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domingo, 28 de agosto de 2011

Alcalá de Henares (27 de agosto de 2011) - Decisión efímera

Los últimos días de agosto, en Madrid, han sido tradicionalmente taurinos en Colmenar y en San Sebastián de los Reyes. Las otras ferias que se celebran en los pueblos de alrededor tienen un peso menor. Sin embargo, la empresa de Alcalá de Henares había programado para el día 27 una corrida de interés con Morante, El Juli y Cayetano (finalmente sustituido por Matías Tejela).

Acudimos a la cita y lo primero que nos alegró fue ver una plaza cómoda, de asientos amplios y donde era fácil el acceso y la salida a la localidad. Eso, si uno estaba dentro de la plaza, porque entrar o salir de ella era toda una odisea teniendo en cuenta que sólo una de las múltiples puertas con las que cuenta estaba abierta. Las empresas, ¡siempre dando facilidades!

La tarde transcurrió sin nada que vayamos a recordar durante mucho tiempo.

Morante tuvo mala suerte con su lote y le tocaron los dos peores toros del encierro. Además, por lo que supimos después, se resintió de la lesión de Almería y se le ha recomendado reposo. No vimos nada.

Juli demostró en sus dos toros una profesionalidad y unas ganas desmesuradas. Es figura porque tiene una afición y un orgullo fuera de lo común. Si en vez de a esto se dedicara a la gestión de empresas, llevaría a lo más alto a la compañía que tuviera que organizar. Las faenas a sus dos toros fueron distintas, porque también fue diferente el comportamiento de sus dos oponentes. El primero tenía movilidad y cierto brío (aunque se fue apagando) y lo toreó bien con el capote, tanto en las verónicas de recibo, como en el quite por chicuelinas. La faena de muleta, casi siempre con la diestra, no incomodó al toro y le hizo pasar con eficacia y sin obligarle mucho. Una oreja. El quinto fue un toro más parado con el que se ganó la oreja a base de aguantarle y de meterse al final entre los pitones llevando al toro de un lado a otro, péndulo y pases por alto incluidos.

Tejela demostró unas enormes ganas de agradar y tuvo momentos de toreo bueno, que, además, fueron jaleados con profusión por el paisanaje. Lo mejor estuvo en el tercero de la tarde, probablemente el mejor toro del encierro, con el que se mostró variado con la capa y muy serio con la muleta, dejando algunas tandas de toreo largo de calidad. Cortó dos orejas. El sexto fue un toro que ayudó menos, pero con el que también estuvo animoso y le sacó los pocos pases que tenía. Una oreja y felicidad en los tendidos por el triunfo de su torero.

Tarde, en fin, con momentos de cierto interés. Con un público festivo y bullicioso. Pero donde echamos de menos una vez más toros con algo más de casta y movilidad (sólo se salvaron el segundo, que se acabó pronto a pesar de no haberlo picado casi nada, y el tercero). Y echamos de menos también que Morante tenga algo más de suerte con los lotes (¡vaya cruz que lleva, menos en El Puerto y en Bilbao!)

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