabe en esta Plaza) que había conquistado con su toreo de capote y muleta.
En el sexto, el segundo menos malo del encierro, no hubo toreo de capote y con la muleta se le vio desangelado, sin alma. El toro no era como el anterior, pero poniendo algo más de espíritu podría haberle sacado otras cosas al animalito. Buena estocada (ahora sí) y miles de descabello (para compensar).
ADMIRAMOS la reacción del público portuense cuando llegó la imbécil (para los nuevos, la Presidenta del día anterior) y se colocó en el callejón. La bronca debió oirse hasta en la Consejería de la Junta en Sevilla de la que dependa ahora esto de los toros. ¡Que la echen ya! Por imbécil y por descarada.
NOS CUESTIONAMOS si los medios de información taurino en Internet tienen algún interés por informar de toros, ilustrar a los aficionados y engrandecer la Fiesta o si lo único que les preocupan son sus pequeñas rencillas personales. Daba pena leer esta mañana los dos portales de la cosa. Los de Mundotoro, que algo tienen que ver con D. Juan Pedro, escribían de la corrida como si los toros no existieran, como si no hubiera que decir nada de ellos,… Como si los toreros (a los que, obviamente, tampoco criticaba, ¡sólo faltaba!) no lo hubieran hecho bien por azares del destino. Una corrida mala… sin culpa de nadie. Los de Burladero, o sea, la competencia, se despachaba con todo tipo de adjetivos despectivos del ganadero y de sus toros. Con una saña que sólo puede venir del odio más radical. Como alguien no entienda que esto es muy frágil y que hay que informar de verdad, diciendo lo malo (incluso de los más próximos), tratando de explicar por qué se producen estas cosas, pero sin venganzas, o entre todos vamos a darles la razón a los que tratan de mutilar o exterminar la Fiesta. Como siempre, ¡al suelo! Que vienen los nuestros.
TENEMOS la sensación de que Talavante trataba de dar un golpe de atención en El Puerto para ver si gana sitio y cotización ahora que el mago Corbacho, con sus cosas buenas y sus rarezas, no está con él. Pero él sólo se lo impidió con la espada en su primero y su falta de ambición en el último (más o menos como en Sevilla). Veremos cómo le va ahora sin ese toque de distinción peculiar que le daba uno de los personajes más peculiares de la Fiesta. Que ya es decir.
sábado, 8 de agosto de 2009
Puerto de Santa María (7 de agosto de 2009) - Toneladas de arte, tributo de sangre y una imbécil
Como los tres días en El Puerto van camino de convertirse en una prueba de resistencia, abreviaremos las crónicas para tratar de que no se nos amontonen. Hoy, dos cosas malas, muy malas: la cogida de Morante y la actitud impresentable de la Presidenta. Grandioso el toreo de Morante en ese quinto sobrero que le prendió y muy bien Manzanares. Buena corrida de Núñez del Cuvillo. Y Aparicio, que fue como para darse un paseo.
Excelentes los previos en Casa Flores: gran compañía, excelentes productos de la mar y agradable charla (saludos y comentarios con Trifón y Álvaro Palacios incluidos). Luego, en el Hotel donde acostumbran a vestirse algunos de los toreros, en un extremo de la calle Los Moros, presentaciones varias de los diversos personajes del mundo del toreo (¡casi siempre los mismos en todas las plazas...!).
En la Plaza, otra buena corrida de Núñez del Cuvillo, con matices diversos en cuanto a fuerza y fondo cada toro, diversos de presentación y de calendario, pero con buen comportamiento en general.
Aparicio estuvo desentonado toda la tarde. No quiso o pudo hacer nada con dos toros a los que se les podía haber sacado mucho más. Sobre todo el primero, de una bravura y una nobleza extraordinarias. Sólo intentó algo de toreo con el capote, pero retrasando la pierna en el embroque no hay modo de que aquello tenga vistosidad.
Morante, en su primero, dibujó un par de verónicas y una media en el saludo con el capote absolutamente sublimes, templadas, garbosas,... Nueva verónica y media de cartel en el quite. La faena de muleta la comenzó con ayudados por alto torerísimos. Dos series primorosas y personalísimas con la derecha (sobre todo la primera) y luego, el toro se fue complicando y no hubo más que hacer.
En el quinto, un sobrero de Mari Carmen Camacho, hizo una breve pero excelsa faena con la muleta. Arrastrando la mano, hundiendo los riñones, acompañando con todo el cuerpo los pases. Derechazos largísimos, ligazón única y pases de pecho grandiosos. Desafortunadamente, al final de una serie se tropezó en la cara del toro y éste le prendió por el muslo y le dio un golpe en el pecho. Cornada fuerte. Se pierde seguro las ferias del norte, pero esperemos que esté de vuelta para el día 23 y que la cornada lo le haga perder el sitio y la confianza (¿excesiva?) que tenía. Aparicio mató de forma eficaz y rápida al toro (¿por qué le pitaron cuando cogió la espada?, ¿qué pretendía que hiciera?, ¿o es que querían que se jugaran a los chinos quién debía matar el toro?).
Petición unánime de dos orejas: la genialidad de la faena lo justificaba de sobra, pero con la cornada era, además, un reconomiento al tributo de sangre del torero, y la Presidenta que se negó a dar el segundo trofeo. Esta individua, de quien desconozco hasta el nombre, es, sencillamente, imbécil. Tiene la sensibilidad de una lombriz y está menos capacitada para presidir una corrida de toros que el alcalde los esquimales de Alaska. Si le queda un resquicio de humanidad, que se vaya a la mierda. Si no, que la echen de malos modos. Y si es funcionaria, que se considere su actuación una falta grave y le echen del cuerpo al que pertenezca. No hay derecho a que con nuestros impuestos y con el de los toreros que se juegan la vida se esté pagando a personajes abyectos y vomitivos como este sucedáneo de persona.
Manzanares en su primero toreo como los ángeles. Grandísimo recibo a la verónica, templadísimo. Luego, toreo basado siempre en la mano derecha, muletazos largísimos, mano baja, temple y gusto exquisito. De lo mejor de este torero esta temporada. Los cambios de mano marca de la casa, sublimes. Y el final de la faena, torerísmo. Estocada arriba, hasta la bola, ejecutada de forma perfecta y el toro cae sin necesidad de darle un solo capotazo.
El sexto fue el toro más complicado de la corrida. Manzanares lo recibió por delantales de trazo perfecto. El quite por chicuelinas de mano baja fue muy bueno. En la muleta, el toro se colaba por ambos pitones, pero sobre todo por el izquierdo. Mirón, probón, andarín,... Un regalito. Manzanares le aguantó lo indecible y le hizo embestir, fue sacando pases uno a uno y demostrando al toro quién era el que podía ahí. Y al final, consiguió dos series templadísimas y hondas que nadie podía imaginar que se le pudieran dar a ese toro. Nueva estocada fulminante y tremendo golpe de atención de un torero del que, no sabemos por qué, este año teníamos mucha menos noticias.
ESPEREMOS que Morante se recupere pronto y sin costurones en el alma.
BRINDEMOS porque hayan destituido para siempre a la Presidenta (y, si no, que nos digan dónde hay que manifestarse para exigirlo).
REFLEXIONEMOS sobre las manos en las que está esto del toreo cuando en la corrida de hoy han sustituido a Cayetano por Padilla, que no digo yo que no tenga derecho a matar Juan Pedros, pero que queda un tanto extraño en un cartel con Juli y Talavente, sobre todo por la vía de la sustitución.
Excelentes los previos en Casa Flores: gran compañía, excelentes productos de la mar y agradable charla (saludos y comentarios con Trifón y Álvaro Palacios incluidos). Luego, en el Hotel donde acostumbran a vestirse algunos de los toreros, en un extremo de la calle Los Moros, presentaciones varias de los diversos personajes del mundo del toreo (¡casi siempre los mismos en todas las plazas...!).
En la Plaza, otra buena corrida de Núñez del Cuvillo, con matices diversos en cuanto a fuerza y fondo cada toro, diversos de presentación y de calendario, pero con buen comportamiento en general.
Aparicio estuvo desentonado toda la tarde. No quiso o pudo hacer nada con dos toros a los que se les podía haber sacado mucho más. Sobre todo el primero, de una bravura y una nobleza extraordinarias. Sólo intentó algo de toreo con el capote, pero retrasando la pierna en el embroque no hay modo de que aquello tenga vistosidad.
Morante, en su primero, dibujó un par de verónicas y una media en el saludo con el capote absolutamente sublimes, templadas, garbosas,... Nueva verónica y media de cartel en el quite. La faena de muleta la comenzó con ayudados por alto torerísimos. Dos series primorosas y personalísimas con la derecha (sobre todo la primera) y luego, el toro se fue complicando y no hubo más que hacer.
En el quinto, un sobrero de Mari Carmen Camacho, hizo una breve pero excelsa faena con la muleta. Arrastrando la mano, hundiendo los riñones, acompañando con todo el cuerpo los pases. Derechazos largísimos, ligazón única y pases de pecho grandiosos. Desafortunadamente, al final de una serie se tropezó en la cara del toro y éste le prendió por el muslo y le dio un golpe en el pecho. Cornada fuerte. Se pierde seguro las ferias del norte, pero esperemos que esté de vuelta para el día 23 y que la cornada lo le haga perder el sitio y la confianza (¿excesiva?) que tenía. Aparicio mató de forma eficaz y rápida al toro (¿por qué le pitaron cuando cogió la espada?, ¿qué pretendía que hiciera?, ¿o es que querían que se jugaran a los chinos quién debía matar el toro?).
Petición unánime de dos orejas: la genialidad de la faena lo justificaba de sobra, pero con la cornada era, además, un reconomiento al tributo de sangre del torero, y la Presidenta que se negó a dar el segundo trofeo. Esta individua, de quien desconozco hasta el nombre, es, sencillamente, imbécil. Tiene la sensibilidad de una lombriz y está menos capacitada para presidir una corrida de toros que el alcalde los esquimales de Alaska. Si le queda un resquicio de humanidad, que se vaya a la mierda. Si no, que la echen de malos modos. Y si es funcionaria, que se considere su actuación una falta grave y le echen del cuerpo al que pertenezca. No hay derecho a que con nuestros impuestos y con el de los toreros que se juegan la vida se esté pagando a personajes abyectos y vomitivos como este sucedáneo de persona.
Manzanares en su primero toreo como los ángeles. Grandísimo recibo a la verónica, templadísimo. Luego, toreo basado siempre en la mano derecha, muletazos largísimos, mano baja, temple y gusto exquisito. De lo mejor de este torero esta temporada. Los cambios de mano marca de la casa, sublimes. Y el final de la faena, torerísmo. Estocada arriba, hasta la bola, ejecutada de forma perfecta y el toro cae sin necesidad de darle un solo capotazo.
El sexto fue el toro más complicado de la corrida. Manzanares lo recibió por delantales de trazo perfecto. El quite por chicuelinas de mano baja fue muy bueno. En la muleta, el toro se colaba por ambos pitones, pero sobre todo por el izquierdo. Mirón, probón, andarín,... Un regalito. Manzanares le aguantó lo indecible y le hizo embestir, fue sacando pases uno a uno y demostrando al toro quién era el que podía ahí. Y al final, consiguió dos series templadísimas y hondas que nadie podía imaginar que se le pudieran dar a ese toro. Nueva estocada fulminante y tremendo golpe de atención de un torero del que, no sabemos por qué, este año teníamos mucha menos noticias.
ESPEREMOS que Morante se recupere pronto y sin costurones en el alma.
BRINDEMOS porque hayan destituido para siempre a la Presidenta (y, si no, que nos digan dónde hay que manifestarse para exigirlo).
REFLEXIONEMOS sobre las manos en las que está esto del toreo cuando en la corrida de hoy han sustituido a Cayetano por Padilla, que no digo yo que no tenga derecho a matar Juan Pedros, pero que queda un tanto extraño en un cartel con Juli y Talavente, sobre todo por la vía de la sustitución.
jueves, 6 de agosto de 2009
Huelva (3 de agosto de 2009) - Grandiosa
Las tardes de toros deben ser como la del lunes en Huelva: precedidas de una buena comida, de una amena tertulia y de unas copas que pongan en sazón el cuerpo y el espíritu. En compañía de buenos amigos y sin preocupaciones que impidan el disfrute pleno en la plaza. Con toros que embistan y con toreros que sepan y que quieran agradar (aunque en esto hubo matices: luego iremos a ello).
Nos costó llegar al Restaurante El Paraíso, pero era sin duda el sitio donde había que ir a comer antes de la corrida. Así lo atestiguan los personajes que andaban por allí y, sobre todo, los exquisitos platos de los que dimos cuenta (magníficas las gambas y las chirlas y sabrosísimo el arroz con bogavante). J. Rivero, a quien prácticamente iniciábamos en el rito tomasista, había elegido el sitio y nos lo devolvió con creces con su invitación y su presencia. Alberto, en dos tardes en Huelva, disfrutó de mejor toreo del que ha visto durante muchos años en los dos o tres festejos de cada San Isidro en Las Ventas. Y Beatriz se lo perdió… (habrá que empezar a pensar dónde remediarlo).
Los bajos de la Plaza de Toros de Huelva acogen diversos bares y establecimientos varios (desde un despacho de abogados hasta la carnicería donde venden cada día la carne de las reses lidiadas el día anterior). En un par de ellos, de claro ambiente flamenco, uno puede disfrutar de muy buen ambiente antes de entrar en el tendido. Así lo hicimos, redondeando un previo que hacía presagiar lo mejor.
Y fue lo mejor.
Sin duda, una de las tardes de toros más completas que hemos vivido en los últimos años.
Los toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados para una plaza de segunda, dieron un juego excelente, a excepción del quinto, un toro complicado, pero que nos permitió disfrutar con una enorme faena de poder de José Tomás.
El mejor lote, para mi gusto, fue el de Emilio Silvera. Y también fue el menos aprovechado, algo previsible teniendo en cuenta el tiempo que hacía que este hombre no toreaba. Lo de que José Tomás imponga siempre un torero por delante es lo que tiene: que de vez en cuando aparecen personajes que de otro modo sería imposible que torearan en los mejores carteles y con las figuras. Pero lo cierto es que el onubense estuvo digno y que sus paisanos lo acogieron con benevolencia y pidieron los trofeos con suma generosidad. A su primero lo recibió bien con el capote, dibujando un par de lances muy estéticos. Con la muleta, dibujó series con ambas manos, a media altura, acompañando la embestida del animal, al que no dominó en ningún momento. Pero tampoco se le vio desbordado (a veces nos conformamos con tan poco…). Después de un pinchazo y una estocada haciendo guardia (o “el municipal”, como se empeñaba en acotar el veterano aficionado que teníamos junto a nosotros en el tendido) le dieron una oreja a todas luces excesiva. El cuarto fue otro toro bravo, encastado, con el que también mostró disposición y al que también acompañó con la muleta, sin hondura y con algún desarme, pero sin rendirse, que ya es algo. Lo mejor, las manoletinas con las que acabó la faena, demasidado rápidas, pero ajustadas. Volvió a matar mal (pinchazo, media perpendicular y tres descabellos) y de nuevo el paisanaje reclamó y consiguió una oreja que le abría la puerta grande.
José Tomás nos brindó en sólo dos toros un compendio perfecto de su tauromaquia. La de la profundidad, hondura y belleza en el segundo, un gran toro, bravo y noble, de lo mejor que ha echado esta ganadería en las tardes que la hemos visto este año. Y la del poder y el estoicismo en el quinto, un toro complicado al que con total naturalidad, sin tremendismo, le hizo embestir, seguir los engaños, vaciar todas las embestidas que nadie más en la plaza hubiera imaginado.
La faena al segundo fue sencillamente genial. Grandísimas verónicas de recibo, absolutamente de cartel, lentísimas algunas, para que las cámaras pudiera retratar cada instante, cada vuelo de un recorrido perfecto. Se picó muy poco al toro y el de Galapagar le instrumentó un quite por chicuelinas de las que sobresalió la primera: ajustadísima, perfecta, un ejemplo sublime de cómo es el lance y por qué lo que tradicionalmente se entiende como un simple lance de recurso, puede convertirse en toreo fundamental. Con la muleta comenzó en el centro del ruedo, solo, por estatuarios. Inmóvil, girando sobre los talones y citando al toro desde gran distancia sin inmutarse lo más mínimo. Luego, toreo al natural largo, templado, sereno, hondo, tranquilo,… Variedad de remates y de recursos para rematar las series. Como con la derecha, bajando la mano, dibujando estéticamente el poder de la muleta que obliga al toro a ir más allá. Final torerísimo con ayudados por alto, por bajo, trincherillas,… Gran faena, y dos orejas que se hicieron tremendamente escasas en la comparación.
El cuarto fue el toro complicado de la corrida. Muy complicado: andarín, cabeceando, con menor fijeza,… Con él José Tomás no pudo hacer nada con el capote, pero con la muleta dio su dimensión poderosa. Aguantó la incertidumbre del toro y le obligó a ir humillando cada vez más, a no enganchar la muleta, a seguirla cada vez con más temple. Fue haciendo la faena a pase de paciencia y de atragantones. Y al final sacó naturales más que estimables y dio una serie con cambio de mano por delante en la que aguantó una barbaridad. Las manoletinas con las que acabó su labor fueron impresionantes. Después de una estocada casi entera recibió otras dos orejas. Pero más allá de los trofeos lo realmente importantes es que vimos al mejor JT de este año, en sus dos versiones. Tarde completa la del de Galapagar.
También el Cid mostró su mejor cara. Después de un incierto comienzo de temporada, con un paso más que discreto por Sevilla y Madrid, el de Salteras está volviendo a encontrar su sitio. Al tercero, lo recibió bien con la capa e instrumentó un buen quite por delantales. Con la muleta, tras brevísimos pases de tanteo comenzó a torear muy bien al natural en series largas, templadas,… Toreo marca de la casi. Tal vez algo menos profundo y hondo que otras veces, pero quizá esto sea sólo una apreciación personal, porque lo cierto es que hubo abundante buen toreo. Tanto al natural como con la derecha. Después de una estocada entera, cortó dos orejas.
El sexto lo brindó a sus dos compañeros en un gesto muy torero. Lo había toreado bien a la verónica en los lances de recibo y, tras el brindis, lo sacó a los medios con pases muy toreros. Comenzó luego con la mano derecha, intercalando series con ambas manos. Nuevamente buen toreo, pero faltando algo de transmisión. El Cid está mejorando, pero debe aún ganar en rotundidad para alcanzar el nivel de otros años.
En todo caso, vimos tres toreros distintos: uno (Silvera) con mucha voluntad, algunos momentos de estética y falta de oficio. Otro (el Cid) en franca mejoría, con mucho oficio, gran dominio, tremenda capacidad para instrumentar series largas con ambas manos y una honestidad con el público apabullante. Y otro (JT) un auténtico genio, distinto a todos, que dio en Las Colombinas prueba de su mejor tauromaquia en sus dos estilos: el del toreo profundo y hondo a los toros buenos y el del toreo poderoso a los toros complicados.
Y antes y después, gastronomía y tertulia en buena compañía.
O sea, una tarde de toros. Grandiosa. Como deberían serlo todas.
Nos costó llegar al Restaurante El Paraíso, pero era sin duda el sitio donde había que ir a comer antes de la corrida. Así lo atestiguan los personajes que andaban por allí y, sobre todo, los exquisitos platos de los que dimos cuenta (magníficas las gambas y las chirlas y sabrosísimo el arroz con bogavante). J. Rivero, a quien prácticamente iniciábamos en el rito tomasista, había elegido el sitio y nos lo devolvió con creces con su invitación y su presencia. Alberto, en dos tardes en Huelva, disfrutó de mejor toreo del que ha visto durante muchos años en los dos o tres festejos de cada San Isidro en Las Ventas. Y Beatriz se lo perdió… (habrá que empezar a pensar dónde remediarlo).
Los bajos de la Plaza de Toros de Huelva acogen diversos bares y establecimientos varios (desde un despacho de abogados hasta la carnicería donde venden cada día la carne de las reses lidiadas el día anterior). En un par de ellos, de claro ambiente flamenco, uno puede disfrutar de muy buen ambiente antes de entrar en el tendido. Así lo hicimos, redondeando un previo que hacía presagiar lo mejor.
Y fue lo mejor.
Sin duda, una de las tardes de toros más completas que hemos vivido en los últimos años.
Los toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados para una plaza de segunda, dieron un juego excelente, a excepción del quinto, un toro complicado, pero que nos permitió disfrutar con una enorme faena de poder de José Tomás.
El mejor lote, para mi gusto, fue el de Emilio Silvera. Y también fue el menos aprovechado, algo previsible teniendo en cuenta el tiempo que hacía que este hombre no toreaba. Lo de que José Tomás imponga siempre un torero por delante es lo que tiene: que de vez en cuando aparecen personajes que de otro modo sería imposible que torearan en los mejores carteles y con las figuras. Pero lo cierto es que el onubense estuvo digno y que sus paisanos lo acogieron con benevolencia y pidieron los trofeos con suma generosidad. A su primero lo recibió bien con el capote, dibujando un par de lances muy estéticos. Con la muleta, dibujó series con ambas manos, a media altura, acompañando la embestida del animal, al que no dominó en ningún momento. Pero tampoco se le vio desbordado (a veces nos conformamos con tan poco…). Después de un pinchazo y una estocada haciendo guardia (o “el municipal”, como se empeñaba en acotar el veterano aficionado que teníamos junto a nosotros en el tendido) le dieron una oreja a todas luces excesiva. El cuarto fue otro toro bravo, encastado, con el que también mostró disposición y al que también acompañó con la muleta, sin hondura y con algún desarme, pero sin rendirse, que ya es algo. Lo mejor, las manoletinas con las que acabó la faena, demasidado rápidas, pero ajustadas. Volvió a matar mal (pinchazo, media perpendicular y tres descabellos) y de nuevo el paisanaje reclamó y consiguió una oreja que le abría la puerta grande.
José Tomás nos brindó en sólo dos toros un compendio perfecto de su tauromaquia. La de la profundidad, hondura y belleza en el segundo, un gran toro, bravo y noble, de lo mejor que ha echado esta ganadería en las tardes que la hemos visto este año. Y la del poder y el estoicismo en el quinto, un toro complicado al que con total naturalidad, sin tremendismo, le hizo embestir, seguir los engaños, vaciar todas las embestidas que nadie más en la plaza hubiera imaginado.
La faena al segundo fue sencillamente genial. Grandísimas verónicas de recibo, absolutamente de cartel, lentísimas algunas, para que las cámaras pudiera retratar cada instante, cada vuelo de un recorrido perfecto. Se picó muy poco al toro y el de Galapagar le instrumentó un quite por chicuelinas de las que sobresalió la primera: ajustadísima, perfecta, un ejemplo sublime de cómo es el lance y por qué lo que tradicionalmente se entiende como un simple lance de recurso, puede convertirse en toreo fundamental. Con la muleta comenzó en el centro del ruedo, solo, por estatuarios. Inmóvil, girando sobre los talones y citando al toro desde gran distancia sin inmutarse lo más mínimo. Luego, toreo al natural largo, templado, sereno, hondo, tranquilo,… Variedad de remates y de recursos para rematar las series. Como con la derecha, bajando la mano, dibujando estéticamente el poder de la muleta que obliga al toro a ir más allá. Final torerísimo con ayudados por alto, por bajo, trincherillas,… Gran faena, y dos orejas que se hicieron tremendamente escasas en la comparación.
El cuarto fue el toro complicado de la corrida. Muy complicado: andarín, cabeceando, con menor fijeza,… Con él José Tomás no pudo hacer nada con el capote, pero con la muleta dio su dimensión poderosa. Aguantó la incertidumbre del toro y le obligó a ir humillando cada vez más, a no enganchar la muleta, a seguirla cada vez con más temple. Fue haciendo la faena a pase de paciencia y de atragantones. Y al final sacó naturales más que estimables y dio una serie con cambio de mano por delante en la que aguantó una barbaridad. Las manoletinas con las que acabó su labor fueron impresionantes. Después de una estocada casi entera recibió otras dos orejas. Pero más allá de los trofeos lo realmente importantes es que vimos al mejor JT de este año, en sus dos versiones. Tarde completa la del de Galapagar.
También el Cid mostró su mejor cara. Después de un incierto comienzo de temporada, con un paso más que discreto por Sevilla y Madrid, el de Salteras está volviendo a encontrar su sitio. Al tercero, lo recibió bien con la capa e instrumentó un buen quite por delantales. Con la muleta, tras brevísimos pases de tanteo comenzó a torear muy bien al natural en series largas, templadas,… Toreo marca de la casi. Tal vez algo menos profundo y hondo que otras veces, pero quizá esto sea sólo una apreciación personal, porque lo cierto es que hubo abundante buen toreo. Tanto al natural como con la derecha. Después de una estocada entera, cortó dos orejas.
El sexto lo brindó a sus dos compañeros en un gesto muy torero. Lo había toreado bien a la verónica en los lances de recibo y, tras el brindis, lo sacó a los medios con pases muy toreros. Comenzó luego con la mano derecha, intercalando series con ambas manos. Nuevamente buen toreo, pero faltando algo de transmisión. El Cid está mejorando, pero debe aún ganar en rotundidad para alcanzar el nivel de otros años.
En todo caso, vimos tres toreros distintos: uno (Silvera) con mucha voluntad, algunos momentos de estética y falta de oficio. Otro (el Cid) en franca mejoría, con mucho oficio, gran dominio, tremenda capacidad para instrumentar series largas con ambas manos y una honestidad con el público apabullante. Y otro (JT) un auténtico genio, distinto a todos, que dio en Las Colombinas prueba de su mejor tauromaquia en sus dos estilos: el del toreo profundo y hondo a los toros buenos y el del toreo poderoso a los toros complicados.
Y antes y después, gastronomía y tertulia en buena compañía.
O sea, una tarde de toros. Grandiosa. Como deberían serlo todas.
lunes, 3 de agosto de 2009
Huelva (1 de agosto de 2009) - A por todas
Perera sigue este año, al menos desde hace unas semanas, el mismo ritmo de rotundidad de la temporada pasada. Las cosas en las primeras ferias importante no marcharon todo lo bien que el pacense hubiera deseado, pero desde mediados de junio ha vuelto a la constancia en el éxito permanente.
La corrida del sábado en Huelva, en una tarde tremendamente calurosa, era uno de esos carteles rematados que, por fortuna, se han puesto de moda con la crisis: Ponce, Morante y Perera. Los empresarios se han dado cuenta que sólo así es posible llenar las plazas, en las ferias y fuera de ellas (JT al margen).
Sucede, sin embargo, que el todo tiene la posibilidad de descomponerlo casi todo. Supongo que el empresario del coso y ganadero del hierro de la corrida, tendría interés en llevar lo mejor a esa celebración del 25 aniversario de la Plaza. Si es así, o no conoce muy bien lo que tiene, o lo que tiene es manifiestamente mejorable.
Ponce lo intentó en sus dos toros. Y en su segundo, a base de aplomo y técnica, consiguió algunos pases de cierto interés. Pero sin obligar nunca a sus toros, flojísimos y descastados. Ver a un diestro como este, después de tantos años, seguir poniendo el mismo interés delante de todos sus oponente, lidiarlos con una austeridad de lances inverosímil, es una satisfacción. Pero sin el toro bravo, noble, encastado, poderoso,... el asunto pierde gran parte de su importancia.
Morante no pudo hacer absolutamente nada con sus toros, a excepción de una verónica y una larga en el recibo de capote a su primero y los ayudados por alto con los que comenzó la faena de muleta a este mismo toro. Luego, el toro perdió todo atisbo de fijeza y unió a su falta de fuerza y clase una absoluta distracción que hacía de la lidia un ejercicio inútil. El quinto fue un toro peligrosísimo, que se cruzaba y se colaba siempre. Morante abrevió y la gente se cebó con él en una bronca manifiestamente injusta.
Perera, queda dicho, firmó lo mejor (con mucho) de la tarde. Tuvo mejor suerte con los toros, pero, además, su técnica, oficio y pundonor pusieron lo que los toros no tenían. Al tercero lo recibió muy bien con el capote, se le amagó la suerte de varas y le instrumentó un quite bellísimo, solo en el centro del ruedo, en el que enlazó una chicuelina, una tafallera y varias gaoneras. Con la muleta toreó excepcionalmente con la derecha (la segunda tanda, magistral): poder, ligazón, hondura y temple. Con la izquierda el toro era menos claro y la serie al natural tuvo menos intensidad. Después de un circular inmenso y unas bernardinas ceñidísimas recetó una estocada hasta la bola.
El sexto fue algo menos claro, pero también lo lanceó con brillantez de recibo y en un gran quite. El comienzo de la faena, con pases cambiados, circular, de pecho,... levantó nuevamente a la gente de sus asientos. La faena fue menos redonda que la del toro anterior, pero le sacó al animal más de lo que tenía, con una técnica y un temple grandiosos. Nueva estocada perfecta y la confirmación de que Perera ha vuelto por sus fueros.
¡Qué buen verano va a darnos!
La corrida del sábado en Huelva, en una tarde tremendamente calurosa, era uno de esos carteles rematados que, por fortuna, se han puesto de moda con la crisis: Ponce, Morante y Perera. Los empresarios se han dado cuenta que sólo así es posible llenar las plazas, en las ferias y fuera de ellas (JT al margen).
Sucede, sin embargo, que el todo tiene la posibilidad de descomponerlo casi todo. Supongo que el empresario del coso y ganadero del hierro de la corrida, tendría interés en llevar lo mejor a esa celebración del 25 aniversario de la Plaza. Si es así, o no conoce muy bien lo que tiene, o lo que tiene es manifiestamente mejorable.
Ponce lo intentó en sus dos toros. Y en su segundo, a base de aplomo y técnica, consiguió algunos pases de cierto interés. Pero sin obligar nunca a sus toros, flojísimos y descastados. Ver a un diestro como este, después de tantos años, seguir poniendo el mismo interés delante de todos sus oponente, lidiarlos con una austeridad de lances inverosímil, es una satisfacción. Pero sin el toro bravo, noble, encastado, poderoso,... el asunto pierde gran parte de su importancia.
Morante no pudo hacer absolutamente nada con sus toros, a excepción de una verónica y una larga en el recibo de capote a su primero y los ayudados por alto con los que comenzó la faena de muleta a este mismo toro. Luego, el toro perdió todo atisbo de fijeza y unió a su falta de fuerza y clase una absoluta distracción que hacía de la lidia un ejercicio inútil. El quinto fue un toro peligrosísimo, que se cruzaba y se colaba siempre. Morante abrevió y la gente se cebó con él en una bronca manifiestamente injusta.
Perera, queda dicho, firmó lo mejor (con mucho) de la tarde. Tuvo mejor suerte con los toros, pero, además, su técnica, oficio y pundonor pusieron lo que los toros no tenían. Al tercero lo recibió muy bien con el capote, se le amagó la suerte de varas y le instrumentó un quite bellísimo, solo en el centro del ruedo, en el que enlazó una chicuelina, una tafallera y varias gaoneras. Con la muleta toreó excepcionalmente con la derecha (la segunda tanda, magistral): poder, ligazón, hondura y temple. Con la izquierda el toro era menos claro y la serie al natural tuvo menos intensidad. Después de un circular inmenso y unas bernardinas ceñidísimas recetó una estocada hasta la bola.
El sexto fue algo menos claro, pero también lo lanceó con brillantez de recibo y en un gran quite. El comienzo de la faena, con pases cambiados, circular, de pecho,... levantó nuevamente a la gente de sus asientos. La faena fue menos redonda que la del toro anterior, pero le sacó al animal más de lo que tenía, con una técnica y un temple grandiosos. Nueva estocada perfecta y la confirmación de que Perera ha vuelto por sus fueros.
¡Qué buen verano va a darnos!
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