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miércoles, 30 de abril de 2008

Barcelona (20 de abril de 2008) - Sugestiones

El AVE tiene la ventaja de la puntualidad y el grave inconveniente de que no hay ninguno que salga de Barcelona más tarde de las nueve. Eso, junto con la devolución de un toro, nos impidió ver completa la faena del Juli al último toro y nos obligó a correr tres manzanas en un ejercicio que por poco me cuesta la vida.

Los toros de Domingo Hernández y Garcigrande impidieron el triunfo a pesar de la decisión de José Tomás, el Juli y, a veces, incluso, de Finito. A pesar del ánimo del público y de la evidente intención de ver si transmitía más la colocación de JT o la técnica del Juli.

Finito, en su primero, estuvo profundamente desconfiado. El toro, que salió bastante parado, parecía que podía dar alguna oportunidad en la muleta por el pitón izquierdo. Pero el torero no lo vio igual y manejó, además, sin especial fortuna el estoque y el descabello.

A su cuarto lo recibió bien con la capa y le instrumentó un buen quite también a la verónica (suerte fundamental con la capa y cada vez más en desuso en su ejecución más pura). Replicó JT con gaoneras ajustadas y artísticas. El inicio de la faena de muleta demostró que Finito es capaz de un toreo de hondura, pero la continuación evidenció que no está en su mejor momento, que le cuesta coger el sitio y colocarse allí donde puede hacer que el toro embista y poder de ese modo recogerle de forma que ese arte sea posible. Nuevamente falló con los aceros y el público, que tampoco había acudido especialmente por su presencia en el cartel, se vengó con él de lo que era, sobre todo, un cierto desencanto por el conjunto del espectáculo.

José Tomás quiso triunfar toda la tarde. Aprovechando los toros o a pesar de ellos. Y lo hizo a base de ponerse en un sitio donde puede trasladar al tendido sensaciones artísticas o puro riesgo, pero que no puede dejar a nadie indiferente.

A su primero lo recibió bien con la capa, con una rodilla genuflexa y aguantando mucho la llegada del toro. El toro, muy parado, recibió una lidia perfecta. Ya en la muleta, el torero puso lo que el toro no tenía: emoción. Por cercanía y cruce extremo, dio pases de enorme intensidad desde una actitud siempre majestuosa. Pero era imposible que la faena tuviera continuidad. Lo intentó por ambas manos y extrajo más de lo imaginable, pero era imposible una faena artística. Al final, dio unas manoletinas de auténtico infarto. Probablemente las mejor ejecutadas que haya visto nunca. En una de ellas, el toro iba directamente hacia él y, sin mover los pies del suelo, arqueó ligeramente las piernas para dejarle pasar "suavemente". Es la quietud absoluta en el toreo. ¡Qué hubiera podido ser con un toro de mayor movilidad...! No estuvo acertado tampoco con los aceros.

Al quinto no lo toreó prácticamente con la capa por la absoluta falta de colaboración del animal. Con la muleta, comenzó con tandas por ambas manos sin mando ni profundidas, pero poco a poco se fue acercando al sitio del toro y, en un auténtico arrimón, fue sacando pases de uno en uno desde un sitio imposible. Emoción había, pero temple y ligazón era imposible. Volvió a pinchar varias veces antes de colocar una estocada.

Devolvieron el tercero y al sobrero el Juli lo recibió bien con la capa y le instrumentó un buen quite por chicuelinas. Como curiosidad, apuntar que le pitaron (!) por no poner banderillas (¿a estas alturas?). Con la muleta hizo una faena magistral a un toro parado. Una faena, tal vez, más propia de JT por quietud y colocación continua entre los pitones del toro. Pero en la que la técnica de el Juli permitió además sacar pases templados y artísticos. De uno en uno, pero la emoción suplía con crecer aquí a la la ligazón. Tampoco con la espada estuvo afortunado.

Y en el último, lo que vimos antes de tener que salir corriendo fueron las series más ligadas de la tarde, donde nuevamente el Juli demostró su magisterio.

En conclusión, desde la reaparción de JT, las dos veces que se han visto las caras (Ávila y Barcelona), el Juli ha salido triunfante. ¿Por haber tenido más suerte en el sorteo? Tal vez. Pero también porque está en un momento de madurez extraordinaria y porque, como demostró en Barcelona (sobre todo con la faena al tercero) tiene un repertorio mucho más variado. Y una técnica excepcional que le hace poder cuajar muchos más toros.

(Para quien le interese, la comida previa en Fonda Gaig nos permitió degustar cocina tradicional con elaboración moderna y puntos de aceite y cocción perfecta, en un local extraordinario, con un buen servicio y a un precio moderado. No se puede pedir mucho más, ¿no?)

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