Íbamos ayer contando lo que nos parecía lo que sucedía en el ruedo hasta que, llegado el quinto, hubo que refugiarse debajo de un chubasquero que apenas quedaba libre los ojos e impedía cualquier otra comunicación con el mundo exterior. Falta de comunicación que, probablemente, si no fuera causada por el frío y la lluvia, no sería mal modo de ver los toros.
Y es que cuando luego uno ha leído las crónicas oficiales y los comentarios de los aficionados ve una notable diferencia en las apreciaciones de los toros y, sobre todo, de los toreros. Lo cual, que o bien unos están condicionados por sus particulares filias, fobias e intereses, o que de esto no sabe casi nadie. Pensaremos que es esto último...
A mí la corrida del Puerto no me gustó en general. Los toros tuvieron bastante guasa, muy poca claridad, iban al cuerpo con mucha frecuencia y mansearon lo suyo.
Sin embargo, eso quizá no justifique del todo que ninguno de los toreros triunfara. Con corridas de este tipo uno siempre tiene la duda de si con otra lidia, con otra actitud y con otro tipo de toreo se le hubiera podido sacar más.
Confirmaba López Simón al que su primero se llevó literalmente por delante en el primer cite con la muleta. Golpe y voltereta brutales de las que salió sin otras consecuencias de milagro. Mucho miedo pasamos por momentos. El torero estuvo decidido con ese toro y por momento tuvo algún detalle de calidad, igual que con la muleta, aunque estuvo muy mal con la espada. En el último, en medio de un chaparrón bíblico, hubo también algún momento de interés. El torero evidenció su interés en hacer las cosas bien, pero también acusó ciertas carencias técnicas. Manseaba mucho el toro, se iba de los muletazos, y nos hubiera gustado ver si dejándole el engaño en la cara hubiera podido haber una continuidad que no hubo nunca.
Lo del Cid se cuenta rápido. Su primero fue un toro soso que blandeó mucho; se pidió la devolución y el presidente no la concedió; con la muleta era imposible hacer nada. Con el cuarto lo intentó y dejo un par de naturales, quizás tres, recordando al Cid de otras temporadas (¡hace tanto ya!). Pero fue sólo eso. "En aquellos tiempos..." intuimos que Manuel Jesús le habría sacado más a este toro. Dejó su impronta, pero en una dosis diminuta. Muy importante la lidia de Boni a este toro.
La lidia del primero de Luque también me gustó, tuvo detalles el matador con el capote aunque sin llegar a romper y Algabeño estuvo bien con los palos (los puyazos se pusieron en su sitio, aunque la ejecución fue tal vez mejorable) . Luque empezó bien en una serie al natural, pero la faena se fue diluyendo: algún pasaje de más calidad con otros más vulgares. Muchos altibajos en un trasteo que remató mal con la espada (pinchazo y estocada trasera). El quinto fue el primero del diluvio, y esto condicionó la lidia y la actitud de la plaza. Hubo también algún momento bueno, sobre todo al natural, pero la faena fue irregular y no llegó a conectar de verdad. No estuvo mal, pero tampoco dijo mucho.
Al final, algunas reflexiones. La primera, obvia: en tardes así es mejor que Las Ventas esté techada. Digan lo que digan algunos (sobre todo si lo dicen desde su localidad de grada o andanada).
López Simón tuvo actitud y le falta oficio. A ver si tiene más oportunidades y por dónde rompe. Es difícil adivinarlo.
El Cid sigue sin encontrarse del todo. Recuerda en momentos cómo nos emocionó otras temporadas, pero eso no es suficiente.
Y Luque tiene que asentarse más y torear de otro modo, con faenas de más estructura y más encaje, sobre todo en plazas como Sevilla o Madrid. Es un torero que ha toreado muchísimo, pero que no deja las buenas sensaciones que debería alguien que tiene tan buena colocación en todas las plazas.
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