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sábado, 25 de junio de 2011

Apuntes casi olvidados

Aunque la Feria de San Isidro y su apéndice del aniversario (Beneficencia incluida) andan ya casi olvidados, no quiero dejar de apuntar una breve impresión de los festejos a los que puede acudir a partir del día 25 (los anteriores han quedado ya reseñados, con mayor o menor fortuna).

El día 25, la corrida de Alcurrucén salió mala en general, pero, a cambio, echó un segundo toro excepcional: “Arrestado”, un toro realmente bueno para la muleta, bravo, codicioso y repetidor. Castella le hizo una buena faena, pero sin estar a la altura de la embestida del animal. Era toro de triunfo grande y la faena quedó en una merecida oreja. Con el otro, Castella estuvo dispuesto, pero su oponente no le dio opciones. Joselito Adame confirmó alternativa con una gran disposición en sus dos oponentes y algún apunte de buen toreo, pero sin llegar a rematar por el poco juego de los animales. Tampoco tuvo suerte Perera en el sorteo, pero, además, se le vio con más empeño que claridad, y con una preocupante falta de puntería con los aceros.

El 26, otra corrida de Núñez, versión El Cortijillo. Y tampoco ayudó nada. Todos esperábamos que después de los fríos comienzos de estos toros, acabaran rompiendo. Pero no fue así. Quizá sólo el segundo, que le tocó a Morenito de Aranda, que tuvo con él momentos de buen toreo al comienzo de una faena a menos y rematada malamente con la espada. Fuera de eso, ni Urdiales (con mucha voluntad), ni Tendero (con evidente falta de oficio) pudieron hacer nada.

Los toros de Samuel Flores el domingo 29 fueron grandes, muy grandes, y con unos pitones infinitos; pero también mansos, muy mansos. Frente a ellos, Padilla tiró de oficio, sin posibilidad de lucimiento alguno. Ferrera demostró una voluntad sin límites y pudo lucirse en un emocionantísimo tercio de banderillas en el quinto (sobrero de Los Chospes). César Jiménez estuvo muy serio y dispuesto toda la tarde, dejando algunos apuntes de buen toreo, especialmente en alguna serie al tercero y en un muy buen quite al quinto, con chicuelinas, improvisado farol y revolera.

El día 1, la corrida de Palha salió mala, malísima. Fea, mal presentada y de un comportamiento infecto. Nada que ver con lo que debe ser un toro bravo. Frente a tales regalitos, Bolívar estuvo serio y pidió a los picadores que trataran de lucir a los toros y ejecutar con especial dedicación la suerte de varas; pero los toros no tenían la bravura precisa para que aquello cuajara del todo. Hubo ciertos apuntes de interés, pero sin rematarse. Con la muleta, imposible cualquier atisbo de belleza. Salvador Cortés tampoco pudo hacer nada ni con el sobrero de Carmen Segovia ni con el mulo de 650 kilos que le correspondió en quinto lugar. Y David Mora apuntó su disposición y esfuerzo frente a otro lote imposible. Corrida larga, mala y aburrida.

La corrida de Cuadri del día 2 fue mansa sin paliativos, a excepción de un muy buen quinto toro. Debo reconocer que no entiendo a quienes han aplaudido esta corrida, insistiendo en que todos los toros tienen su lidia y señalando que los de esta tarde fueron toros “con interés”. A mi juicio, la corrida fue mansa y careció completamente de clase, a excepción del indicado quinto. Es cierto que fueron duros de patas y que la gente no se aburrió, pero el peligro siempre presente provenía de una clara mansedumbre y falta e clase, no de la bravura y la nobleza, que son, a mi juicio, las virtudes de las que debe provenir la emoción. Frente a estos animales, Fundi hizo lo que pudo, aunque con menor convicción y oficio que otras veces. Alberto Aguilar puso muchas más ganas que técnica y sufrió un par de feas volteretas. Fandiño, por su parte, tuvo una tarde muy seria. La plaza de Las Ventas está con él, pero él también pone todo de su parte. A mi juicio, no estuvo del todo a la altura del quinto, pero es cierto que hubo momentos de buen toreo. Habrá que verle más, para ver si de ese interés y triunfo de una oreja se pasa a la rotundidad clamorosa de las dos orejas.

Lo de la corrida de Beneficencia el día 8 fue la constatación de cómo los prejuicios de una parte del público de Las Ventas puede arruinar para todos una tarde. El Juli en el tercero hizo una faena de auténtico maestro, enseñando a embestir a un toro a base de temple, de lograr que no le tocara ni una vez la muleta, llevándole, pudiéndole, para acabar sacando dos o tres series impresionantes que nadie hubiera podido imaginar que aquel toro tuviera. Mató mal, muy mal. Pero eso no empaña una faena que demuestra una afición, un saber hacer y una responsabilidad muy poco comunes. Juan Mora dejó apuntes de su añeja torería, sin acabar de rematar ninguno de los dos toros. Y Morante dejó también algún momento de inspiración, aunque mucho nos tememos que este año le cuesta mucho más confiarse y demostrar la rotundidad a la que estábamos acostumbrados en las dos últimas temporadas.

El día 11, Abellán sufrió una fea cornada en la boca después de una faena con voluntad a un animal soso. Luque no tuvo opción de ningún tipo con dos toros flojos y protestados. Y Fandi puso todo de su parte para agradar, pero hay quienes no aceptan una personalidad como la suya, o que sea el líder del escalafón sin el beneplácito de no sé qué tendido. Demostró un oficio enorme, momentos importantes con el capote, algunos pares de banderillas plenos de facultades y emoción y series aseadas con la muleta. En alguno de sus toros hubo una lidia completa, desde la salida del toro hasta su muerte. Podrá gustar más o menos su estética, pero no es irrelevante que el torero se preocupe de que el público disfrute con todos los tercios (mucho más que lo que lo hacen algunos de los consentidos de la supuesta afición).

Y así acabó un mes de toros donde los triunfos estuvieron, en gran medida, en aquellas tardes en las era previsible. Manzanares, Talavante y Juli han demostrado ser los que mandan. Y César Jiménez, Fandiño y David Mora (este por su faena hace una semana), reivindican un mayor sitio en las ferias.

De los toros, los veterinarios nos han hurtado la posibilidad de ver algunas ganadería y toros que hubieran sido de interés. Las tardes toristas han demostrado que esas ganaderías no están en buen momento (excepción hecha de un toro de Cuadri). De Alcurrucén y El Cortijillo se ha salvado un toro. Y la corrida más completa ha sido la de Juan Pedro Domecq. Toda una lección.

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