Primer festejo de la temporada y primera decepción. Los toros de Buenavista, bajísimos de casta, se dejaron en diferente medida y los toreros tiraron de oficio para dejar pasajes de cierto interés, pero sin rotundidad.
Ferrera lanceó bien con el capote a su primero y puso banderillas aplaudidas, aunque no con la pureza que nos gustaría. En la muleta muchos derechazos, poco toreo al natural (el toro se quedaba más corto por ese pitón), muchos pases y poca hondura. Pinchazo, estocada caída y aquí no ha pasado nada. Al cuarto volvió a recibirlo vistoso con el capote. Puso dos pares de banderillas sobre las piernas y marró en el que debería haber sido el mejor, el tercero, en el que intentó un par al quiebro junto a tablas. Mal vamos si se falla en lo fundamental. La faena de muleta comenzó con muchos enganchones y al cabo de un par de series a quien engancho el burel fue al extremeño, al que volteó y rompió la taleguilla. A partir de ahí, Ferrera tiró de pundonor y dio los mejores pases, muletazos al natural largos y con mucha más seriedad de lo que había hecho hasta ese momento. Tardó en colocar al toro y recetó una estocada entera después de un metisaca.
César Jiménez salió a hombros. El día antes había triunfado en Candelada. El madrileño está comenzando la temporada en triunfo, tal y como finalizó la precedente. No obstante, como alguno comentaba, Jiménez salió a hombros porque mató de dos grandes estocadas. En lo relativo al toreo fundamental, hondo, poco hubo. No por incapacidad o desinterés, sino porque los toros daban lo que daban. Pero que las estadísticas no nos engañen. El primero de su lote fue devuelto por manifiesta invalidez después de haberlo recibido con lances pausados con una rodilla flexionada. Al sobrero lo recibió bien con el capote y le enjaretó un buen quite por chicuelitas y tafalleras. Toreó templado y largo, muy asentado, pero la transmisión fue escasa porque el toro no decía casi nada. La faena al quinto, un toro mucho más cuajado aunque con tan poco fondo como sus hermanos, fue irregular, intercalando fases grises con pases de más enjundia. La enorme estocada en los medios hizo absolutamente incontestable la oreja. ¡Vaya forma de ejecutar el volapié!
Rubén Pinar tiene oficio y tira de él, pero le cuesta horrores conectar, despegarse de una cierta frialdad. Al tercero de la tarde lo toreó bien con el capote y dio una primera serie con la muleta por la derecha muy buena, por bajo y ligada. Luego la faena se fue deslabazando, perdiéndose en pases sueltos, vueltas, desplantes y otros adornos sin mucha explicación ante un toro como aquel. Mató de estocada desprendida. Al sexto de la tarde lo maltrataron en el caballo y en banderillas. Con la muleta empieza enseñando al toro a embestir, muy técnico y bien, pero también la faena fue muy irregular por la escasísima codicia y repetición del animal. Hubo series buenas con ambas manos, pero no más de una por pitón. Luego, pases sueltos y sin estructura que diera continuidad a la faena. Mató después de varios pinchazos.
Y así acabó la primera tarde de toros a la que hemos ido este año. Al menos, no hizo frío en Valdemorillo y removimos el gusanillo. Ahora, soñando que llegue el último fin de semana de febrero y veamos en Vistalegre a las figuras. A ver si de verdad podemos cantar una gran tarde de toros.
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1 comentario:
Lo importante, ahora, es que hay sol y toros. De público ¿qué tal?
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