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jueves, 28 de febrero de 2013

Jugando con fuego

Parece que se ha confirmado la convocatoria de huelga por parte de Sindicatos de Subalternos y mozos de espada para los festejos más relevantes de Fallas (ciclo de las figuras del 16 al 19 de marzo), Sevilla (Domingo de Resurrección y farolillos) y Madrid (2 de mayo y San Isidro).

El motivo es que los empresarios de los cosos quieren poner fin a una situación absolutamente insólita en el régimen laboral de nuestro país como es que la seguridad social de un colectivo (cuadrilla) deba abonarla una persona (empresa organizadora del festejo) distinta de quien emplea al colectivo en cuestión (matador-jefe de filas). Esta situación se ha mantenido en la práctica por razones de diverso tipo, pero resulta llamativa y, aunque refuerza garantías de ese colectivo, genera en los empresarios de las plazas obligaciones que no deberían corresponderle. Si el empresario de una plaza contrata al matador y éste a su cuadrilla, el empresario de la plaza debe cumplir con sus obligaciones con el matador, y el matador con las de la cuadrilla. Es bastante elemental.  Y si los subalternos no son capaces de asegurarse que sus empleadores (matadores) cumplan con sus obligaciones tendrán que buscar mecanismos para conseguirlo distintos de hacer recaer ese problema en hombros ajenos a la relación que vincula matador y cuadrilla.

Pero con independencia de lo anterior, lo que resulta absolutamente descorazonador es que, con la que está cayendo, se ponga en riesgo la celebración de festejos. Más aún, que con el mero anuncio se genere una situación de incertidumbre con efectos en taquilla, que no se solventará ni siquiera si finalmente se celebran los festejos (por ejemplo, será difícil que alguien compre una entrada para Valencia, mediando este riesgo; y si se soluciona unos días antes, es probable que los planes sean otro, el desplazamiento no sea tan sencillo...).

El entramado taurino demuestra una vez más una desorganización cósmica. Ha pasado un invierno que debía haber sido decisivo para reenfocar muchas cosas y no se ha hecho nada. Por no hacer, ni se han sentado a tratar de negociar el Convenio con antelación para que si había problemas hubiera tiempo de solucionarlo.

Los sindicatos en cuestión acaban su comunicado pidiendo disculpas a los aficionados. Suena a cachondeo. Con perdón.

3 comentarios:

José María JURADO dijo...

¿Acaso el G-10 no jugó a lo mismo? Con perdón.

L.C. dijo...

Buen apunte, José María. Algo de verdad hay, pero creo que hay un par de elementos sustanciales que hacen radicalmente distintas las dos cuestiones. En el caso del G10 un grupo de profesionales establecen que quieren incluir unas previsiones concretas en los contratos que suscriben con sus contrapartes. Lo cual plantea un asunto de competencia que aun colea, pero no deja de ser un asunto entre dos partes de un contrato. Aquí, un colectivo trata de que LEGALMENTE se imponga a un grupo AJENO a su relación contractual (los empresarios) unas obligaciones concretas. Creo que la diferencia no es baladí.

José María JURADO dijo...

La legalidad puede depender de la costumbre, ¿no? Fuera del circuito de los grandes matadores, ¿no son los empresarios los que componen las cuadrillas? (Novilladas).