La Feria de otoño de este año tenía en su último fin de semana dos carteles realmente interesantes. El primero unía a Aparicio, Morante y Castella con toros de Núñez del Cuvillo, el hierro probablemente más importante en estos momentos gracias a la predilección de JT por sus toros, a su larga camada y a su generosa regularidad. En el segundo debían medirse José Luis Moreno, Diego Urdiales y Sergio Aguilar con toros de Victorino: tres toreros modestos en un buen momento frente a la ganadería más deseada durante años por la afición venteña.
Al final, la ganadería comercial ganó el pulso a la torista y el toreo serio y rotundo de un tremendo Castella a todo lo demás.
El sábado Castella refrendó cómo ha ido evolucionando, para bien, a lo largo de esta temporada. Firmó dos faenas rotundas frente a dos buenos cuvillos. Toreo de valor, pero también toreo cargo, largo, hondo, calado,… La faena al tercero fue impresionante. Citó desde los medios y ligó tres pases cambiados. Luego, toreó muy clásico por ambas manos dando distancia al toro, trayéndoselo toreado, ligando las series. Toreo de verdad, nada encimista ni bullicioso, a un gran toro. De esos que dan la razón a quien argumentan que estas son las ganaderías “toristas” y no las que crían bueyes de seiscientos kilos que sólo saben dar cabezazos.
La faena al sexto fue de menos peso pero tuvo probablemente más transmisión para el gran público, porque, mediada la faena, el francés se metió entre los pitones, dio una lección de valor y levantó al público con sus circulares y alardes varios. Falló con la espada y eso le impidió haber cortado tres o cuatro orejas en una sola tarde con sólo dos toros, algo al alcance de muy pocos.
Sin duda, Castella ha sido uno de los grandes alicientes de esta temporada y es uno de los que mejor colocados quedan para la próxima. Una pena que no pueda estar hoy en Zaragoza con Morante y Perera en una tarde que esperamos inolvidable y en la que ha sido sustituido por Talavante (veremos si, como dicen sus aduladores, es cierto que ha recuperado el ánimo y el toreo).
Aparicio y Morante tuvieron peor lote y una disposición que tampoco fue la de Castella. De Aparicio ya hemos dicho aquí cómo está con ganas pero sin sitio. Y Morante, que siempre deja destellos de su torería (es un torero que hay que ver siempre que se pueda porque nunca sale uno de la plaza sin algún detalle inmenso) está algo más desajustado que los primeros meses de la temporada, donde su maestría, valor y gracia eran apabullantes. Me dolió especialmente que no pudiera romper en el segundo de la tarde, un toro al que hace un par de meses le hubiera formado un lío en Madrid.
La tarde de los Victorinos fue la constatación de que los cárdenos de Moraleja no están en su mejor momento. Hasta tal punto que uno de los diestros, Sergio Aguilar, se fue a su casa sin matar ninguno del hierro anunciado: uno porque la corrida no se aprobó completa y tuvo que remendarse con un toro de Carriquiri y otro porque el Victorino de su lote fue devuelto y sustituido por uno de Julio de la Puerta. Los cuatro que correspondieron a Moreno y Urdiales fueron toros de muy escaso interés, salvo el segundo que sí tuvo un comportamiento propio de los victorinos… malos. Toro tobillero, que se revolvía muy rápido, con mucho peligro, al que Urdiales hizo una faena interesantísima que el público agradeció. Valor e inteligencia del torero riojano con el único toro que tuvo algo de transmisión, aunque no permitiera buen toreo. José Luis Moreno también lo intentó con sus dos toros, aunque por el juego de los toros no era posible que el asunto calara en los tendidos. Habrá que verle con toros que den más juego para ver si de verdad puede romper, como dicen algunos después de lo de Córdoba, Pozoblanco,... Y Sergio Aguilar, también dispuesto, mostró su buena técnica y la hondura que atesora en algunas series que supieron a poco, aunque acrecentaron el interés por este torero.
Dos tardes, en fin, que dejan bastantes elementos de reflexión para el 2010. Desde la verdadera dimensión de cada ganadería hasta el necesario hueco que debe hacerse a algunos toreros “modestos”, sin olvidar a genios como Morante que, estamos seguro, volverá a estar, y en breve (¿hoy en Zaragoza?) tan bien como le hemos visto hasta mediados de agosto.
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