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miércoles, 30 de abril de 2008

Barcelona (20 de abril de 2008) - Sugestiones

El AVE tiene la ventaja de la puntualidad y el grave inconveniente de que no hay ninguno que salga de Barcelona más tarde de las nueve. Eso, junto con la devolución de un toro, nos impidió ver completa la faena del Juli al último toro y nos obligó a correr tres manzanas en un ejercicio que por poco me cuesta la vida.

Los toros de Domingo Hernández y Garcigrande impidieron el triunfo a pesar de la decisión de José Tomás, el Juli y, a veces, incluso, de Finito. A pesar del ánimo del público y de la evidente intención de ver si transmitía más la colocación de JT o la técnica del Juli.

Finito, en su primero, estuvo profundamente desconfiado. El toro, que salió bastante parado, parecía que podía dar alguna oportunidad en la muleta por el pitón izquierdo. Pero el torero no lo vio igual y manejó, además, sin especial fortuna el estoque y el descabello.

A su cuarto lo recibió bien con la capa y le instrumentó un buen quite también a la verónica (suerte fundamental con la capa y cada vez más en desuso en su ejecución más pura). Replicó JT con gaoneras ajustadas y artísticas. El inicio de la faena de muleta demostró que Finito es capaz de un toreo de hondura, pero la continuación evidenció que no está en su mejor momento, que le cuesta coger el sitio y colocarse allí donde puede hacer que el toro embista y poder de ese modo recogerle de forma que ese arte sea posible. Nuevamente falló con los aceros y el público, que tampoco había acudido especialmente por su presencia en el cartel, se vengó con él de lo que era, sobre todo, un cierto desencanto por el conjunto del espectáculo.

José Tomás quiso triunfar toda la tarde. Aprovechando los toros o a pesar de ellos. Y lo hizo a base de ponerse en un sitio donde puede trasladar al tendido sensaciones artísticas o puro riesgo, pero que no puede dejar a nadie indiferente.

A su primero lo recibió bien con la capa, con una rodilla genuflexa y aguantando mucho la llegada del toro. El toro, muy parado, recibió una lidia perfecta. Ya en la muleta, el torero puso lo que el toro no tenía: emoción. Por cercanía y cruce extremo, dio pases de enorme intensidad desde una actitud siempre majestuosa. Pero era imposible que la faena tuviera continuidad. Lo intentó por ambas manos y extrajo más de lo imaginable, pero era imposible una faena artística. Al final, dio unas manoletinas de auténtico infarto. Probablemente las mejor ejecutadas que haya visto nunca. En una de ellas, el toro iba directamente hacia él y, sin mover los pies del suelo, arqueó ligeramente las piernas para dejarle pasar "suavemente". Es la quietud absoluta en el toreo. ¡Qué hubiera podido ser con un toro de mayor movilidad...! No estuvo acertado tampoco con los aceros.

Al quinto no lo toreó prácticamente con la capa por la absoluta falta de colaboración del animal. Con la muleta, comenzó con tandas por ambas manos sin mando ni profundidas, pero poco a poco se fue acercando al sitio del toro y, en un auténtico arrimón, fue sacando pases de uno en uno desde un sitio imposible. Emoción había, pero temple y ligazón era imposible. Volvió a pinchar varias veces antes de colocar una estocada.

Devolvieron el tercero y al sobrero el Juli lo recibió bien con la capa y le instrumentó un buen quite por chicuelinas. Como curiosidad, apuntar que le pitaron (!) por no poner banderillas (¿a estas alturas?). Con la muleta hizo una faena magistral a un toro parado. Una faena, tal vez, más propia de JT por quietud y colocación continua entre los pitones del toro. Pero en la que la técnica de el Juli permitió además sacar pases templados y artísticos. De uno en uno, pero la emoción suplía con crecer aquí a la la ligazón. Tampoco con la espada estuvo afortunado.

Y en el último, lo que vimos antes de tener que salir corriendo fueron las series más ligadas de la tarde, donde nuevamente el Juli demostró su magisterio.

En conclusión, desde la reaparción de JT, las dos veces que se han visto las caras (Ávila y Barcelona), el Juli ha salido triunfante. ¿Por haber tenido más suerte en el sorteo? Tal vez. Pero también porque está en un momento de madurez extraordinaria y porque, como demostró en Barcelona (sobre todo con la faena al tercero) tiene un repertorio mucho más variado. Y una técnica excepcional que le hace poder cuajar muchos más toros.

(Para quien le interese, la comida previa en Fonda Gaig nos permitió degustar cocina tradicional con elaboración moderna y puntos de aceite y cocción perfecta, en un local extraordinario, con un buen servicio y a un precio moderado. No se puede pedir mucho más, ¿no?)

jueves, 24 de abril de 2008

Por ser vos quien sois

Anuncian que se inaugura un uevo esperpento en la ciudad de los gnomos, como vamos bautizando a las múltiples y ridículas estatuas que como setas crecen en la ciudad que un día fuera cima de la elegancia.

Parece ser que junto a la Maestranza van a perpetrar una estatua ecuestre de la madre del actual rey de España y que lo van a inagurar el Corpus y que el Borbón se dejará caer por la Plaza.

Normalmente la tarde del Corpus en la plaza estamos cuatro gatos, para llenársela al King of Spain, anuncian también, ahora, que vendrá el rejoneador Diego Ventura y la novelera Sevilla se arrojará a la Plaza.

No hay derecho. Para esto, ahora, sí hay dinero. Pero no para los aplazamientos.

¿Por qué no dan al día siguiente el cartel de Juli, Morante, Manzanares?

Porque se da en Madrid.

Caballos para un rey, antes se daban 10 tardes de toros, desde que la revolución francesa hizo su oficio el tendido de sol debería contar más.

¡Ojalá llueva! (Después de la Procesión, of course)

¿Se puede considerar un cambio de cartel con derecho a devolución?

martes, 22 de abril de 2008

Barcelona (19 de abril de 2008) - Otro estilo de ver los toros

Entre telefónica, los routers, los servicios técnicos y otras mandangas varias no sé cuándo voy a poder volver a tener internet en mi casa. Entre tanto (espero que no sea mucho tiempo) será difícil y poco metódica mi intervención.

Y todo pese a lo mucho que hay que contar: las cuatro tardes en Sevilla, el extraordinario momento de Perera, el gusto de Manzanares, las ganas de Morante, la visita a los toros del Marqués en el campo, la magnífica pintura de Laure,...

Y el fin de semana en Barcelona. El viaje en AVE da más seguridad en los horarios, pero (sobre todo si hay paradas) es más lento que el avión. Aún así, es mucho más cómodo y la atención más eficiente. Si hubiera más frecuencia y la vuelta desde Barcelona pudiera hacerse más tarde uno podría evitarse hasta las carreras de última hora.

La tarde del sábado demostró varias cosas. Lo primero, que el ambiente taurino barcelonés es de lo más original. Con una mezcla de modernidad, internacionalismo y falta de complejos que no es fácil encontrar en otras plazas. El bar taurino más cercano, por ejemplo, (Bar Bretón) está regentado por unos simpáticos chinos. Y las tertulias que se forman en la calle no tienen nada que envidiar a las de otros cosos. Dentro, uno puede encontrarse a una pareja con rastas, a elegantes franceses explicando con precisión en la lengua de Moliere distintos lances de la lidia, inglesas con chanclas de pronunciado tacón,... o a una pareja de recién casados que, con el uniforme de la ceremonia, han acudido a la plaza para continuar con su particular celebración.

Ya durante el festejo uno comprueba que allí no rige la prohibición de acceder o abandonar la localidad en el transcurso de la lidia. El movimiento es continuo y no siempre respetuoso con lo que ocurre en el ruedo. Pero permite contemplar a las aficionadas que, sin duda, tienen mejores hechuras que las pocas antitaurinas de la puerta (casta y comportamiento no pudimos comparar... por ahora).

La gente, pese a todo, demuestra criterio y ganas de disfrutar.

La tarde no fue brillante. En parte por el juego de los toros (sosos y descastados) y en parte por la tauromaquia y estado de ánimo de los intervinientes. Pero vayamos por partes.

El Cid recibió bien a su primero con la capa. Quitó el Fandi por chicuelinas poco ajustadas y rematando arriba los lances. Con la muleta, el de Salteras dio algún pase estimable con la derecha, pero en general toreó despegado y sufrió un desarme en una faena donde lo más destacable fue la estocada hasta la bola, aunque ligeramente tendida.

Con el cuarto, sin embargo, desplegó su repertorio de toreo templado y gustándose al natural, con una serie buena también con la mano derecha. El toro se arrancaba desde lejos y echamos de menos algo más de ajuste. No vamos a descubrir la mano izquierda de El Cid, pero el sábado en Barcelona tiró de manual y no arriesgó todo lo que nos hubiera gustado. Aún así, fue el mejor toreo de la tarde y probablemente la mejor faena artísticamente de las doce que vimos en el fin de semana.

El Fandi destacó por su facilidad y espectacularidad en banderillas, pero poco más. El segundo de la tarde era un toro complicado al que aguantó y lo intentó, pero sin muchos argumentos. En el quinto dio varias tandas apresuradas y lo macheteó con brevedad en lo que pareció más un gesto de impotencia que otra cosa. El toro no sería de carril pero no era una alimaña y hubiera merecido un intento de faena que no llegó.

Y Talavante está sin sitio. Lo he visto en Olivenza, en Sevilla dos tardes y en Barcelona y está completamente desdibujado, sin ánimo, con una espesura mental que debería tratar de aclarar con la gente de su entorno (o de fuera de él, que nunca se sabe...). El tercero fue un toro muy parado al que le aguantó mucho y le hizo una faena encimista de valor y emoción, pero sin gotas artísticas que justificaran el arrimón. Con la espada un auténtico desastre. El sexto lo brindó al público (él sabrá por qué), pero sólo dio pases sin sustancia en un toreo hacia fuera con enganchones y desarmes, rematando la faena con varios pinchazos, una estocada entera y diversos descabellos.

Hay tardes en las que hemos visto menos. Pero no fue tampoco una tarde gloriosa. Aunque la justificación para el viaje no era sólo el festejo del sábado...

Domingo sin Toros

... ni siquiera por TV.

A Canorea se le agúan las novilladas... (beneficio neto de la Plaza).

Ni siquiera pudimos ver lo de Olivenza, con los toreros extremeños.

Y Lorenzo sigue sin colgar su crónica de lo de JT y JULI en Barcelona.

Cuando llgue el domingo, si no llueve, habremos estado 14 días castigados sin toros.

Toda una feria ¡qué insoportable suplicio con la luz de estas tardes!

miércoles, 16 de abril de 2008

Los Miuras de Tussam

El último día de la feria he ido a la Plaza andando, como el camino no es corto, pero tampoco largo -una horita y poco- podía hacerme la ilusión de que vivía en Sevilla, como el Alcalde o el Cardenal, por señalar dos personalidades de mi “categoría”.

Y no en este barrio mío que se llama de los Bermejales y que nada más sale en los medios para llenar las páginas de El Caso, con sus locas y sus mezquitas.

Con sus casas rojas de ladrillo, tranquilas y dulces, bien pudiera llamarse Vermeer-Haals y es que yo le veo parecido al Greenwich Village de NY, o al menos es la ilusión que nos hacemos los de mi “categoría”.

Héteme aquí andando por los desmontes, escombreras y veredas del Guadaíra, por la Palmera que corrían los toros desde La Venta de Antequera, y así, más parecía el Antoñito del clan de los Camborios que el Holandés Errante con consulado en la Calle Francos, sólo me faltaba la varita.

Antonio Torres Heredia
Hijo y nieto de Camborios
Con una vara de mimbre
Va a Sevilla a ver los toros.

En mi barrio viven muchos egipcianos que dan a sus casas un aire de Harlem muy logrado, pero vamos a los toros.

Digo que vamos a los toros andando porque como es Feria no hay donde dejar el coche y como es domingo no es esperable que venga ningún autobús sino muy de hora en hora, aunque para lo que duró la Corrida hubiera dado tiempo de ir y volver tres veces.

Antes de la Feria había anunciada una huelga de Tussam, que se desconvocó como pasa casi siempre el día anterior, de haber habido huelga, yo hubiera tenido que hacer este paseo muchas más veces o coger un taxi como el maestro Curro. (“Viá cogé un taxi”).

Aunque ha sido gracias a estos paseos que me he quitado casi 15 Kilos de encima este invierno y ahora estoy tan juncal que podría tomar la alternativa.

-Mire que para eso debe usted tener más peso donde sabe.

¡Es verdad! Y los huevos según se sabe suben el colesterol, así que la salud servida por la comida, dejemos lo de debutar con caballos para otro año que ya parece amigo Sancho que se columbra el Castillo de los Maestrantes.

Última parada: hoy se corren toros de Miura.

Cuando salen estos animales a la Plaza el portón de toriles parece la puerta del Garaje de los Tussam, empieza a salir el autobús y ha pasado media hora y sigue saliendo toro y más toro y venga toro, de la punta del pitón a la penca del rabo.

Son más bonitos que los autobuses y más variados de capa, pero pesan casi lo mismo y embisten poco más o menos.

Los Miura, con su halo de leyenda, siempre propician imágenes de época, esto que solemos decir “estampas de la Lidia”, pero que cuando uno ve cabezas de toros del siglo XIX comprende que tampoco eran para tanto, esas revistas tenían que vender y creo que le daban photoshop al grabado para que el animalote saliera desproporcionado y el torero valiente.

El caso es que los Miuras de Tussam, largos como un trailer, eran muy desproporcionados, y así no hay forma.

Pareciera que hemos venido al Zoo; como dice Lorenzo: que den la vuelta al ruedo, los aplaudimos y que luego salgan ¿los Domecq…?

-Mejor una de gambas, que de “jabón” estamos empachados.

El Fundi brindó al público su primero, el animal metía la cara y lo cuajó en el capote a la verónica, Padilla le hizo un quite vistoso por chicuelinas y parecía que extrañamente el autobús prometía, con sus 640 Kg, un buen viaje que no fue tal. En la muleta los pases le salieron de mérito y serios, sueltos, como si estuviésemos en otro tiempo que no vimos nuca, quizá así toreaba el Espartero, al que se llevó un Miura por delante en la Plaza antigua de Madrid, y así fueron saliendo sueltos los pases que entonces se registraban y contaban:

-Hoy hemos visto 3 naturales y 2 de pecho.

El caso es que el animal no se dejaba matar y el Fundi lo pasó muy mal, el toro se quedaba absolutamente parado, quieto, y cuando se llegaba al toro con el estoque ¡zas! te daba un arreón de sacarte las entrañas..

Debe de ser que al acabarse la Feria, los Tussam vuelven a la negociación o a la huelga y se entiende que empiecen a pararse.

-O que se muevan menos que un autobús del barrio de Vermer-Haals.

En este toro estuvieron muy bien en banderillas Fundi y Padilla, sin los alardes del Fandi.

(Fundi-Fandi o Fandi-Fundi pudiera ser un cacharrito de la calle del Infierno).

El segundo del Fundi fue un sobrero del Conde de la Maza al que no banderilleó siquiera porque tenía un peligro pregonao… Uno de los toros con más peligro de la Feria ¡para que no lo banderillee el Fundi!

Padilla luce en estas corridas: no se lía el capote, trae la montera de Paquiro que otros dicen del Micky Mouse, acompaña al caballo a la salida, detalles de época que gustan, pero que no terminan de ser naturales (como la moda bohemia de Morante en la calle, pero al revés).

Lo del cambio del primer toro fue un esperpento, el Tussam se quedó fosilizado en la Plaza, sin ninguna gana de volver a los corrales y vimos de todo: cabestreros toreadores, capotazos sueltos, el toro contra un puntillero y luego contra dos, los cabestros y el toro todos contra Padilla.

Un auténtico pique de Tussam.

Y cabestros por decir algo, parecían cerditos que buscasen trufas, nada interesados en la huelga del Miura, puros esquiroles. Cuando hubo que cambiar el toro debutaron dos ejemplares en la manada, de más brío, pero igual de ineficaces.

Padilla lo estoqueó sin picar, no tenía porqué y tuvo mérito – me figuro que a la Guardia Civil (con eso de ser del clan de los Camborio no se me viene a la mente otra autoridad) respiraría por no tener que fusilarlo allí mismo, delante de todos, que siempre es desagradable, sobre todo si no se acierta y la bala sale errada hacia el palco.

Con la cercana vuelta al ruedo de la Policía Nacional, una de las pocas que ha habido en la Feria, lo mismo ovacionábamos a los picoletos, hubiera tenido un aire patético e internacional de mucho fuste almodovariano.

El que salió en su lugar pesaba 680 Kg y era un cárdeno brutal, toda la plaza era toro, en el tercio de varas menos mal que un quite providencial apartó el embroque inesperado de caballo y picador o hubiera acabado el equino en la Capilla del Carmen.

Otro toro quieto, otro autobús gripado en la muleta. Padilla lo toreó a media altura y algo al natural, pero poco más. Su segundo fue un marmolillo al que le plaza agradeció que pasaportase rápido porque la corrida era ya soporífera y casi iban a fundirse los toros con los fuegos artificiales.

Eso sí, lo banderilleó bien pero ¿No hay un punto de maldad por parte de la banda en tocar “Manolete” mientras se banderillea un Miura?

Por cierto ya que hablamos de fuegos artificiales, si no banderillas negras, si que hubiesen venido bien banderillas explosivas, para animar al público y no a los toros, que pasaban de todo.

Junto a nosotros estaba el ganadero al que vimos santiguarse hacia el sexto toro, por si salía la fiera que salvara la tarde con la gloria de Valverde, pero no hubo nada y hoy habrá salido un poco más agnóstico de la Plaza, otro toro soso, parado y con peligro.

A su primero, Valverde, muy valiente, le sacó muletazos estimables que le permitirán volver a anunciarse, pero no subirá su caché, ha entrado en el círculo virtuosos de los Miura y los etc., y le quedará convertirse en jornalero de esto, lo que es bien triste. No sabemos porqué sonó la banda –para despertarnos quizá- en su primero y cómo pudo un solo natural valer tanto aunque fuera bueno, porque la estocada fue un bajonazo, que no se vio, pero que yo sí vi, que dio espectacularidad al desplome del Diplodocus, pero poco más. A lo mejor se trataba de que el total de orejas en la feria sumase par o algún otro sudoko que se me escapa.

Volví a casa en Autobús, ya hablaremos otro día de los Juampedro de los taxis, sin más incidentes, pero he tardado en hacer la crónica porque, finiquitada la feria, empezaban las negociaciones.

No les digo con quién.

domingo, 13 de abril de 2008

Madrid (13 de abril de 2008) - ¿Qué futuro?

Hoy en Madrid había, a la misma hora, novillada en Las Ventas y corrida en Vistalegre. No sé si se pretendía lanzar un órdago a la afición o reivindicar una nueva competencia entre las dos plazas de la capital. Lo cierto es que a los habituales nos hubiera gustado que se alternaran en diferentes días y darnos así la oportunidad de ver más festejos.

Aún así, parece que ambas plazas han tenido un cuarto de aforo más o menos (me temo que algo menos), lo cual demuestra que hay unos tres mil o cuatro mil madrileños que están dispuestos a echar un domingo de abril en ir a festejos taurinos sin nombres de relumbrón. Lo que no es poco.

Hemos ido a Las Ventas, por primera vez en esta temporada, y hemos comprobado algunas mejoras en la plaza (nuevas escaleras para los tendidos altos, mejoras en los bares y los asesos y nueva indumentaria de mulillas y mulilleros). Por lo demás, tiempo desapacible, con frío intenso y ráfagas de viento que impedían una mínima confianza.

Los novillos tampoco han ayudado mucho, a excepción del tercero y el quinto, a los que se les podía haber sacado más partido.

Entre los novilleros, a Alejandro Rodríguez y Alberto Revesado se les nota su falta de contratos. Pero tampoco manifiestan condiciones ni pundonor que justifiquen grandes sacrificios de sus mentores. Algún detalle de Rodríguez con la zurda en su primero y pequeños detalles de Revesado en el quinto cuando, casi al final de la faena, descubrió cualidades en el novillo que el resto de la plaza había intuido desde muchos minutos antes. Este era un toro de Puerta Grande y no lo aprovechó.

Por su parte, Rubén Pinar está más hecho como torero pese a su juventud. Pero hizo un toreo más propio de otras plazas que de Las Ventas. Hubo mucha distancia en el cite, poca ligazón y escasa profundidad. Sobre todo en su primero, un toro que hubiera permitido una faena de más altos vuelos. En el último, se ganó una oreja después de varias series con más pundonor que gusto y una estocada hasta la bola.

Pero al menos estuvo en novillero. Queriendo. Sabiendo que tenía que triunfar. Tal vez sean otros días los del toreo templado y ajustado. Valga la reseña de sus ganas de ser algo en esto y esperemos que con el tiempo vaya marcando un estilo propio de mayor templanza.

Al final, casi todos aguantamos hasta el fin de la corrida. Hace falta echarle afición. Al menos Vistalegre está cubierta...

Los toreros mediáticos (12-IV-2008)

Bueno, pues ustedes imaginarán que cuando digo que no pisaré la Feria me refiero a que no la pisaré mucho... El martes estuve de gañote, sumergido e invitado, pero ¡qué día hacía hoy en el Real! ¡Qué luces las del paseo de caballos! ¡Las amazonas y los hombres cual centauros! ¡Los landós, los tiros, los uniformes de cochero antiguo! Ese encuentro de lo rural y de lo urbano en la efímera ciudad de las casetas.

Es un espejismo, con el podemos ser felices no más de tres horas justas, las que he pasado feliz con mi familia, ellas vestidas de gitana, yo con chaqueta y camisa blanca sin corbata, dentro de la ortodoxia sevillana, que hay que respetar para tomarse a chufla...

Y, sin que sirva de precedente, hasta hemos comido bien, en una caseta de reconocido acceso popular.

Y mi niña luego en los cacharritos, feliz y azul en su traje de flamenca, con los ojos poblados de carruseles y luces y sonidos.

De la Feria me he ido a ver los toros, hoy “actuaban” Manuel Díaz, un tal Rivera Ordóñez y David Fandila, “El Fandi”.

Han toreado mayormente en los tercios del sol, que hoy parecían Benidorm o Torre del Mar, y me parece bien.

Es una vez al año, y llenan.

Disculpen que no haya tomado más notas, me dejé el bolígrafo en la caseta, hoy era un día para bajar la manzanilla mirando al sol y a los tendidos.

El Fandi estuvo bullidor en banderillas.

Los toros, mejor.

El año que viene tampoco pisaré la Feria.

viernes, 11 de abril de 2008

Jabón, Jabón y el Cabestrero Torero

Se lidiaron tres toros de Juan Pedro Domecq -primero, tercero y cuarto-, un sobrero de la Dehesilla -tercero-, un segundo sobrero de Pereda -tercero- y un tercer sobrero de El Serrano

Curro Díaz, silencio tras aviso y silencio.
El Cid, ovación y silencio.
Miguel Ángel Perera, silencio y silencio.


Últimamente no ganamos para atracos ¿por qué no nos dan más días para devolver nuestras entradas?

Tras el tiempo perdido ayer, el tiempo perdido hoy en las taquillas, esperando nuestra merecida peonada.

Vamos a lo de los corrales:

Quien me haya seguido sabe de mis preferencias por el encaste Domecq y el toro-artista, fuera de este encaste muy pocas sangres embisten (los Saltillos de Victorino, por ejemplo), pero no hay que confundir encaste con ganadería y, si éste es el Jamón que anunció Canorea... que se devuelva la pata entera y toda la piara.

Qué mal está esta ganadería, ha sido una JuamPEDRADA, con un trapío indigno de esta plaza y justa de fuerza y casta ¡qué digo justa: vacía! Y van... 3 tardes 3 con la de Parladé.

...y Nuñez del Cuvillo sin venir por 3.000 euros.

Nada de jamón: jabón, mucho jabón para limpiar el albero mojado y lavar los dineros.

-Ah, por eso era jabonero el quinto.

Impresentable.

Se ha evitado un escándalo mayor porque la Empresa ha sacado ¿de dónde? un tercer sobrero al que no le obliga el reglamento, ¡la que le hubiera caído a la Presidenta –a quien se mide más severamente- si no hubiera habido nada en los corrales tras el sexto!

Como sería la cosa que el aburrimiento y los farolillos (ésta ha sido la antepenúltima y la primera de farolillos) han hecho al público corear indignamente los lances para devolver al corral a los animalillos del mayoral, cuando lo que debiera el cabestrero es saber manejar a las “señoritas” que salen de turismo de campo y plaza, sin más compromiso.

Quizá alguno de estos mansos con una capa de pintura y otra de jabón, hubieran dado más juego que los Juampedro.

La Segunda Parte de la corrida es para olvidarla íntegramente, los matadores hicieron su oficio con la nada que salió de los chiqueros, hablaremos del primero de cada lote, sea titular o bis en los que sí hubo detalles.

Curro Díaz, era la gran tarde de este torero que nos deslumbró en San Miguel y que por fin venía a una corrida de triunfo, pero su segundo (¡pues no íbamos hablar sólo del primero!) se comportó más “malamente” que los Palha o los Cuadri. El primero parecía que iba a dar juego y relucieron algunos lances de iniciado desmayo, se ligó una tanda preciosa y honda por la derecha, pero la forma de embestir del toro –ya en el capote saltó de forma extraña, aunque lo cuajó bien por verónicas y en unos lances a pies juntos- decíamos que la forma de embestir del toro, con un derrote final, ocasionaba el punteo de la muleta y la desconfianza. Curro Díaz torea un poco despegado y no siempre cita de frente, aunque sí de lejos o al menos en la distancia justa, al natural esto le ocasionó un par de avisos del toro que finalmente lo encampanó, con mucho susto, por no taparle bien la cara, por darle espacio. Mató muy mal y escuchó dos avisos, pero colocó al toro en suerte tras dos trincherillas preciosas. Curro Díaz vuelve el Corpus a darle la alternativa a Oliva Soto con Salvador Vega ¡ojalá venga el arte con el Pan de Plata!

El Cid nos va a terminar por gustar, lo que no sé si es hablar bien del Cid o mal de mí... ligó en su primero unos naturales eternos y hasta toreó con gusto por bajo. Lo hizo todo él a base de temple y maestría técnica, tapando la cara del toro con la muleta, cuidándolo, porque se rajaba, llevándolo a media altura y pareciendo, al tiempo, que lo arrastraba con la mano baja. No se entiende que este tipo de torero pierda tantos triunfos por la espada, se quedó sin el ticket para la Puerta del Príncipe porque dio su recital de habituales pinchazos. El toro, “Caranegro”, llevaba anunciado como sobrero varias tardes y ya conocía los corrales inundados mejor que el cabestrero... Mal Perera en este toro al que dio unas gaoneras en su quite tras ¿cuántos? Miles de mantazos.

El tercero de la tarde, que tan bien fue bis (con el sexto), fue el de más juego y exigencia, como los dos precedentes fue brindado al público ¿pero alguien que se anuncia en los carteles no brinda por defecto siempre al público?, O sea que se suponía que los tres primeros iban a ser toros de gloria (sólo un juampedro entre ellos), para luego quedarse en nada por la impericia de los toreros. Quizá a Perera le podía la responsabilidad, habían venido a verle, además, muchos paisanos, podía ser el triunfador de la feria... se dejó ir un toro que pedía mucho, quedarse quieto, dar distancia y torear, sobre todo torear sin descanso, embebiendo al toro en la muleta, pero no templó y el toro lo arrolló, y el gastó al toro ahogando su embestida: el Perera que no nos gusta, el Perera peor ¡cuánto lo sentimos! Los toreros poderosos deben, además, matar bien y a la primera. Creo que en San Miguel tiene otra tarde...

Lavémonos con jabón las manos del dinero recuperado en la taquilla y pidamos una de jamón de verdad en casa Robles, que la feria mejor no pisarla que está “encharcá” por el albero y en los charcos sólo se reflejan espejismos, pompas de jabón.

Y más sobre la suspensión

La Delegación del Gobierno ha cesado fulminantemente al Presidente Sr. Pulido, se entiende que las apariencias autoritarias escandalizan hoy a cualquiera "mucha, mucha, policía"...

Hoy es práctica habitual conculcar la presunción de inocencia aplicando la ley del embudo (por ejemplo: juez del tenebroso caso Mari Luz,juzgado y sentenciado, salvando las abismales y atroces distancias).

Pero más autoritario es proceder a un cese sin escuchar a las partes, después del atraco de hoy con la "juampedrada" me hago eco de las palabras del Presidente y que cada quiera juzgue ¿qué ha dicho a todo esto Canorea?

nota: el único público a favor de la corrida no era el del abono, sino el del sol de farolillos.

Extraído de www.burladero.com

El presidente del tercer festejo suspendido de forma consecutiva esta Feria de Abril de Sevilla, Antonio Pulido Plaza, justifica su decisión de suspender alegando que

"el piso de plaza estaba mal, no estaba para torear. Creo que eso no lo discute nadie",

exponía el presidente poco antes de abandonar el coso maestrante al portal sevillataurina.com.
Pulido considera que los toreros han actuado desde la certeza de que la empresa no les ofrecía más alternativa que la de la tarde del jueves para torear en Sevilla y, por tanto,


"era consciente de que los tres toreros tenían esa presión encima. Yo sabía que la empresa les había dicho que no estaba dispuesta aplazar la corrida, y también sabemos todos que los tres chavales están necesitados de torear del modo que sea. Es mi obligación tener la cabeza más fría que ellos y pensar con cierta lógica", asegura
.
Respecto a la acusación por parte de los tres matadores de no haber cumplido su palabra en cuanto a aprovechar un despiste de los de luces para comunicar a los espectadores la suspensión definitiva del festejo:


"Yo no saqué la tablilla de la suspensión aprovechando un descuido de los toreros, ni mucho menos. Subí a los despachos para hacer una consulta a la agencia meteorológica, y me anunciaron para Sevilla que restaban aún unos 30 litros de agua por caer con un alto índice de probabilidad En ese momento decidí en potestad al Artículo 63.2 del Reglamento, suspender la corrida. Hablar de nuevo con los toreros era para obtener la misma respuesta; cualquier aficionado sabe que si no se les dejaba torear en otra fecha iban a querer atropellar la razón y torear sobre ese fango", comenta el presidente.

Pulido se reafirma por tanto en su actuación: "Mi obligación es velar por la integridad del espectáculo, comenzando por la integridad física de los toreros. No se les puede echar más peligro a unos hombres que ya de por sí se juegan la vida. Echarles seis toros sobre ese barrizal hubiera sido una auténtica locura y un sinsentido. Admitiendo aún que ellos torearan bajo su responsabilidad, a los toros hay que picarlos y banderillearlos, y también tengo que velar por la integridad física de los hombres de plata y a caballo. Pero es que también hay unos monosabios", explica.


Pero sobre todo, Pulido justifica su decisión en la defensa del derecho de los espectadores:

"Una entrada de toros es cara, y el espectador tiene el derecho a recibir el espectáculo en su total integridad. Esos toros no se iban a agarrar al piso y se iba a ver más de un costalazo. Seguro que el tercio de banderillas ni tan siquiera se podría haber llevado a cabo, o sólo con un par y pasando de costado. Los espadas se iban jugar la vida pero en un grado de peligrosidad anadido muy alto, y las faenas iban a ser muy distintas a una plaza con el ruedo seco. En definitiva, el espectáculo que iban a recibir no iba a ser el que creían haber comprado al adquirir sus entradas, sino uno bien distinto".


Sobre la confección del acta, apunta Pulido lo siguiente:

"Me he limitado a redactar los hechos y la resolución final. Yo no quería desvelar que los toreros no han querido firmarlo, pero si ya ellos lo han dicho, pues sí, así ha sido. ¿Propuestas de sanción? El acta no tiene por qué quedar concluído en este momento. Está abierto y se pueden incluir propuestas, aunque es algo que es necesario estudiar más tranquilamente; está todo demasiado 'caliente'. De momento sólo está redactada la suspensión, aunque no está cerrado",

avisa el presidente de la Real Maestranza.

La Presidencia

Bravo por quien decidiera la suspensión, porque la integridad de los toreros corría peligro cierto -el albero sobremojado es arcilla de patinaje. (Dije esta mañana)

Pues fue el Presidente y ha sido cesado fulminantemente, dicen que no gestionó bien los tiempos de negociación, a mí -insisto- me parece que hizo bien y no parece que la Presidencia pueda tener intereses crematísticos, más propios de la Empresa...

¿Quién cesa a la Empresa por no gestionar los tiempos de aplazamiento?

Cabezas de turco, pronto sabremos.

Primavera de Sevilla


Volverán los cielos que perdimos a incendiar los balcones de la tarde; volverán los tambores por el río con el toro de cal y el pan de plata; volverán las mujeres como flores, las cinturas de pétalo y de mimbre, y el humo blanco del tabaco antiguo; volverán los hombres a caballo con espuelas de sol, con cascabeles, a tumbar la luz del mediodía. A la sombra morada del magnolio crecerá el llanto amargo del poeta y una luna de incienso y terciopelo vagará solitaria por las calles. Volverá el armiño de los reyes y la capa pluvial a ras de albero, volverá el jaramago, la espadaña, el dosel del naranjo que sustenta el aliento imprevisto de un perfume y también las oscuras golondrinas, aquéllas que olvidaron nuestros nombres -hechos de invierno y de ciudades grises- y que vuelan, locas y fugaces, enamoradas de sí mismas.


A TODO LO DICHO EN "EL LECTOR DE ALMANAQUES" (
http://www.jmjurado.org/) HAY QUE AÑADIR QUE, FUERA DE LA LICENCIA POÉTICA, AQUÍ LO ÚNICO QUE VUELVE, YA SEA EN SEMANA SANTA O FERIA, ES LA LLUVIA.
PS:¿Por qué escribiría yo lo de capa pluvial, si no soy Barceló?

Y Suspensión Triple

Hay que ser muy ingenuo para no entender las razones para no suspender la corrida de ayer al mediodía, el taquillazo el mismo que el día de los Morante, Manzanares, Juli, el coste, mínimo.

Y la empresa mintió, porque los días anteriores suspendió en beneficio del aficionado pero ¿y ayer? Con un retraso previo de 30 minutos, un aguacero y un penoso espectáculo de los matadores plantados en el centro del ruedo contra la autoridad... un despropósito.

Se abusa de un cartel de jóvenes promesas y cuyos apoderados saben que, o tragan, o la Empresa Pagés -que cobrará el seguro de los días anteriores- no los pondrá otra vez.

Nada hay más feo que hablar de dinero, pero conviene hacerlo, conviene, porque no es justo que, dada la solidez histórica del abono más caro de España, se abuse de ese abonado presumiendo de unos carteles que al final paga la Televisión, nada más que la Televisión y sólo la Televisión.

Sogecable.

¿Y sin TV a quién le interesa aplazar?

¿Es que no existe el Sábado por la Mañana -ojo que el Domingo de Feria se dan caballos por la mañana-, es que no existe el Lunes de resaca, es que no existe el 30 de Mayo -San Fernando- fiesta en Sevilla y sin cartel de toros?

Algo deben hacer los maestrantes para enmendar la plana a la Empresa Pagés, que se sienta en la Plaza como en un trono de oro.

¿Por qué el día 15 de Agosto no se incluye en el abono?

¿Por qué la feria de San Miguel es sólo de Sábado y Domingo?

¿Por qué las novilladas benéficas de Septiembre no pueden ser corridas de toros?

¿Por qué no se pueden alternar los domingos de Abril, Mayo y Junio corridas de toros y novilladas?

El abono de Sevilla es fiel toda la temporada y se merece que la empresa, por respeto, reinvierta lo previsto en la Fiesta.

Otro año al Puerto y a Madrid.

Y lo del albero es impresentable, ayer dijeron que todo se resolvería, pero la tierra nueva a las 18:00 h sólo cubría la mitad de la Plaza, ¿es qué esa tierra no pudo estar el día antes ya puesta y con lona y drenajes?

En Madrid esto lo hacen mejor.

Está bien que la Plaza no tenga publicidad, pero es impresentable que no tenga megafonía y que la Policía Nacional tuviera que dar la vuelta al ruedo con un cartel-pizarra anunciando la suspensión. A veces entiende uno que esto de los toros siga en el Interior y no lo pasen a Cultura...

Y sobre todo, qué hubiera sido del toro desbarrando en la mitad mansa del albero, del banderillero resbalando contra las tablas, el ruedo estaba impresentable y asumir ese riesgo es de inconscientes -con temporal de viento por añadidura.-

Bravo por quien decidiera la suspensión, porque la integridad de los toreros corría peligro cierto -el albero sobremojado es arcilla de patinaje.

Y la culpa para todos la tiene el Cartel de Barceló, que a mí me sigue gustando, con ese toro canijo resbalando por el albero de acuarela mojado, eso que tiene el artista de Profeta.

miércoles, 9 de abril de 2008

Doble Suspensión

Están cayendo todos los toros del agua del universo mundo, ni ayer, ni hoy habrá corrida: ¡adiós Juan Bautista -bautizo de agua-, adiós Morante del Guadalquvir!

lunes, 7 de abril de 2008

Toros de viento. Arte de lluvia.

Enrique Ponce, ovación con saludos y silencio
Sebastián Castella, silencio y ovación con saludos.
José María Manzanares, silencio y dos orejas.


Un paño de pureza rodeaba a la ciudad, deshilachándose en lluvias sucesiva hasta abrir, a la hora en punto del miedo, un claro inmenso de sol sobre la Plaza, reluciente y nueva bajo la luz, pero azotada por un vendaval, como un barco a la deriva con las velas rotas.

¡Por allí resopla!

Y bajo las jarcias agitadas, capotes fucsias, malvas, telas rojas, aparecieron uno a uno cinco toros de viento y un toro de agua.

Desiguales, desbravados, feos, pero con algo de son.

Enrique Ponce recibió el peor lote, su segundo toro fue un soso y sin energía que no duró nada, al primero –supo hacer la lidia junto a las tablas- le sacó muletazos estimables, pero cuando los derechazos empezaron a ser desmayados, el huracán quería romper la faena, como una colada de muerte bajo cualquier revolera de las telas. Hubo un precioso cambio de mano rematado por bajo marca de la casa y algún natural a media altura largo, lo mató muy bien y fue ovacionado, con menos viento quizá hubiera sido, en los medios, toro de triunfo.

Pero no se podía, ya en la salida de su primero Castella –precioso el terno catafalco y el capote rosa de paseo- fue desarmado por el aire y listo a merced del toro, aún así –desmedida ansia de triunfo- con el moby dick de los cuernos se peleó en el centro del ruedo, más con el torbellino que flotaba que con el animal. El toro del viento no se puede torear, lleva mucha muerte y te descubre pronto. Curro Molina lo banderilleó de forma excelente. No entendemos por qué Castella no hizo el toreo donde Ponce, más resguardado, no se puede torear contra los elementos. El quinto fue protestado de salida por escasa presentación, tenía cara de vaca y era largo, fuera de tipo, pero –cosas curiosas- se descubrió bravo en varas, derribando al caballo. Imposible el toreo en los medios tras el brindis, aún no se ha inventado el torero que además del tiempo, pare el viento. Imposible. Y de un lado a otro de la plaza se perdió colocación y temple, aunque hubo fases preciosas en la faena y parecía que Castella se encendía: lo hace demasiado tarde, cuando ya no le quedan más que toros de aire… El público estuvo con él y si lo mata le hubiera otorgado una oreja. Lo más bonito fueron dos pases de la firma al son de los Suspiros de España, que no eran suspiros, sino bramidos meteorológicos.

Del primero de Manzanares poco o nada se puede decir, cuando lo estaba cuajando a la verónica lo descubrió el aire. En la muleta, sólo los derechazos sosos que el animal se dejó dar y que el viento se llevó. Cuando salió su sexto se cernían sobre la Plaza todas las sombras de Mordor, las del aburrimiento y el frío y las de una nube negra, como panza de burro, dispuesta desplomarse cual bomba atómica contra el albero. Y así fue: toro de agua y testa de Neptuno, mientras se alejaba, azul, el cielo de Tiépolo que tuvo la tarde y que es el azul Tiépolo del terno de Manzanares, llamado –y el miércoles lo confirmará- a ser figura de época, superior –si cabe- al padre. No se puede torear mejor, recuerda a lo que hemos visto de Antonio Ordóñez, a lo mejor de Ortega Cano, a Curro Vázquez, a Antoñete, e inevitablemente a Manzanares, con ese cambio de mano trade mark. Y la serenidad, de la que ya hablamos el otro día, bajo una tromba absoluta, con el barco haciendo aguas y él achicando con la muleta la dulzura de una embestida ralentizada por él al son de un pasodoble que hemos venido tatareando empapados mientras toreábamos por las calles y que luego supimos que era ¡Cielo Andaluz! Con el diluvio universal no podía ser otra cosa. Bajo el paraguas sonaron olés rotundo por tres series con la derecha y un par de ellas hondas al natural, pero sobre todo, ese cambio de mano que vale lo que una estatua, un circular y algunos naturales eternos y los ayudados por bajo, las trincherillas, enlazadas, con lo que puso al toro en suerte, esa hondura hay que sentirla y verla para entender el arte del toreo, algo se escapa del alma cuando se ve, tan claro que la belleza se pone en pie bajo la lluvia.

Tras levantar la tarde no podían ser sino dos orejas aunque la faena lo fuera de una y media, qué más da. El agua nos llevaba, pero no se llevará los pases de esta tarde, de viento azul y manzanares.


La tarde era lluviosa y desapacible, pero yo me he tomado el pescaíto con mi mujer y mi hija viendo el alumbrao por la tele, en la mesa camilla, que es donde mejor se ven las cosas, salvo los toros y la Semana Santa.

Ps: Un saludo para el joven Crisitian Chía y su pandilla de la Escuela taurina de Camas, que se apropiaron del palco vacío, que sepas que he apuntado tu nombre y espero que me invites cuando debutes con caballos.

domingo, 6 de abril de 2008

De los Nombres del Toro

Toros de Parladé
Finito de Córdoba, silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Morante de la Puebla, saludos tras dos avisos y palmas.
Salvador Cortés, saludos y silencio
.


What's in a name? That what we call a rose
By any other name would smell as sweet;

William Shakespeare, Romeo and Juliet,
Act II, Scene II

Mucho nos tememos que si otro hubieran sido los nombres de la toríada de hoy, no hubiera cambiado su impresentable juego, y que aquello que llamamos manso, con otro nombre, igual de manso y descastado se quedaría.

Pero los animales deberían al menos tener un airoso carnet de presentación, ¿qué podíamos esperar de unos moruchos que se llamaban “Alarido”, “Cataplasma”, “Aguafiestas”, “Asquito” o “Histrión”?

Pues eso, una corrida para dar alaridos, un asquito de corrida, un encierro aguafiestas, un histrionismo de lidia, para ponernos una cataplasma y olvidar.

Vamos, que después de la corrida me he ido al cine...

Hubo, eso sí, pétalos de Morante en el noble segundo, Finito estuvo más decidido que otras veces y a punto estuvo de arrastar su demasiado grande muleta en los hocicos del cuarto al que casi cuaja con el capote, pero debe matar con dignidad, la verdad es que daba incluso vergüenza ajena verlo entrar y retirarse de la suerte suprema, para dejar la estocada a paso de banderillas y sin saber. En cuanto a Salvador Cortés, aunque voluntarioso y decidido, nos aburre enormemente por ser clónico en sus lances, así que hoy nos hemos aburrido todavía más.

Lo de Morante: como el toro tenía cierto brío, se apareció, como siempre con el de la Puebla, el ectoplasma de Curro, el Académico, en los tendidos. Sin embargo Morante es más, más artista, más valiente. Cuando coge la muleta se produce un silencio religioso... Tras una primera serie doblándose por bajo, engarzó unos derechazos hundiendo el mentón, girando en el embroque, acompañando el viaje hasta romper como una columna salomónica, todo lentitud, todo silencio, todo compás. El final de la serie fue una trinchera de lujo. Cuidó y dio tiempo al toro, pero aunque hoy los públicos piden mucho, Morante nos trajo esencias que deberían ser medidas por quintales, un muletazo suyo vale una temporada de otros. En dos pases por alto cambió de mano y citó por naturales, y por allí el Cataplasma no iba... Morante sacó pase a pase del toro lo que el toro podía dar y más, muy profundo, pasándoselo por la pantorrilla, todo tan lento y valiente... con desplante incluido. La última tanda por alto fue una maravilla porque la muleta se movía como la bambalina de un paso de palio.

Lástima que lo de la espada fue un despropósito, aunque es de admirar que, lejos de acudir al descabello, entró en repetidas ocasiones, siete u ocho, hasta dejar el estoque, con dos avisos de por medio.

Perdía la oreja que era el pase para el ticket de la Puerta del Príncipe que “Asquito” –el cuarto- luego impediría. Se sintió avergonzado Morante y, cosa nunca vista, solicitó a Finito entrar en el quite que no le correspondía en el toro de Salvador Cortés (“Aguafiestas”) , por eso o porque el de Mairena también le había robado unos pases al suyo anterior.

Ha quedado un perfume en la Plaza que ha borrado los nombres, el miércoles más, con esta disposición sólo es necesario un toro bravo, sin nombre.

Coda

Hoy hemos visto con detalle las imágenes atroces de la corrida de Victorino, ¡qué héroes todos los toreros, en la puerta de chiqueros, en los naturales, en las banderillas de muerte! Épica homérica de talla admirable, ¡hemos llorado al ver al banderillero de Pepín Liria ofrecer su vida amarrado a los cuernos del toro, dándolo todo por su compañero, como Aquiles!

Estas lecciones morales, de pundonor y dignidad, dicen la verdad de esta Fiesta.

Cuadrado, Círculo, Vértice, Raya

5-04-2008

Toros de El Ventorrillo
El Juli, oreja y saludos.
Manzanares, oreja y saludos.
Miguel Ángel Perera, saludos tras aviso y dos orejas.

Si el toreo es la geometría de los espacios que ocupan hombre y toro las formas geométricas pueden ayudarnos a entender los estilos de torear: en un torero ancho y largo se dan todas a la vez y ninguna al mismo tiempo, hoy en cambio se han visto finísimamente delimitadas en el estilo peculiar de cada matador.

La tarde ha sido maravillosa, una gran tarde de toros, en los que los pura sangre Domecq han sido bravos y con clase (segundo, sexto), pero también alimañas encastadas (primero), noblotes (tercero) o mansos solemnes ( cuarto y quinto).

Hemos disfrutado de tres grandes faenas y una excepcional de Manzanares que dio la más perfecta expresión de lo que es el toreo clásico, puro y eterno. En total se cortaron 4 orejas. Pero también hemos visto picar excepcionalmente bien –sobre todo al bravo segundo que protagonizó un tercio de varas solemne- y dar una lidia coherente, rápida, aseada y bien banderilleada a todos los animales. Hubiéramos acabado en 2 horas si no fuera porque no nos cansábamos de aplaudir.

¡Qué tres grandes toreros, qué tres grandes cuadrillas, qué dos toros más buenos!

Y hay que decirlo así -con admiración- para que se entienda que las “figuras” si lo son, lo son por algo y que, sobre la base de ciertos planteamientos es difícil fallar y, por lo general, dar espectáculo es más sencillo de lo que pareciera con la buena voluntad de los empresarios.

La feria, clónica del año pasado en su resolución, ha salido definitivamente del túnel cavado la semana torista.

Vayamos a la geometría.

Cuadrado: cuando un toro no pasa, cuando un toro es una alimaña, cuando un toro te busca, cuando un toro te quiere quitar de en medio, hay que pararlo y hacerlo ir y venir, mandando, por aquí pasas, por aquí vienes, por donde yo digo, como haciéndolo desfilar por el patio de una plaza militar, con los pies rectos y atornillados, trazando un cuadrado del forzado de pecho hacia un lado, ligado con el forzado de pecho hacia el otro: ordenando, para cerrar con estocada en lo alto que fije la cuadratura. Eso ha hecho el Juli en su primero donde no sólo se la ha jugado sino que ha demostrado un poder sobre los toros, un dominio que me ha parecido cuasi sobrenatural, porque podría haberse aliviado y no lo ha hecho, su toreo no es necesariamente de mando, sino bullidor y vistoso, pero ha dicho aquí estoy yo y el toro que no aceptaba ni la derecha ni la izquierda, ha hecho cuadrados alrededor del torero, que los ha tenido “cuadrados” para tirarse y dar una de las estocadas de la feria (hoy no hubo ni un pinchazo). El segundo del Juli fue un manso que pasaportó con esa brevedad que pedimos a los principiantes cuando, pobres, se tienen que justificar. Hoy era todo cartesiano con el Juli. Queden para el recuerdo dos muletazos: los pies atornillados y los dos imponentes forzados de pecho, sobre los que voló la hipotenusa del volapié.

Círculo: Manzanares ha trazado círculos de pasión sobre el albero en su segundo, el toro hizo un tercio de varas propio de un animal bravo, yendo de largo y metiendo los riñones de forma soberana, parado de lejos por el picador, contenido y justo en el castigo. Un quite por gaoneras de Perera hizo prever que las condiciones del toro se mantendrían en el último tercio. Fue tal el dominio de Manzanares sobre el animal que al final se rajó, si no, era animal de vuelta al ruedo. Contemos las series de Manzanares: sus círculos de oro, porque ha sido la expresión del toreo más puro, más Manzanares, más Ordoñez. Ha cincelado derechazos, naturales y pases de pecho con una plasticidad y serenidad absolutas, en círculos de dentro hacia fuera, recordemos a Rilke en su poema sobre Paquiro de los Neue Gedichte:

ése, que en oro y seda rosa malva
se vuelve de pronto y como a un enjambre
de abejas, a las que de pronto despectivo tolerase,
al aturdido le deja bajo el brazo franco

el paso, mientras sus cálidas miradas se alzan
de nuevo levemente conducidas
y como aquel círculo, afuera, se aplacara
en el brillo y lo oscuro de sus ojos,
y en cada palpitación de los párpados,

hasta que apuesto, impasible, y sin odio
apoyado en sí mismo, sereno, sosegado,
hunde casi blandamente el estoque
en la gran ola que rueda y retorna,
y su ímpetu se ahoga en el vacío.


Aquí el estoque cayo tendido y se perdió una oreja, pero daba igual, la faena estaba cincelada con maestría y empaque, el toro como dijimos se fue a tablas, así fue la secuencia de los hechos en la muleta: un pase a media altura y el toro ya en los medios, en la primera tanda dos derechazos hondos coronados por uno de pecho estimable, ¡ay! pero en la segunda tanda por la derecha se desató la locura del olé profundo, embarcada la suerte con toda la panza de la muleta, baja la mano, largo el recorrido, de punta a rabo el de pecho y después los naturales larguísimos, parando el tiempo, coronados con un ayudado a media altura sereno, sosegado, inmenso como un cartel o un mural. Lástima que se rajara el toro porque la plasticidad de este toreo es cumbre. Y el toro había sido bravo y acometedor, con empuje, por eso tuvo más mérito Manzanares, aguantando mucho y haciendo belleza.

Raya: el segundo de Manzanares, y éste es el punto oscuro de la pelea fue como el segundo del Juli, un manso profesional, abrevió y punto y aquí se trazo la raya que partía en dos la corrida, de lo movido y brioso a lo aburrido, pero de la raya nos salvó el Vértice.

Vértice: igual que José Tomás torea en el vértice del miedo, la heterodoxia de Perera hace que su toreo, aunque imprevisible, tenga por eje su vertical figura, por donde se pasa a los animales a una distancia de absoluto pavor y en ocasiones como hoy con absoluta hondura, al primero, noble y soso, lo hizo girar alrededor de la columna de su cuerpo, pero se acabó pronto el animal, hablaríamos más de esa faena sino es porque la segunda merece decir más: el toro se venía de largo, alta el fuste verde de Perera, se lo pasó como un péndulo varias veces de frente y por la espalda y empezó una serie de series con la mano baja en la que él era el vértice y el toro seguía su juego embebido en la muleta hasta armar un lío gordo, a mí no me gusta su estética vertical, pero corrió la mano baja, el toro quedo completamente burlado y enganchado al trapo. Se quedó además –ojedistamente- en los pitones del toro. Y lo mató soberbiamente. Dos orejas a ley, en el vértice de la Plaza

Hemos salido felices con caleidoscopios en los ojos: cuadrado, círculo, vértice, sólo faltó la curva hiperbólica de una verónica honda aún no vista.

Hoy han hecho a Curro académico de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla, hay quien dice que el toreo no es un arte, yo creo que no son arte muchas de las cosas que se venden como tal y que, aunque es difícil equiparar el toreo a los más altos productos de la inteligencia humana, no está lejos de la danza o la supera, tiene el son de la música y la geometría de las matemáticas y un misterio y un duende, al borde de la muerte, que es de donde nos redime el arte.

Para decir esto no hay que ser postmoderno, sólo sensible.

sábado, 5 de abril de 2008

LA BREGA

4-4-2008 (Novena de Abono)
Toros de Torrealta
Javier Conde, silencio y pitos.
Sebastián Castella, aplausos y silencio.
Alejandro Talavante, silencio y silencio.


Hoy he soñado que estaba anunciado en los carteles de la Feria de Abril y, lo que es peor, que el año pasado ya había estado anunciado y que, incluso, había llegado a lidiar un toro, sin gracia ni estilo ni suerte, pero estoqueado al fin y al cabo, algo así como Antonio Barrera. Al principio la noticia me llenaba de alegría aunque yo estaba fuera del mundo taurino y seguía –en el sueño- mi vida de oficinista, recibiendo la felicitación de quienes me tratan, incluso me había hecho un traje de torear, pero el sueño se fue convirtiendo en pesadilla y luego en angustia, porque el miedo me inundaba, y no veía la hora de escapar de la muerte segura, de salir de este despropósito kafkiano. En el sueño llamaba incluso al bufete de Garrigues para preguntar qué pena me caería si finalmente no acudía, si acaso sería responsable civil subsidiario de la muerte, también segura, de mis tristes compañeros de terna...

Lo dejo aquí, como es sabido, nada aburre más que un sueño ajeno, pero quiero que entiendan ustedes el alivio que he sentido hoy en La Maestranza, primero por volver y segundo por no tener que hacer el paseíllo, nos parecía que había pasado un milenio desde la última tarde o al menos una temporada.

Esto tiene ya otro son, y mi sueño: remordimiento de haberme perdido a los encendidos Victorinos y su tragedia de hercúlea épica murciana, minoica y de Salteras.

Quienes me rodeaban se sentían hoy defraudados y aburridos, pero yo me he divertido mucho porque, en comparación y excluyendo los toros del jueves, el encierro de Torrealta –pese haber sido rechazado casi entero en los reconocimientos- y haber sido de desigual presentación, con un ejemplar, el cuarto, de estampa finísima (un toro guapo guapo). Decíamos, que el encierro de Torrealta ha dado mucho juego, los toros han tenido fuelle y tranco, alegría en el caballo ¿es esta la sangre que embiste? y que ha sido lamentablemente desaprovechada por los matadores.

Lo más destacado ha sido la cuadrilla de peones y picadores que acompaña a Castella que nos ha brindado dos lidias excepcionales, maravillosa la brega de Curro Molina al segundo de la tarde, sin un capotazo de más, todo muy suave, dejándolo en la suerte justa para que los banderilleros cuartearan y reunieran los palos en la cara del toro con agilidad, prestanza y belleza. ¡Olé las cuadrillas buenas que con su brega salvan la tarde y salvan un toro!

En el quinto de la tarde el toro descabalgó, tras un extraño e ¿inteligente? ardid al picador, que quedó a merced del toro, pero éste no se vengó en su segunda puya y lo recibió de lejos, recogiéndolo, parándolo y dándole lo justo. Muy aplaudido, primer candidato, de lo visto, sino al mejor tercio de varas, desde luego a la mejor pica.

En cuanto a los matadores ¿por qué tiene tantos detractores a priori Javier Conde? El toreo es extenso, ancho y largo, y lo mejor es la diferencia o al menos la personalidad, ¿qué tienen que decirnos los toreros clónicos? La Maestranza es una “academia de danza” y es el lugar ideal para que el malagueño dé un recital de torería flamenco. Eso sí, debería vencer el miedo y esa tendencia a torear de entrada demasiado con el pico de la muleta, a su primero lo llevó a los medios con disposición, pero luego sólo hubo un deambular sin encontrar alegría, en su segundo y pese a unas templadas verónicas de recibo –tras un parón inexplicable en la lidia- e incluso un lance de muleta tan abierto el compás, cayó una bronca monumental, que, de ser esto Sevilla y no lo que es –la globalización- hubiera debido esperar a la muerte del animal, porque el torero -mediático o no- se está jugando la vida, esa es la verdad.

Pero ya sabemos que se acerca la Feria, la gran fiesta de la mentira y de la hipocresía que nosotros no pisaremos, y por eso a nosotros nos gustan los toros y la Semana Santa, las dos fiestas de la verdad, en la primera porque la muerte se aparece a cara descubierta, en la segunda porque la muerte aparece velada, en el rostro tapado del nazareno que en su máscara de capirote es más verdadero que con el clavel reventón en la solapa de la mentira.

Nos duele la bronca a Javier Conde porque sabe más a bronca al personaje que al dolor que nos producía, con Curro o Morante, lo que pudo ser y no.

Sebastián Castella ha cambiado el terno de mariscal azul napoleónico por un precioso traje aguamarina, pero no ha perdido su desmedida ambición, el son de los toros anunciaba una tarde de gloria para él y pudo conseguirlo, pero la ambición lo atropella, y, salvo en los pases por alto, que son más del toro y su empuje y del valor del torero que del sometimiento de la embestida, nos quedamos sin verlo, no supo o no pudo concebir una faena que fue de más a menos en todo su lote, la obsesión del pase por alto y el no saber buscar la media distancia justa dejó ahogado a sus toros sin poder sacar más, por no cuidarlos. Hay que señalar la secuencia de arranque de su primero: tras derramar agua de un búcaro de Triana en la arrastrada muleta, ligó tres estatuarios, una trinchera y trincherilla o pase de la firma que ligó con un pase de pecho en conjunto monumentales con quietud tomista. Y aquí se quedó. A este le recetó una estocada soberbia que deslució con bajonazo al segundo que rectificó. Recordamos también unas verónicas que eran al final unos delantales arrastrados y con gusto.

El toreo es Metamorfosis, las capas han cambiado en mariposas, los sombreros en montera, los cuchillos en estoques, los trapos en muleta, los rejoneadores en picadores, los adornos en alamares y todo en conjuntó es resto inútil de belleza que adorna y da grandeza.

Y el torero debe sufrir su Metamorfosis y ser héroe, esto lo hizo el débil Talavante del año pasado, acreciéndose en gigante, porque si no, no es nada en la Plaza, carece de presencia, es ausencia, abulia, náusea, nada, y el riesgo es enorme porque José Tomás va a Madrid, porque el Juli y Manzanares aprietan y porque como no diga cosas grandes no dice nada y eso sólo se puede conseguir con el toro de verdad y aquí, yo lo he visto y sé que no es un bluf ni flor de un día, pero debe trasformarse a la luz de la luna belmontina que lo transfigure o desaparecerá en las sombras.

En el primero brindó a una moza de buen ver, dicen, porque no la identifiqué ¿será eso? Ojalá, eso suele tener arreglo, porque si no...

En conjunto tarde entretenida en detalles, no entendemos porque no se dan la réplica al quiete los toreros, -se vieron chicuelinas muy ceñidas y estatuarias- y nos quedamos con la brega, la brega de segundo y quinto, porque el toreo tiene muchos tercios, muchos más que tres.

viernes, 4 de abril de 2008

Victorino

Ayer ¡ay! libraba, la ocasión lo merecía, así y todo pasé por la Plaza a eso de las cuatro de la tarde, cuando el sol cae a plomo y la hace radiar de esplendor: había una pulsión especial, seis corazones de toros bravos latían como un único motor en las cavernas del miedo, el eco se sentía, no tuve tiempo de dejarlo aquí y por escrito, me alegro mucho de que la emoción haya vuelto, porque hacía falta: esta tarde, más.

miércoles, 2 de abril de 2008

Solarium

Toros de Valdefresno (02-04-08)

Antonio Barrera, silencio y ovación con saludos.
Matías Tejela, silencio en ambos.
El Capea, ovación con saludos y silencio.

Tras 6 corridas 6, descontando el Domingo de Resurrección que haría la 7, sólo hemos visto la faena del Fundi y las pinceladas de Oliva Soto, ¡menudo balance!

Como el que no se consuela es porque no quiere, pienso en que –en definitiva- da igual lo que suceda abajo, la cosa es tomar el sol en el balconcillo, sobre la piedra dura de los tendidos vacíos, y ligar moreno si no podemos ligar con las extranjeras -¿no va la cosa de cuernos?-.

Al sol la vida es feliz, se ve el cielo limpio de nubes, se ausculta la asistencia de los maestrantes a este agujero negro de cartel plano, se busca la cámara de los del +, la que le busca los c. al toro cuando sale de chiqueros (“cuernos, hemos dicho cuernos), contamos los sombreros de los guiris, hablamos de cofradías (“pasadomañana será Domingo de Ramos”) buscamos a Antoñete entre los palcos, inventamos chascarrillos sobre los toros y toreros para infundirnos ánimos y a las 8 el sol se pone, baja la paloma y pensamos que la empresa algún día nos regalará el abono para hacer de figurantes y que nos salgan gratis los rayos UVA. En esa segunda vida no habrá ganaderías duras ni toreros como los de hoy...

Porque hoy el problema no han sido los toros, mal presentados, mansos, pero con restos de casta y sin peligro, a los que se hubiera podido domar para que pasasen bien a la muleta.

Con la divisa roja y amarilla y el pelo rizado, pequeñitos, parecían los de Valdefresno toros de souvenir a juego con las castañuelas y la muñeca flamenca antes de que se despeñasen por el abismo de los televisores planos y de la plaza.

Antonio Barrera evidenció falta de preparación en su primero, al que durante la lidia pensó que el presidente cambiaría por un costalazo que lo mermó, todos perdimos entonces la fe en el toro de salida y el primero el torero. En su desesperación Antonio Barrera dio una larga cambiada en el cuarto e intento algunos quites –unas gaoneras insulsas por allí o por allá- pero ni por esas, tras la larga tuvo la suerte de que el toro no hiciera hilo por él. Este segundo toro hubiera valido, tenía mucho que torear, pero Barrera abusó del pico, no se quedo quieto y sólo ligo media tanda.

Matías Tejela debería revisar su cuadrilla si la tiene, porque ha protagonizado el tercio de banderillas más desastroso de los últimos tres años, los banderilleros se acercaban al animal y le decían: “le llamo de parte del matador que aquí le dejo los garapullos y usted mismo se los pone con kit autoinstalable”. Tras 6 intentos sólo quedaron 2 banderillas prendidas. Tras esto y la semana que llevamos cualquiera parecía luego Esplá y cualquier pase de Antonio Ordóñez.

Aplaudimos la vulgaridad por entrenar las palmas en la confianza de lo que se avecina bueno. A las siete y media el sol en lo alto y sólo 2 toros lidiados y un cambio de animal por otro del Conde de la Maza, que a cualquier torero puesto le hubiera valido (se venía a media distancia muy bien y en la quinta serie salieron naturales de trazo limpio ¡lo que no hubiera podido salir!), pues sabemos que la inspiración, la profesionalidad o el arte –cuando uno está en su sitio- siempre aparece y todos los toros valen. No ha sido por los toros... Y lo mismo se puede decir del quinto que se dejó torear, pero no lo vimos.

En cuanto al Capea, creemos que lo apodera un sobrino de Canorea: no se entiende tras el fracaso del año pasado, con sus 29 años ya ha cumplido su ilusión y lo debe dejar, otros necesitan ese espacio conquistado por su padre, sólo el respeto al nombre justifica el respeto al torero (¡la que le habría caído en Madrid!). Y sin embargo sacó los mejores pases de la tarde, en el primero hizo incluso un brindis... al sol. En el segundo hasta alcanzó ligazón en unos derechazos corridos, pero poco más.

Seguimos al Sol y camino de Heliópolis, unos lunes al sol se merecen también ciertos empresarios y ganaderos.

pd: No podré ir a ver a los Victorinos, la ley de Murphy asegura -al menos- 3 Puertas del Príncipe mañana.

martes, 1 de abril de 2008

Hoja en Blanco

1 de Abril

Toros de Cebada Gago

López Chaves, silencio tras dos avisos y silencio.Luis Vilches, silencio y saludos.César Girón, silencio y ovación.


Apenas guardo apuntes en mi hoja de hoy, ha pasado la tarde y no ha pasado nada, nada de nada, ni una minúscula coma de la Tauromaquia se moverá por una tarde aburrida como esta tarde ¿si acaso consiguiéramos que no retornen los toros de Cebada, como no habrán de retornar –por menos- tantos toreros?

-¡Quillo!¡Anda que te va a jartá de escribir hoy!

De presentación, regular, la armadura fina como de costumbre, pero no tanta leña como para hacer la hoguera de todos los años -¿comprende alguien que una capa burraca se aplauda de salida como si fuese un pelo jabonero o un Atrevido de Antoñete? Por lo demás: toros innobles, mentirosos, sosos, mansos, con menos que casta, a los que no se dio un solo quite con el capote, complicaron la vida de los banderilleros e impidieron completamente el lucimiento de los toreros, que estuvieron más que dignos, sobre todo si consideramos que –¡oh temeridad!- Cesar Girón –nieto del gran César Girón- sólo había toreado 2 tardes el año pasado, aunque una fuese el 15 de Agosto, cuando –excepcionalmente- ni yo acudí porque tenía visita (creo que le concedieron una oreja inglesa)

López Chaves es un torero siempre interesante de ver, caló pronto a la alimaña que fue su primero y anduvo nervioso y movido delante de la cara del toro, a base de voluntad ligó 2 series insulsas por la falta de trasmisión del animal, que daba unos tornillazos de miedo. ¿Le pudo haber dado más distancia? Qué más hubiera dado, no habría veta de la que sacar mineral ni de lejos. La muerte se le complicó porque el toro desarrolló sentido y sensibilidad con los pitones, buscando al puntillero y haciendo pasar un quinario con el descabello al de Salamanca que escuchó 2 avisos. La verdad es que para toros así hay que buscar una alternativa a la puntilla, pero yo entiendo que, tras pasar una vez por esa arboladura astifina, López Chaves se sintiera justificado a pesar de que la estocada cayó tendida. Como cayó tendida en el quinto de la tarde, con menos peligro, pero más triste –eran toros sin alma- y al que no sacó ni un pase, porque no lo había.

-Pues para no tener apuntado nada se está poniendo usted estupendo:

El sol se queda montado en el tejado de la Maestranza a las 8 de la tarde y lo modulan las banderas que hacen de toldo ora sí ora no y uno recibo el picor de la luz como quien resiste un último puyazo.

Esa hora, que es la del quinto toro, es la de una paloma que se irá haciendo famosa, porque llega todas las tardes y se posa en el albero a tomar nota de lo que pasa, mira un poco va y se vuelve al palomar porque –crítica fina- cuando lo que hay no importa, a ella no le interesa. El toro quinto de hoy se llamaba Rociero, pero la paloma no es blanca. Atentos al animal, a la paloma, claro, porque en algún lance pondrá su pico.

En el primer toro de Luis Vilches vimos poner unas banderillas estupendas a un peón de brega sacado de un cuadro de Botero y que nos demostró –patética y heroicamente- el efecto del miedo: tiene más mérito y debería estar premiado en algún concurso tomar así el olivo, con esos kilos y de cabeza al cemento del callejón, que dejar los garapullos en la grupa del animal. Hubo banderillero más aliviado que los puso como un par de electrodos, con proyecto técnico de por medio, más cerca de la penca del rabo que del morrillo del animal. Este toro fue un manso solemne que empujo al matador a las tablas donde se expuso sin más fortuna, demorando el matar que es el morir. El quinto parecía que valía algo más, pero pronto cortaba los viajes, acuchillando el aire de un buen pase de pecho, además Luis Vilches se dejó enganchar muy pronto –acaso era imposible no dejarse enganchar- y el toro se defendió hasta el final. Fue bueno el volapié pero el torero quizá podría haber sacado más, templando, calmando la embestida, pero el rendimiento no compensaba quizá la entrega total o simplemente no se puede ante tanto vacío.

-Pues del sexto toro no lleva usted apuntado nada

-¡Las ganas de irme, le parece poco!

Del primero de César Girón diremos que se picó fatal y en la misma puerta de chiqueros porque era un manso de toda mansedumbre, parafraseando a Wittgenstein: de lo que no se puede hacer faena, hay que no torear. Palmas a la voluntad y 2 pases sueltos. En el Sexto sonó la banda –sin banderilleros toreros como ayer, parecía hasta entonces que estábamos solos en la Plaza- y se adivinó una posibilidad de extremaunción. Me asombró que César Girón ligase dos series buenas, con gusto y temple, por la inexperiencia prevenida antes, por lo que modifiqué mi juicio –sí, sí, lo tiene apuntado- y creo que deja en blanco la hoja de servicios, lista para otra oportunidad, como sus compañeros de terna. No hubo luz al final del túnel, pero escapamos pronto de la Plaza.

-Menos mal que no había apuntado usted nada:

-Quite, quite, que si quiere le cuento que a mi vuelta paré en la capilla del Cachorro y como se lo ponga en verso tendrá pregón para largo.

-¿Y por qué no me lo cuenta usted?

-Porque esas cosas quedan entre Él y yo.

-¡Qué costumbrista le ha quedado!

-Es que vengo de los toros.

-Se comprende. Será la costumbre.

-Mire que empiezo el pregón…

-Con lo de la paloma ha habido suficiente.

-Buenas tardes.

-Buenas tardes.