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domingo, 18 de octubre de 2015

Sobre la Escuela de Tauromaquia de Madrid

Hace unas semanas, el Ayuntamiento de Madrid anunció su intención de retirar la subvención que anualmente daba a la Escuela de Tauromaquia de Madrid y, lo que es peor, impedirle utilizar desde junio de 2016 las instalaciones del Batán.
Ante este anuncio, si el sector taurino estuviera organizado (siquiera mínimamente) creo que debería hacer tres cosas:
1.- Explicar los logros que la Escuela ha conseguido desde su creación, insistiendo en un doble ámbito: la inclusión en el “mercado laboral” de muchos chavales que de otro modo no hubieran tenido nada fácil ganarse la vida (toreros, banderilleros, etc.) y cómo en muchos casos se ha evitado la caída de sus alumnos en otros hábitos, a cuya rehabilitación se dedican muchos más fondos. Tan escaso dinero público para tan grandes logros es algo para pensárselo. Si todo esto se adereza con fotos de los grandes triunfos y el gran toreo de muchos de los alumnos de la Escuela, mejor que mejor.
2.- Investigar, denunciar y recurrir todas las restantes subvenciones del Ayuntamiento de Madrid. Que sepan que hay diez, quince o veinte personas que van a escudriñar cada uno de sus actos para financiar y dar dinero a sus partidarios para tratar de anularlos y, como se dice en el argot, adoptar cualesquiera medidas que legalmente nos asistan...
3.- Considerar que lo que se ha hecho es una oportunidad. Una gran oportunidad para insertar de una vez por todas la Escuela en la ciudad de Madrid. Como apuntaba Zabala, la Escuela debería ubicarse en Las Ventas. Pero es que además deberían buscarse fórmulas para que cada vez más gente la conozca y participe de sus actos. Y apunto un par de ellas: que un día a la semana o un par de días al mes, haya clases abiertas a los aficionados que quieran aprender el toreo de salón. Eso permitiría, además del disfrute de aficionados y el entendimiento de la dificultad de manejar los trastos, que muchos aficionados tomaran conciencia de los chavales que quieren ser toreros, aprendieran sus nombre y fueran siguiéndoles desde que son novilleros sin caballos. Y que al menos una vez al mes haya alguna otra actividad de la escuela abierta a los aficionados: alguna clase sobre historia del toreo (Paco Aguado), toros y encastes (López del Ramo), ver el vídeo de alguna corrida histórica,…

El comportamiento sectario de los podemitas no debería quedar impune (aunque, como diría Poli Mazas, “disfruten lo votado”). Pero no es hora de lamentaciones: hay que levantarse, contraatacar y aprovechar lo que esto tiene de oportunidad.

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