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viernes, 27 de noviembre de 2009

Seminario El Toro en Madrid. Temporada 2009. 14 de noviembre de 2009. Segunda mesa redonda

De la segunda mesa redonda, lo que más me impresionó fue el alto nivel de la oratoria de los intervinientes, sobre todo de los ganaderos (muy divertido José Luis Lozano, tremendamente didáctico Álvaro Núñez del Cuvillo, muy bien El Boni,…).

Comenzó José Luis Lozano (Alcurrucén) exponiendo cómo el toro de los años cuarenta era mucho más chico que el actual, probablemente menos bravo (había menos selección), pero transmitía mucha más emoción que el de hoy en día. Y cómo fue en las décadas de los sesenta y setenta cuando la selección se hace más rigurosa.

Recordó cómo en Madrid siempre ha habido baile de corrales y cómo ello daba lugar a situaciones que hoy generarían verdadero problemas de orden público. Por ejemplo, por no aprobarse los toros tuvo que suspenderse la confirmación de Aparicio y Litri (que incluso de novilleros eran auténticas figuras y arrastraban masas de gente a las plazas de toros). ¿Qué le sucedería al empresario –se preguntaba-, si hoy tuviera que suspenderse una tarde de José Tomás en Madrid que, salvando las épocas, puede ser el equivalente en expectación a la que generaban aquellos jóvenes espadas?

Fue en los setenta y los ochenta cuando el toro se sube de peso. Y cuando los caballos también suben el peso de estos. En Madrid, se optó por traer el toro grande (y barato). Pero aún así siguió el baile de corrales. Ni el ganadero ni los veedores tenían claro qué querían los veterinarios de Madrid, qué podía lidiarse en Las Ventas.

Recuerda que cuando ellos llegaron a la gestión de la Plaza de Las Ventas tratan de alcanzar un acuerdo con los distintos sectores implicados y, aunque les costó un tiempo, a partir de los años 94 ó 95 el asunto fue normalizándose y disminuyeron notablemente los problemas en los corrales.

El ganadero, explicó, es el auténtico “sufridor” de la Fiesta: si sale una corrida buena, los medios de comunicación llaman a todo el mundo… menos al ganadero; pero si en cualquier plaza (una plaza de tercera portátil) uno echa un petardo, hasta el portero de tu casa, cuando sales a las ocho de la mañana, te saluda diciendo “Ayer no hubo suerte, eh, don José Luis,…”.

Álvaro Núñez del Cuvillo explicó cómo el mercado tiene que ajustarse a los cambios de la demanda. Y eso va a llevar tiempo.

En lo relativo al toro, considera que en Madrid se ha alcanzado un equilibrio que permite conocer razonablemente el tipo de toro que debe lidiarse en esta plaza. Para él, trapío es “seriedad, edad y hechuras”.

El toro bravo, por su raza, es un animal mediano. Y recuerda cómo Pepe Luis decía que lo que da miedo de la bala no es su tamaño, sino la velocidad. El toro interesante es el bravo, el que mete la cara, embiste hasta el final. Y no el toro que se defiende. Hay que valorar la entrega del toro hasta el final.

Victorino Martín (hijo) analizó de forma muy inteligente cómo cuanto más rural es una sociedad, más ve la Fiesta desde el toro. Y cuanto más urbana, más la aprecia desde el torero.

Reconoce que la temporada 2009 no ha sido buena.

Aún así, defiende a los ganaderos “toristas”. Cree que han marcado ciertas pautas que más tarde han seguido los “comerciales”, de forma que alguno de estos últimos han avanzado mucho (en presencia, acometividad, bravura,…). Pero para este avance fue esencial lo que hicieron los propietarios de las ganaderías más duras.

Al toro se le pide más que nunca. Pero es cierto que probablemente le falte ahora algo de casta.

Concluyó recordando que hay que avanzar mucho en la comunicación de la Fiesta en la sociedad.

Diego Urdiales manifestó, sobre todo, lo que pesa la Plaza de Las Ventas. Pero también como es de las pocas donde los triunfos realmente sirven.

El Boni centró gran parte de su intervención en diversas explicaciones sobre la lidia en Madrid. Señaló, por ejemplo, que la disminución del abombamiento del ruedo en las últimas temporadas ha permitido mejoras en la lidia. Con la inclinación que había antes, el toro iba a la suerta de varas cuesta abajo, podía empujar con facilidad hasta las tablas, y sacar desde ahí al toro del caballo es más difícil hacerlo que desde el tercio.

Reconoce que en la actualidad se lidia, en general, muy mal. Pero él va más allá. Considera que se tienta poco por los banderilleros; y que también se hace muy mal. Para tratar de remediarlo considera que debería ser la Agrupación de Banderilleros la que diera el carnet de profesional.

Aún así, la lidia en Madrid es relativamente sencilla porque el ruedo es muy grande y eso permite desenvolverse con cierta holgura.

En cuanto al modo de fijar al toro mientras el caballo de picar trata de colocarse en el lugar donde va a realizarse la suerte explica cómo si no se sujeta al toro en el burladero el toro no se queda quieto. Pero también es consciente de que una vez en el burladero hay que tratar de no tocarlo más.

Finalizadas las intervenciones iniciales, el moderador planteó varias cuestiones a los participantes en la mesa.

La primera, sobre el lugar por el que debe salir y retirarse el caballo para realizar la suerte de varas. Boni cree que debe irse por el mismo lugar por donde se ha colocado (lo cual dejaría libre la zona por donde puede sujetarse al toro y deben empezar a colocarse los banderilleros).

Diego Urdiales es de la opinión de que cuanto más cerca salga el caballo de donde tiene que realizar la suerte, mucho mejor. Pero recuerda, además, que los Presidentes deben ser más pacientes a la hora de cambiar el primer tercio. Aun esa primera fase se extienda, hasta que no se pare al toro no debería cambiarse.

José Luis Lozano, sin embargo, considera que el caballo debe salir por la puerta de los caballos y volver por dentro (o sea, como se hace actualmente). Pero sí cree que se debe ser más flexible en la colocación del caballo, y llevarlo a la querencia del toro (hay que arrimar la silla al piano, no el piano a la silla). Las corridas no son corridas-concurso y no hay por qué irse al siete: antes se picaba en el diez o en el uno.

Victorino opina que el caballo debe salir y recogerse por la Puerta Grande y picarlo donde ahora.

En lo relativo a las fundas, Victorino comenta que se ponen porque resuelve el problema que tenían algunos ganaderos para lidiar, debido al desgaste que el toro se producía en los pitones por escarbar con ellos. Esto se debe, en general, a dietas faltas de fibra o cría en espacios reducidos. En todo caso, al toro se le maneja mucho, no hay buenos vaqueros para hacerlo, esto es un manejo más, y eso al toro no le sienta nada bien.

Álvaro Núñez, sin embargo, reconociendo que algunos ganaderos pueden utilizar las fundas para evitar el desgaste del toro, explica que, para ellos, la principal razón es reducir el número de bajas por las peleas entre animales, que disminuye enormemente con esta protección. Todo ello incrementa los manejos del toro, que ha pasado de ser semi-salvaje a semi-doméstico. Pero ellos no han notado una pérdida de acometividad, ya que, de hecho, durante la lidia hay más cornadas desde que se usan las fundas.

José Luis Lozano indica que ellos este es el primer año que las han utilizado y no han notado diferencia en el comportamiento.

Diego Urdiales, en cuanto a los manejos de los toros, cree que hace que los toros humillen menos y den más cabezazos. Tal vez no sea por las fundas, sino por las vacunas y todas las demás actuaciones que deben realizarse con los animales. Pero hay que tratar de reducirlas.

El Boni, en una simpática humorada, reconoció que está totalmente de acuerdo con las fundas… si salen con ellas a la plaza. Y, más en serio, explicó que él había hecho alguna tienta de animales con las fundas puestas y no había notado diferencia en el comportamiento. Le gustaría que se dejaran algunos animales totalmente salvajes, sin vacunas, fundas ni nada,… Y luego ver cómo resultan en la lidia. (Pienso que ya les gustaría a muchos ganaderos, pero la sanción que podrían recibir sería de órdago).

Explican los distintos intervinientes que algún toro que ha tenido que ser criado con biberón, luego no ha embestido nada.

Por último, en lo relativo a la movilidad del toro, el peso del peto, el caballo,… José Luis Lozano insiste en que se ha criado un toro más noble que nunca, pero que se le ha quitado la emoción. Álvaro Núñez no está de acuerdo con esta falta de emoción y Vicente Zabala apunta cómo el público ha perdido sensibilidad por las heridas a los toreros y la han aumentado por las lesiones de caballo y toro.

Álvaro Núñez explica que se tiende a un toro que se mueva más. Pero además de moverse el toro tiene que embestir. Y en eso se ha avanzado mucho respecto a los toros de hace diez o quince años.

José Luis Lozano, sin embargo, considera que si de verdad los toros se movieran serían muchos menos los toreros del escalafón.

Urdiales opina que el toro tiene más movilidad y fiereza que lo que él ha visto, teniendo en cuenta su edad. Y respecto a los vídeos de faenas más antiguas, el toro ha ganado en durabilidad y entrega.

En definitiva, una interesante mañana escuchando hablar de toros. Que para esta época en la que no hay toros es una de las mejores alternativas que uno puede imaginar.

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