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lunes, 8 de marzo de 2010

Olivenza (6 de marzo de 2010) - Primeras impresiones (I)

Estaban casi todos. Faltaba Morante. Y faltaban también Castella, Luque y El Cid. Pero pocos más de los que este año (más difícil de lo que algunos quieren creer) van a luchar por los puestos y por los dineros.

La Feria de Olivenza, como el fin de semana antes la de Invierno en Vistalegre, ha constatado que la rivalidad entre las figuras no es sólo un recurso estético. Que las ferias van a estar ajustadas y que hay que convencer a los empresarios y al público desde la primera arrancada.

La tarde del sábado fue milagrosa. Después del agua que vimos el viernes por la tarde de Madrid a Cáceres, de cómo llovía en Cáceres toda la noche, de cómo siguió lloviendo por la mañana,… era imposible suponer que se diera la corrida. Sin embargo, en Olivenza el ruedo estaba practicable, los asientos secos y la temperatura era aceptable (al menos, por comparación).

El Fundi demostró técnica y carencias. Se le siguen notando las cornadas y las palizas del año anterior. A cambio, tiene un oficio bien aprendido con toros muy complicados. Y sabe colocarse, citar, templar y llevar a los toros. Aunque a veces lo hace a cierta distancia (tal vez porque, como comentaba algún aficionado, esté acostumbrado a una separación entre los pitones mucho mayor que la que tenían los de Núñez del Cuvillo). Toreo asentando pero sin transmisión.

José Tomás tuvo el peor lote y ninguna de sus faenas acabó de romper pero, para mí, dio una dimensión mucho más seria (y ya es difícil) que la vista en las temporadas anteriores. Tremendamente asentado, seguro, con el toro más cerca,… Ya no está impávido, lo torea a la distancia más corta que permite la ligazón, pero desde la naturalidad. Faenas intensas y variadas. Con la misma seriedad litúrgica, pero sin el agobio de llevar sobre sus hombros al personaje. Veremos si puede seguir en esa línea. Y la estocada al segundo de la tarde, casi al encuentro por su arrancada inoportuna, sensacional.

Perera, en esa tarde, nos dio sus dos caras. En el tercero hizo una faena memorable. Una faena del 2008, para entendernos. Buen recibo con el capote. Quite ajustado por chicuelinas, ligado con gaoneras y una larga, todo lento y templado. Con la muleta, faena completísima. Desde los pases cambiados en el centro del ruedo. Luego, dando sitio al toro, ligando los pases y trayéndolo siempre toreado. Series de muletazos largos, hondos, de mano baja. Y una estocada a cámara lenta. El mejor toreo. El mejor Perera. Por si sirve de algo, le dieron el rabo. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que aún seguimos degustando la faena…

En el sexto el comienzo de faena tuvo la misma intensidad, tanto los ocho o nueve muletazos por alto sin enmendarse como la serie de redondos con la que empezó su trasteo. Pero luego se fue acercando al toro, cambiando de manos, perdiendo intensidad,… Remató con buenas bernardinas, recetó otra estocada sensacional y cortó dos orejas. Pero así como la primera faena da su dimensión como torero en cualquier plaza, en todas las plazas, una faena como la del sexto no transmite igual en todos los cosos.

Del combate, JT y Perera salen reforzados y marcando un nivel que no es fácil de superar. Por liturgia y por hondura. Por cercanía y por temple. Por todo aquello que te compensa acudir a una incómoda plaza de toros una tarde que sólo presagiaba lluvia y suspensión.

1 comentario:

José María JURADO dijo...

Tiene un enorme mérito ir a Olivenza en pos de la lluvia, me alegro de que fuera bien.

Y me alegro de que la temporada empiece bien en las plazas y no sólo en los periódicos.