El año que acaba ha dado más noticias que alegrías. Desde la muerte de Adrián Gómez a múltiples cornadas que han tenido y siguen teniendo a muchos toreros de oro y plata en el dique seco: José Tomás, Manzanares, Curro Molina, Luis Mariscal,... Ha dado suspensiones en plazas de primera (Málaga) y ha dado amagos de suspensión que pueden haber hecho mucho más daño aún a la fiesta (Puerto de Santa María). Ha dado multitud de tardes horrorosas (casi todo San Isidro y el Aniversario) y ha dado la prohibición en Cataluña. Ha dado el fin del programa El Albero y una información taurina cada vez más ausente en los informativos, salvo si es para informar de alguna tragedia.
Pero este año ha dado también un Morante en tardes de gloria (Nimes, Jerez, Badajoz, Cantalejo, los quites de Madrid,...). Ha dado un año redondo de Juli y tardes memorables de un Manzanares cada vez más asentado. Ha dado los veinte años de alternativa de Ponce. Ha dado una tarde en Las Ventas (la de Juan Mora en otoño), con un resultado triunfal en cuatro de los toros, algo que hacía más de diez años que no se recordaba... Ha dado "Plaza de Toros", el grandísimo libro de José María Jurado y Pablo Pámpano en La Isla de Siltolá. Y ha dado otros muchos sentimientos y tardes de pasión.
La temporada que se ha ido no ha sido buena en lo artístico y ha sido ruinosa en lo económico. Y la que viene no se adivina mejor. Pero entre todos tenemos que hacer lo posible para que lo bueno tenga más eco que los gritos de la mediocridad y las tardes aburridas. En esta labor, la televisión desempeña un papel fundamental y no sé bien si todos los profesionales lo tienen claro y actúan en consecuencia.
Les comento un breve sucedido que ilustra a las claras lo que comento. Hace un par de semanas, en la entrega del Premio Taurino de ABC a Enrique Ponce tuve la suerte de poder departir extensamente con responsables de varias televisiones involucrados en la información taurina. Los datos que daban eran demoledores. Comentaban que para ellos, dar una corrida cualquiera en una plaza sin mucha relevancia era mucho más caro que dar un partido de la Champion League de Fútbol. Que los derechos de imagen que había que abonar a los toreros eran estratosféricos. Y que, además, había que pagar dinero a todos los que participaban de cualquier modo en el espectáculo, desde los banderilleros hasta los empresarios, pasando por los mozos de espada, los ayuda,... Parece que en algún momento habían planteado que no era sensato que alguno de esos individuos tuvieran que percibir importes de ninguna clase por televisar un festejo y que se les había respondido que aquello eran conquistas laborales a las que no iban a renunciar. Como respondían con evasivas muchos toreros cuando se les trataba de hacer una entrevista (es más difícil entrevistar a algunos toreros que a cualquier estrella mundial del rock). Aquellos profesionales (algunos con importantes responsabilidades televisivas) se quejaban amargamente de la falta de visión del taurinismo. Argumentaban que en un momento en el que, con muchas voces en contra, hay directivos en distintas televisiones empeñados en difundir la Fiesta, son los propios profesionales y acompañantes los que dificultan que esta difusión se pueda llevar a cabo.
Particularmente creo, y así se lo indiqué, que la difusión taurina debe hacerse de otro modo. Que en lo relativo a la información, de lo que se trataría es de conseguir que, durante la temporada, hubiera al comienzo de cada semana (probablemente el martes, para no coincidir el lunes con la avalancha del fútbol) piezas de dos o tres minutos en los que se mostrara en los informativos lo mejor de los festejos celebrados la semana anterior, sobre los que cada cadena pudiera efectuar sus montajes y hacer sus comentarios. Creo que es imprescindible difundir esta parte positiva de la tauromaquia y que para ello debe ser la propia organización de la Fiesta la que, con generosidad por parte de todos, pudiera organizar estos resúmenes y facilitarlos a las televisiones (consiguiendo, si es posible, el compromiso de estas de difundirlos en los informativos).
Y entiendo que la retrasmisión de los festejos en abierto es también fundamental. Mejor si pudiera ser de festejos en plazas relevantes y con carteles de interés, que con toreros mediáticos en plazas de tercera. Con comentarios que ilustren sobre el comportamiento de los toros, sobre la técnica del toreo, sobre Historia de la Fiesta, sobre los propios toreros (sí, como hacía el genial Matías Prats),...
La tauromaquia requiere dejar de estar a la defensiva y pasar a una ofensiva de dignidad y trasparencia. En ello nos jugamos el futuro. Y sería muy mezquino que intereses cortoplacistas lo entorpecieran.
(Una aclaración, probablemente innecesaria. No tengo nada contra José Tomás. De hecho creo que todos somos conscientes de que con cuatro o cinco toreros con su actitud, con su compromiso ético y su entrega, la posición social de la tauromaquia sería otra, y ni televisión haría falta. Aún así, creo que sería un buen gesto que permitiera la televisión en uno de los festejos en los que participara la próxima temporada. Creo que el problema de la televisión no está precisamente en el único torero que llena las plazas donde torea todas las tardes, siendo además, como es, el que más información consigue que se difunda en espacios generalistas).
martes, 28 de diciembre de 2010
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4 comentarios:
Gracias, Maestro.
El año ha dado, también, una gran temporada de conferencias suyas por el planeta de los toros, no se olvide.
Y a Morante en el Puerto...
Olé¡¡¡
Efectivamente, José María, la tarde de Morante en El Puerto también fue para recordar. Y lo de las conferencias también ha tenido su aquel, no vamos a decir lo contrario.
Gracias, Javier, por el seguimiento y el reconocimiento. Difícil ser más torero en el halago.
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