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lunes, 2 de junio de 2008

Resumiendo San Isidro

El San Isidro de este año ha tenido un éxito artístico muy limitado, acorde con los carteles tan poco atractivos que había programado la empresa.

Cuando se hizo el nuevo Pliego, la CAM, consciente de la longitud del ciclo y del aburrimiento que muchos de los festejos causaban en el aficionado, obligó a reducir su extensión para que los sufridos abonados "sólo" estuvieran obligados a ir a los toros durante tres semanas y media seguidas. Se comentó que de aquel modo habría más carteles interesantes y, además, podría mejorarse el resto de la temporada.

Pero se dejó abierto el camino de la Feria del Aniversario, de forma que la empresa podía mantener el mismo número de festejos, pero concentrando los interesantes fuera del abono, de forma que fuera voluntaria su adquisición y obligatoria la de los carteles de menos fuste.

El resultado queda a la vista. Ha habido, como casi siempre, algún torero modesto que ha dado una llamada de atención, sin llegar a ser tan contundente como para abrir la puerta grande (Morenito de Aranda, Diego Urdiales y Joselillo). Las figuras han estado muy solventes en general (Juli, Cid y Perera, sobre todo, con Ponce muy serio antes dos toros imposibles). Algunas de las jóvenes promesas del año pasado han defraudado o, al menos, no han acabado de romper como los aficionados hubiéramos esperado (Juan Bautista, por ejemplo). Se ha visto una faena de arte (Morante) y otras de buen toreo más convencional (o, al menos, todo lo convencional que puede ser el buen toreo): el Cid dos tardes, Talavante la última, Diego Urdiales y Joselillo. Hay quien se mantiene como esperanza, pero sin despegar (Uceda Leal, Curro Díaz,...), otros que van entrando tan poco a poco que les llega en plena madurez (Fundi) y otros que parecen imprescindible pese a refrendar reiteradamente que no están en sazón (Tejela, Abellán, Manolo Sánchez, Capea,...)

Entre las ganaderían han defraudado las que no deberían haberlo hecho. Muy probablemente por su enormidad y aparatosidad. Mientras se sigan seleccionando los toros para Madrid por el peso y el tamaño de las defensas es muy complicado que venga lo mejor de cada camada, que se selecciona por los apuntes del ganadero y por el tipo ajustado a la ganadería. En todo caso, ha habido toros a los que se les podría haber sacado más.

Y entre los novilleros, El Payo ha sido una muy interesante revelación y junto a Rubén Pinar y Tendero ha dado buenos momentos. Pepe Moral, que tanto nos gustó el año pasado, no ha refrendado las expectativas.

Pero, para mí, lo más llamativo de esta feria ha sido el público. Definitivamente, no hay prácticamente abonados que vengan todas las tardes, como sucedía hace no tantos años. La mayoría de los abonos de los aficionados los retiene el titular para poder disfrutar varios días y los demás los revende o los cede a amistades y compromisos varios. Los otros abonos (los innumerables de los reventas) son cada vez más difíciles de colocar en bloque y hay tardes de no hay billetes con abundantes claros en los tendidos, gradas y andanadas. El final del boom inmobiliario, además, ha reducido las empresas que se hacían con abonos para acompañar a clientes (hoy inexistentes) y bancos (con los que la relación ya no es tan fluida).

Seria advertencia a la empresa. El porcentaje de abonados de Madrid no puede sustentarse con tal rotación de asistentes y sólo porque ello da derecho a comprar las del Aniversario. Llegará el día en que habrá papel para casi todas las corridas (en las taquillas o en los "puntos de venta habituales") y los abonados que sólo quieren ir seis o siete tardes dejarán de convidar a la familia y a los amigos, que desertarán de la Plaza si no hay quien les recuerde que tienen un par de entradas para ellos. De momento resulta rentable porque los precios son asequibles y no es tan grave dejar de ir alguna tarde. Pero esto no se mantiene a largo plazo.

Habría que ser más imaginativo (la empresa) y menos codiciosa (la Comunidad) para que esto pudiera organizarse de una forma más sensata.

Probablemente sólo lo veamos cuando sea irremediable.

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