Se aventura una extraordinaria primavera en Extremadura. Con el agua que está cayendo da para llenar todos los pantanos y para que florezcan todos los campos, aún los más indómitos.
Dicho lo cual, que ayer en el primero de la tarde llovió lo indecible, con ansia, a mala leche. Mientras tanto, Morante desgranó su toreo, retazos de belleza. Pero entre que el toro no tenía mucha fuerza, que la brevedad de los asientos hacía imposible que habiéndose vendido todas las localidades cada cual se ubicara y que los que ya estábamos sentados tratábamos de no cogernos una pulmonía cósmica, la faena llegó sólo a medias a los tendidos. Lo del cuarto, recuperados ya de la lluvia, fue sensacional. Probablemente no tan completo como lo de Vistalegre pero igualmente embriagador, con la sensación de que Morante está en un momento único y que hay que verle todas las tardes porque cada día va a ser diferente y sensacional.
Talavante estuvo bien en su tercero, con un toreo templado y gustándose, pero cuando se echó la muleta a la izquierda el toro iba peor, el torero se embarulló, buscó la cercanías y la faena perdió la intensidad de esa gran primera parte. Estuvo mejor, más completo, en el sexto, un toro que pareció brusco en los comienzos y al que a base de hacerle las cosas muy bien, de llevarle siempre a la distancia justa, fue mejorando en cada tanda. Gran toreo con ambas manos con una serie larguísima al natural y dos derechazos arrastrando la muleta antológicos. Tarde muy importante del pacense, que si no se embarulla (tiende a ello) puede darnos muy buenos momentos este año.
Perera lo intentó en sus dos toros, pero tuvo muy mala suerte en el sorteo, con dos toros que no acabaron de romper. Quizá el quinto hubiera valido, porque remató muy bien en los burladeros y pareció con fuerza y bravura, pero se rompió el pitón por la cepa en uno de los derrotes y lo devolvieron. Lo intentó, se pusó y toreó técnicamente bien a ambos, pero faltaba transmisión. Creo que en parte por los toros y en parte porque hay algo en su toreo que hace que no tenga el ángel que en otros momentos. Quizá está buscando una mayor rotundidad y tiene que encontrar ese punto de hondura, de temple, de gracia, que haga que su afición, su técnica y su valor rompan como en otras ocasiones.
Esta mañana lloviznaba y han suspendido la corrida. Parece claro que si se daba la de esta mañana el ruedo iba a estar impracticable esta tarde. No sé si esa ha sido la razón (o la única razón), pero creo que si hubiera sido la única corrida del día sí se hubiera dado.
Una pena que haya tenido que volver a mediodía y no haya podido quedarme a ver a Ferrera, Juli y Manzanares. Otra vez será.
La plaza (eso sí) cada vez parece más incómoda. Será que vamos cumpliendo años...
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