(Con permiso de José María, por inmiscuirme en sus dominios)
La Maestranza, para los madrileños, es como los amores platónicos de la adolescencia. Siempre sacan lo mejor de nosotros y permanecen en el recuerdo aunque lo vivido haya sido simple, torpe, imaginado más que real,...
Un Domingo de Resurrección más y una nueva sensación de quedarnos a medias, de sabernos a poco.
Ponce lidio con oficio a sus dos toros, tapándoles los defectos y con una pulcritud exquisita. Pero, al final, la transmisión fue escasa. Un reconocimiento más a su conocimiento enciclopédido y a sus ganas de principiante. Pero sin contincantes bravos y encastados, la emoción y el arte son imposibles.
El Cid también dio cuenta de su oficio. Pero un oficio algo distinto. Le tocó, a mi juicio, el mejor toro (el segundo de la tarde), un toro sin mucha fuerza pero que se arrancaba de lejos. ¿Por qué ahogarlo? Dio algún buen natural, marca de la casa, pero nos quedamos con la sensación de ver algo repetido. El Cid es único con los victorinos, a los que entiende como nadie lo ha hecho y los torea con un arte que nadie ha conseguido. Pero con ganaderías de menos emoción no vale hacer lo mismo. Hay que demostrar algo distinto. Embraguetarse más y dar pinceladas de algo que sepa distinto. No lo vimos. Una faena aseada, pero poco más.
Y Talavante, nuevamente, ausente, distraido, extraño,... Cuando brindó el último de la tarde, comenté con mis hermanos: "este se va a pegar un arrimón tremendo; si no, no tiene sentido brindar este toro". Obviamente, ni hubo arrimón, ni faena, ni nada por el estilo,... "¿Y tú eres el que sabes de toro?", me dijeron.
Al menos, queda la nostalgia, los olores, la música, el olor,... Las sensaciones de la adolescencia. Más reales en el recuerdo que lo que llegaron a ser.
(Y, por suerte, vuelvo el fin de semana que viene. Y luego, a Barcelona, a ver medirse a José Tomás con El Juli. Ya veremos. Y comentaremos la ausencia de Madrid...)
sábado, 29 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario