Counters

domingo, 17 de julio de 2016

Consideraciones sobre el futuro Pliego de la plaza de toros de Las Ventas (2016)

Según noticias de prensa, en los próximos días verá la luz el nuevo Pliego de Las Ventas. Antes, como publicó Taurología, diversas asociaciones taurinas enviaron un documento conjunto con sus reflexiones al Centro de Asuntos Taurinos de la CAM. Y recientemente, diversos medios (ABC, El Mundo) han incluido sus consideraciones sobre el borrador que, al parecer, algunos han visto o del que disponen de cierta información.
Ya con ocasión del anterior concurso hicimos entre enero y febrero de 2011 en este mismo blog una amplia reflexión en siete entradas sobre cuestiones que, a nuestro juicio, debían considerarse en el concurso. El objeto de esta entrada es similar, aunque algo más modesto en extensión y profundidad. La entrada es más larga que lo que aconseja el respeto a la paciencia del lector, pero creo que es mejor ofrecerlo de manera conjunta.
1.- El sistema de gestión
Una primera cuestión que siempre se plantea es cuál debe ser el sistema de gestión de la plaza y, en particular, si debe haber una gestión directa por la CAM o una gestión indirecta, como es costumbre en Madrid, a través de un concurso. Las asociaciones a las que nos referíamos antes apuntan su opción por una gestión directa.
Particularmente, ya me referí a este asunto con cierto detalle en una de las entradas del 2011. No tengo claro que este sistema funcionara en Madrid. Creo, sin embargo, que sí es exigible, por un lado, una fluida comunicación (transparente) entre el gestor, el Centro de Asuntos Taurinos y los aficionados. Y, por otro, que hay que tener claro por qué la CAM tiene una plaza de toros y cuáles son los objetivos que deben alcanzarse con su gestión.
2.- La propiedad de la plaza y su gestión
He apuntado muchas veces que una de las principales debilidades del sector taurino es la escasez de plazas de propiedad privada y, en consecuencia, la dependencia de la Administración en cuanto a la titularidad de las plazas y a la intervención administrativa en la celebración de los festejos. El que las plazas sean privadas no garantiza una mayor eficacia en su gestión ni mayores beneficios para los aficionados y la tauromaquia (lo sucedido en Sevilla los últimos años es el ejemplo más claro). Pero, al menos, estaríamos menos sujetos a que, como sucedió en San Sebastián durante años, una administración propietaria de una plaza decidiera no licitarla y no celebrar festejos taurinos.
Lo cierto es que si una Administración tiene una plaza de toros y saca a concurso su gestión es porque considera que se trata de una actividad cultural de interés público. Y, en consecuencia, el Pliego que regule el concurso debe primar los mayores intereses para esta manifestación cultural, su difusión, el alcanzar las mayores cotas de calidad y el que la cultura llegue a cuantos más ciudadanos, mejor. Si el contenido del Pliego asegura esto (y la posterior gestión lo consigue) será un buen Pliego; si no, la labor de la Administración en este ámbito habrá sido un fracaso.
3.- Licitadores
Para asegurar lo anterior, lo primero que debe hacer el Pliego es determinar quién puede presentarse a gestionar la Plaza de Las Ventas. La exigencia de un cierto nivel de experiencia es imprescindible para gestionar una plaza como esta. Sin embargo, el último concurso puso de manifiesto que un nivel muy alto (de modo que solo tres o cuatro empresas puedan presentarse) permite que estas acuerden forma de distribuirse los beneficios y se elimine la competencia.
Por eso, creo que hay que exigir un cierto nivel de exigencia, pero ponerlo en niveles que permitan presentarse a quienes tienen acreditado organizar ferias no solo en plazas de primera, sino también en algunas de segunda. El Pliego, en fin, debería garantizar que al menos hubiera diez o doce empresas que pudieran presentarse (otra cosa es cuáles lo hagan y los acuerdos entre ellas).
Obviamente, como ya se hizo en el último concurso, se debe establecer un cierto nivel de experiencia para ser licitador, pero la experiencia no debe ser luego ser objeto de puntuación (más experiencia no debe dar más puntos).
4.- Canon
Este ha sido uno de los temas que más controversia ha generado hasta ahora en los medios, por el miedo a que una valoración muy alta del canon convierta el concurso en una subasta. Si a la mejora del canon es a lo que más puntuación se le da, da igual qué programación se presente, qué difusión de dé a la fiesta, cómo se atraiga a nuevos aficionados fuera de San Isidro,… Solo importará quién ofrezca más dinero. Y esto es incompatible con los objetivos que una administración debe marcarse cuando saca a concurso la gestión de una actividad cultural.
Probablemente la CAM, en tiempos de austeridad como los que vivimos, no está dispuesta a renunciar a lo que los ingresos que Las Ventas le ha venido generando. Pero considero que debería tratarse de que el canon fuera fijo, y que, por tanto, no esté sujeto a valoración. Y si tiene que valorarse, debería ponerse un importe máximo no muy elevado y dársele la menor valoración posible.
5.- Temporada
Creo que la temporada tal y como está configurada actualmente (de 19 de marzo a 12 de octubre) está bien.
En mi opinión hay que garantizar que Madrid sea plaza de temporada, pero el empresario debería disponer de una mayor libertad para organizar los festejos (por ejemplo, puede no tener mucho sentido hacer festejos en verano los domingos a las siete y podría estar mejor hacerlos en primavera/verano los jueves por la tarde/noche). Debe ser una decisión empresarial, y si puede ser guiada por el fomento de la afición, mejor. Esto es, deberían buscarse mecanismos para que las fechas y horarios de los festejos contribuyan a difundir la afición, y no acomodarse a los intereses de los touroperadores para que vengan turistas, como con aplastante claridad manifestó el actual empresario en una entrevista radiofónica.
6.- San Isidro
San Isidro es, incluso actualmente, la gallina de los huevos de oro. Pero creo que cuatro semanas de toros no tienen sentido. Es imposible para los aficionados que trabajamos ir todos los días (incluso la mayoría). Y si los sábados y domingos que son los días que podemos ir más tranquilos ponen rejones y carteles flojos, se está dando la espalda al aficionado y buscando al espectador ocasional.
Particularmente, creo que San Isidro no debería extenderse más allá de un par de semanas, en la que se concentraran catorce o dieciséis carteles (si se quiere dar alguna sesión de mañana y tarde) con lo mejor de lo mejor.
Y, para mantener el mismo número de festejos, habría que dejar libertad al empresario para su programación. Aunque soy consciente de que eso implica mucho esfuerzo de promoción, Madrid podría tener, además de un festejo semanal y de San Isidro, tres o cuatro mini-ferias durante la temporada (jóvenes valores, toreros de arte, ganaderías de diferentes encastes, novilleros, otoño, etc.). Y al abonado, para mantener su abono, se le debería exigir comprar San Isidro y dos o tres de las otras ferias, de modo que la exigencia “económica” se mantuviera y la empresa pudiera “garantizar” sus ingresos por esta vía.
Sería sano para los abonados quitar los rejones de los abonos.
7.- Criterios de adjudicación
En el último concurso, los criterios de adjudicación implicaban darle un 25% de importancia a la mejora del canon, 5% el descuento en tarjetas para tercera edad, la oferta de 700 tarjeta de jóvenes y el descuento en las tarjetas de jóvenes, 5% implantación telemática de entradas y 5% la domiciliación de abono; se valoraba el número de festejos adicionales que se ofertaban con un máximo total de 10 puntos. Se valoraba un 25% la programación, un 10% el Plan de publicidad, un 5% la promoción de la fiesta (actividades taurinas tradicionales, organización de actividades culturales y artísticas y actividades dirigidas a los jóvenes) y un 10% a aspectos relativos a la Plaza (3% a proyectos de optimización de la plaza, 2% nueva instalación de iluminación del ruedo, 2% remodelación de los corrales, 2% servicio de restauración destinado al público en general y 1% a la restauración de las puertas de acceso interiores y exteriores).
Como ya he dicho, creo que el canon no debe ser objeto de valoración. Aspectos como la venta telemática de entradas (a través de medios homologables con cualquier evento de masas) o la domiciliación de abonos, deben ser una obligación y, por tanto, tampoco tener que valorarse. Y ciertas mejoras en la Plaza también deberían ser obligatorias.
Siendo esta así yo creo que lo que deben valorarse son, sobre todo, cuatro aspectos:

a)   Programación. Obviamente, junto con el siguiente (promoción) es la clave. Pero el problema es cómo valorar esto. Porque, para los aficionados sería importante un empresario que un año como este hubiera contratado a Morante y a José Tomás, y ninguno de los dos han estado (y no creo que sea sólo porque ellos no quieren, sino porque las cosas se tienen que hacer de otro modo). Establecer a priori una lista de toreros o ganaderías, o remitirse a los criterios de los toreros del Convenio Colectivo Taurino es algo obsoleto. Sólo se me ocurre puntuarlo estableciendo sistemas en los que se garantice tener en cuenta de forma real lo que piensan los aficionados (abonados), los periodistas taurinos y aficionados expertos de otras plazas. El que mejor establezca un sistema en el que se sepa qué es interesante para estos y se comprometa a cumplirlo debería ser el mejor valorado en este aspecto. Valorar un mayor número de festejos sin garantizar la calidad creo que no aporta nada.

b)   Promoción. No hablo de publicidad, hablo de algo esencial en este momento que es llevar los toros a la sociedad en general. Y creo que Las Ventas debe ser la que impulse esto. Yo a este aspecto le daría la mayor importancia. Y, en particular, valoraría de forma muy especial acuerdos con cadenas de televisión generalistas que se comprometieran a dar información taurina en sus informativos de mediodía y de noche (nueve de la noche, no madrugada). Que garantizase que haya información diaria de San Isidro e información del resto de la temporada otros días (aunque no sea de todos los festejos). A mi juicio, aquí es donde habría que echar el resto. Este debería ser el aspecto que más se valorara en el Pliego, Y que lo que el empresario se “ahorre” en inflar el canon pueda destinarlo a llegar a acuerdos con televisiones. Si la CAM considera que la tauromaquia es una actividad cultural y que hay que difundirla, lo mejor que podría hacer es incluir esta previsión en el canon. No le costaría dinero, sólo dejaría de utilizar para otros fines un dinero generado por la tauromaquia que debe revertir en su difusión.

c)   Infraestructura de la Plaza. Creo que las mejoras obvias deben ser parte de las obligaciones del empresario, pero que, a la vez, debería valorarse a quien mejore la comodidad en la Plaza. Sé lo difícil que es por la catalogación de la Plaza y por las diversas opiniones encontradas, pero yo creo es imprescindible solucionar el problema del viento, hacer que la gente no se moje si llueve (y eso significa una cubierta del tipo que sea) y hacer más cómodas las localidades. Esto es un desembolso económico muy importante. Y todo no se podrá hacer, pero yo creo que hay que valorar más al que más cosas se comprometa a hacer de estas. Y la CAM debería elaborar un plan a medio plazo de reforma de la plaza que hiciera que, lo que fue un lugar cómodo y avanzado cuando se inauguró en comparación con otros espacios culturales, lo siga siendo ahora.

d)   Mejoras para el abonado. El abonado garantiza un mínimo de ingresos nada desdeñable para la empresa y, sin embargo, es el gran olvidado por esta. Es indigno ver y sufrir las colas para renovar el abono, que no exista (o sea muy difícil) cambiar de abono (este año se ha permitido “mejorar” o “agrupar”, pero no sencillamente cambiar). Creo que habría que dar una puntuación relevante a quienes den mejoras reales a los abonados ofreciendo descuento en los abonos respecto al precio de taquilla –no solo en las corridas que se eligen en exceso sobre las obligadas-; estableciendo mecanismos de atención personalizada; escuchando sus sugerencias; etc.
6.- Otras cuestiones.
Algunos otros elementos a tener en cuenta en el concurso serían los siguientes:
  • Aunque no toque durante la faena, la banda de música de Madrid es indigna. Habría que exigir cambiarla por una que suene más que dignamente, o puntuar el que lo ofrezca.
  • Hay que garantizar que los programas de mano lleguen a todos los aficionados, también a los que lleguen los últimos los días de “no hay billetes”.
  • Debe acogerse, como parece que se va a hacer, a la Escuela Taurina. Estando allí la Escuela habría que buscar mecanismos para que los aficionados pudieran compartir alguna de las clases con los alumnos. El asunto de su financiación es algo que debería tenerse en cuenta a la hora de establecer el canon.
  • Habría que conseguir abrir la plaza a la sociedad durante todo el año y no sólo con las charlas especializadas para aficionados. Tal vez podría instalarse dentro de la plaza un bar abierto al público en general en el que durante las tardes/noches de todo el año (excepto días de festejo) hubiera actividades: clases de toreo de salón, visionado y comentario de faenas antiguas, etc.
  • Hay que potenciar el museo, la biblioteca y las actividades culturales.
  • Hay que mejorar la página web de Las Ventas y los mecanismos de comunicación con los abonados y con la sociedad.
  • Y un último aspecto, que sé que será polémico y que no es fácil que el Pliego resuelva, pero que no estaría mal que se empezara a pensar sobre él. Las Ventas debe seguir siendo una plaza que marque la pauta del rigor y la seriedad. Pero esto no puede suponer que la plaza esté secuestrada por una visión única de la fiesta que haga prácticamente imposible disfrutar del triunfo de los toreros y en la que los novilleros, con escaso bagaje, se estrellen con novillos desproporcionadamente grandes y ofensivos. En Madrid el toro tiene que ser serio, pero deben caber distintos matices de la seriedad, porque hay suficiente número de festejos para que pueda darse satisfacción a las preferencias de diferentes aficionados y toreros, previa publicidad transparente de lo que va a lidiarse para que quien quiera acuda y quien considere que esa no es la fiesta que le interesa se quede en su casa. Sé que no es fácil, y que esto no puede ser una puerta abierta para rebajar la exigencia que logra que, por ejemplo, Manzanares haya hecho la faena de este año en beneficencia. Pero lo que tampoco puede ser es que cada vez sea más complicado ver a las figuras triunfar en Madrid. Eso nunca ha sido así. Y no debe serlo. En Madrid a las figuras debe costarles triunfar. Pero deben poder hacerlo. Y no como algo excepcional, sino como algo retador pero posible. Por su bien, por el bien de los aficionados de Madrid y, sobre todo, por el bien de la tauromaquia.