Se dice que los gitanos no quieren para sus hijos buenos principios (o buenos comienzos, que nunca sé lo que es).
A nosotros, la temporada nos gusta con buenos comienzos. Los principios, ya los ponen los toreros con su valor y su arte. Buenos comienzos que se vean ratificados luego en cada una de las tardes siguientes...
Si obligaciones laborales no lo impiden, después de cuatro meses de desierto, el viernes volveré a un espectáculo taurino. Será en Valdemorillo con ese curioso cartel de arte (Curro Díaz, Juan Bautista y Daniel Luque) que une a tres jóvenes diestros que han demostrado que saben torear con gusto y con clase, pero a los que les falta constancia, valor, ambición o suerte para colocarse en el lugar del escalafón que tienen reservado por el buen gusto que atesoran. Al día siguiente habrá que ver lo que hace César Jiménez con seis toros (entre ellos, un Victorino, uno de Núñez del Cuvillo,...) con mucho público de la capital esperando un triunfo grande y un toreo puro, profundo y variado. De no ser así, no se entendería el gesto.
Por otro lado, el oscurantismo del toreo vuelve a manifestarse en toda su plenitud en la confección de las primeras Ferias del año (Magdalena, Fallas y Abril). Parece que en todas ellas habrá ausencia imperdonables. Pero nadie sabrá a ciencia cierta de quién es la culpa. Porque ninguna de las partes implicadas (empresa, propiedad, ganadero, torero y apoderado) tendrá interés en explicar qué se pedía, qué se ofrecía, hasta dónde se estaba dispuesto a negociar, con quién se habló primero, cuánto cobra cada uno, qué exigencias de compañeros de cartel había encima de la mesa,... Hasta que esto no se normalice, será imposible que la Fiesta alcance la repercusión mediática que necesita para su difusión. Muy complicado va a ser pedir a las cadenas de televisión que retransmitan festejos si durante los meses anteriores no se les ha dado material informativo que haga que se vaya generando la adecuada expectación en el público. No sólo por las menudencias de los chascarrillos de las contrataciones. Pero también por eso. Para poder valorar luego si quien más exigía en los despachos lo ratificaba en la plaza. Si quien eligió la gandería y seleccionó dentro de esta los toros (¿empresa / veedores?) acertó o se equivocó de pleno. Imprescindible labor para que cada cual asuma su responsabilidad.
Cuestión de principios (desde los comienzos).
Y, por cierto, para principios, los de Perera. ¡Vaya entrevista la del martes pasado en el 6toro6! ¡Qué cabeza la de este torero en su juventud! Generosidad y coherencia entre otras muchas virtudes. A poco que los toros le respeten, nos espera otra temporada cumbre. Desde los comienzos. Por sus principios.
domingo, 1 de febrero de 2009
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1 comentario:
Qué final más bueno, como una media.
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