Ver toros por la mañana y al aire libre (lo de Vistalegre es otra cosa) resulta una experiencia curiosa. Ver dos corridas de toros en un día es una sobredosis que no resulta fácil digerir.
Lo del mediodía era sobre todo mediático: Pablo Hermoso, Talavante y Cayetano. Buenos mimbres con distinta consistencia. PHdM es siempre un espectáculo y tiene caballos con más torería que muchos del escalafón de los de a pie. Siempre es un gusto seguirle, aunque hubo la sensación de que en ocasiones no apretó de todo el acelerador. A pesar de todo, hubo momentos con Chenel, en el primero, y con Silveti en la lidia del cuarto, que mostraron por qué un solo caballero ha cambiado la historia del rejoneo.
Talavante pasó sin pena ni gloria. Abúlico, distraido, como si aquello no fuera con él... Insustancial y aburrido a veces, no acabó de acoplarse con sus oponentes. Vuelvo a verle el Domingo de Resurrección en Sevilla. A ver si puede ser que consiga vislumbrar las razones por las que se han escrito maravillas de su toreo.
Cayetano demostró nuevamente que traza algunos pases de forma magistral, pero que tiene una falta de técnica que da miedo. No logró enganchar la embestida de sus toros, aunque acompañando a estos, a veces conseguía pases estimables. Por si fuera poco, dio dos o tres sustos marcas de la casa. Tengo la sensación de que esto sólo puede curarse toreando mucho. Incluso hay quienes dicen que habiendo empezado tan tarde es imposible que tenga los reflejos, la naturalidad, que hace falta para pensar en la cara del toro. Espero que no sea así, pero ¿quién lo sabe?
Por la tarde, el duelo era de otro nivel. Palabras mayores.
Juli demostró una maestría fuera de lo común. Tapando defectos a su primero y sacándole pases excepcionales, después de tragarle mucho y de una lidia perfecta. El cuarto fue un auténtico regalito al que nuevamente llevó embebido, haciéndole todo según los cánones, con una inteligencia torera inigualable. No logró la perfección estética, pero porque no podía ser. Salvo eso, todo lo demás es para ponerlo de forma continua en las escuelas de tauromaquia. La estocada fue simplemente perfecta.
Manzanares demostró nuevamente que, junto con Morante, probablemente es el torero que mejor gusto tiene en todo el escalafón. Lenceó a su primero muy bien de capa y luego, con la muleta, toreó con sabor a un toro que tenía su punto picante. Hubo naturales de auténtico ensueño. En el quinto toreó de forma sublime con ambas manos, en series lentas y templadas. Luego, recetó una estocada magnífica. ¡Qué bien lo vamos a pasar con este torero!
Y después de todo eso, Perera en su primero sólo pudo mostrar su capacidad lidiadora con un toro complicado desde que salió. Pero en el sexto dio una lección del mejor toreo que hemos visto en mucho tiempo. Lo recibió por delantales, quitó por gaoneras ajustadas y de ejecución impecable. Y con la muleta hizo una faena impecable, variada, bajando siempre la mano más allá de lo que uno puede imaginar para que no se pierda la compostura,... Dio series infininitas de temple perfecto y remató con una estocada en todo lo alto de ejecución rotunda. Sin duda, un torero al que hay que empezar a seguir en peregrinación.
Al final, Ponce, Juli, Manzanares y Perera a pie y PHdeM a caballo.
¿Alguien da más?
jueves, 13 de marzo de 2008
Olivenza (2 de marzo de 2008) - Mediáticos y Maestros
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