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lunes, 6 de diciembre de 2010

Curso de Introducción a la Tauromaquia (y 3)

El fin de semana del 27 y 28 de noviembre tuvieron lugar las últimas jornadas de esta segunda edición del Curso de Introducción a la Tauromaquia para aficionados.

El sábado por la mañana hubo una intervención de Eduardo Martín Peñato, ganadero, Presidente de la Asociación de Ganadería de Toros de Lidia y Director Gerente y portavoz de la mesa del toro. Durante aproximadamente una hora nos estuvo hablando de cómo, a su juicio, uno de los grandes problemas de la Fiesta es la poca importancia que se la da al toro y cómo eso se deriva de la escasa unión de los ganaderos y de los bajos precios. Expuso que, de los importantes costes que supone organizar un festejo taurino, la compra de los toros representa en torno a un 6% y que en ninguna actividad económica quien representa un 6% de los costes tiene verdadera relevancia. Este porcentaje habría ido reduciéndose de forma muy sustancial a lo largo de todo el siglo XX. Además, ahora son las figuras, las empresas y los veedores quienes eligen los toros, en vez de el ganadero. Habló también de la multitud de festejos taurinos de todo tipo que se dan a lo largo de la temporada y respecto a los cuales las corridas de toros y novilladas picadas son un porcentaje muy escaso. Defendió esos espectáculos por su importancia económica para el ganadero y por la gran repercusión social que de este modo tiene la fiesta de los toros en multitud de pueblos. Para él, no es un problema que queden muchos toros en el campo porque lo que sucede es que a cada ganadero le quedan los restos de que las camadas no sean divisibles por seis.

Como curiosidad, expuso la división que se produjo hace muchos años entre los ganaderos de la Unión y los de la Asociación para que los primeros lidiaran en corridas de toros y novilladas picadas y los de la Asociación en el resto de festejos y cómo eso originó una importante ventaja económica para los ganaderos de la Asociación, de modo que la Unión pidió romper el pacto, pero sin que ello implique que unos animales sean mejores que otros (así fue contada la historia). Y contó también la historia de la Mesa del Toro y, en especial, de lo importante que fue la exposición de organizaron en Bruselas cuando iba a plantearse la discusión sobre la tauromaquia en el Parlamento Europeo.

En definitiva, su propuesta de mejora de la Fiesta se basaba, sobre todo, era que se alcanzara un pacto de precios de modo que no se pudiera vender ningún animal por debajo del coste medio de producción del mismo. Así, no existiendo competencia en precios por debajo del mínimo, se tratarían de comprar los mejores animales, no los más baratos.

He coincidido con Martín-Peñato en otras ocasiones y reconozco que la visión de la Fiesta que tiene difiere absolutamente de la mía. No dudo de su sinceridad ni de su afición, de su trabajo ni de su empeño en defender la Fiesta. Pero me cabe la duda de si quiere defender la Fiesta como rito y como liturgia (que es mi visión) o como negocio de venta de ganado (que es el suyo). Obviamente, repetir insistentemente lo importantes que son los miles de festejos con animales de lidia que hay en multitud de pueblos de España y la necesidad de alcanzar un acuerdo sobre el precio de los animales para todos los festejos (incluido esos) es poner el foco del problema en un lugar que nunca se me hubiera ocurrido, ni creo que sea el relevante. Sin duda, hay un debate subyacente que es el de si la tauromaquia se defiende mejor como espectáculo elitista (intelectualmente, no en lo económico) o con la generalización de festejos. Es decir, haciendo menos festejos, pero con una mayor previsibilidad en el comportamiento del ganado (vía mejor selección) y mayor exposición y compromiso de los toreros (con menos festejos), o si lo que hay es que hacer muchos festejos, en todos los sitios posibles, para que vaya mucha gente y así a los políticos les resulte más difícil prohibirlos. Yo creo que hay que tender a lo primero, a que cada festejo sea un acontecimiento. Sin embargo, los que están defendiendo la Fiesta en la Mesa del Toro van por el otro camino; y no sé si es por verdadera convicción o porque, a la vez, están defendiendo su negociete.

Respecto al acuerdo en materia de precios, da igual lo que se le explique a este señor, que él dice que esa vía es la que hay que tomar y que él consigo mismo ha decidido que eso es legal. Da igual que se le explique que los acuerdos en materia de precios son contrarios al derecho de la competencia, que no se puede hablar de costes medios,... Da igual que se le diga que efectivamente el dumping está prohibido y que eso permite actuar contra quien haga dumping, pero no alcanzar un acuerdo de precios en un sector legalmente oponible a todos los empresarios del mismo. Da igual, él ha decidido que eso es así y no está dispuesto a aceptar ninguna opinión en contra. De hecho cambia el gesto y arremete contra el Tribunal de Defensa de la Competencia cuando le recuerdo que ya les atizó bien a todas las asociaciones ganaderas hace unos años por imponer condiciones de venta de los toros a sus asociados. En el fondo, me recuerda mucho a algunos pequeños empresarios que creen que para defender su negocio lo que hay que hacer es ponerse todos de acuerdo y repartirse el mercado. Y no se paran a analizar (no son capaces de hacerlo) si eso vulnera las actuales leyes, cómo es la realidad de la economía actualmente,... Que la defensa de la Fiesta esté en manos de gente que piensa de este modo me preocupa. Pero es lo que hay.

El sábado por la tarde hubo examen del que salieron veinte seleccionados para ponerse delante de las vacas el domingo por la mañana en la Ganadería de los Hermanos Pérez Villena, cerca de Valdemorillo. Bonita aunque gélida mañana de domingo (algo menos en la gran plaza cubierta), e interesantísimo examen práctico con El Bote y Boni dirigiendo a los chavales de la escuela que paraban primero los animales y a los aficionados que se pusieron delante de ellas más tarde. Alguno se llevó algún topetazo fuerte porque alguna de las vacas desarrolló un punto de peligro. Buena jornada, caldereta, entrega de diplomas y a casa.

Para los curiosos, no me puse delante de los animales porque no me presenté al examen. Tuve que irme el sábado después de la sesión de la mañana a Logroño para dar una conferencia en la Peña El Quite. Magnífica la acogida y muy buen rato el que pasamos tanto en la conferencia como en el rato posterior tomando buenos riojas y con una gran cena. Interesantísima la labor que hace esta peña difundiendo los más variados aspectos de la Fiesta.

Gracias también desde aquí a Pedro Mari Azofra por su artículo en El Correo Español y a Pablo García Mancha por la entrevista del pasado jueves en su programa radiofónico.

1 comentario:

José María JURADO dijo...

¿Y no hay enlace digital de artículo y entrevista? Deberías ir a la reválida...