Con la muerte de Umbral se va una forma única de hacer literatura. Su prosa tenía una riqueza especial y su capacidad para retratar y diseccionar personajes contemporáneos o pasados era prodigiosa.
En la separata de El Mundo del 29 de agosto se incluyen varias de sus columnas y algunos artículos que otros escritores y personajes públicos habían escrito sobre él hace ya tiempo con motivo de premios, homenajes y otras circunstancias.
Entre ellos, me ha llamado la atención el último párrafo de uno de CJ Cela del 22 de enero de 1993 en el que deja bien a las claras algunos principios esenciales para preservar la dignidad de los escritores y los toreros (sobre la comparación con otras actividades, nos ahorramos el comentario). Decía así el Nobel:
"...Dile a tus señoritos en ese periódico que no sé si he escrito lo bastante para complacerles en lo que me pedían: a cambio tampoco les cobro nada, y pienso que bien puede ir lo uno por lo otro. Y no les cobro, querido Paco, porque les parecieron altas mis tarifas y a mí no me gusta hablar de dinero: me parece una ordinariez. Yo creo que los escritores, al menos en esto, debemos ser como los toreros o las putas, que pueden torear festivales o joder de capricho, pero sin bajar los precios jamás."
Pues eso.
jueves, 6 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario