La confección de la Feria de San Isidro (incluyo San Isidro y el Aniversario porque, al fin, es todo lo mismo: el abono de primavera en Madrid) era mediocre. Y el resultado artístico, de toros y toreros ha sido en consonancia con la mediocridad de los carteles.
Destaca, por encima de todo lo demás, el tremendo tributo de sangre que se ha pagado en esta Feria. Muchísimos toreros y banderilleros heridos. Y una muy escasa sensibilidad del público para los toreros heridos que continúan la lidia, para quienes vuelven sólo dos días después de un percance, para quien torea en Madrid por primera vez después de una encerrona en la que le cogieron de forma grave dos veces,...
La feria sosa y aburrida, y la crisis, que de todo hay, han cambiado el perfil de los asistentes a la Plaza. Cada vez son menos los aficionados que siguen toda la feria y más los asistentes ocasionales. Como el asunto siga así (y es muy probable que sea una tendencia imparable) año tras año serán más los abonos que no se renueven, y cada vez será más fácil encontrar entradas en la reventa a precios razonables (este año ya lo ha sido, salvo para un par de tardes). Y, sobre todo, cada vez se irá difuminando más la posibilidad de medir a todos los toreros por el mismo rasero. Madrid se está convirtiendo en una plaza imprevisible en sus reacciones. Y esa no es una buena señal.
En el apartado ganadero la mejor corrida para los toreros (y, en consecuencia, para los aficionados) ha sido probablemente la de Alcurrucén, aunque sólo la aprovechó, y no todo lo que hubiera sido posible, Rubén Pinar. Algún toro de Victoriano del Río, de Juan Pedro y de Parladé también se dejaron. Pero han salido muy pocos toros buenos. Muchos menos que otros años. Una cierta garantía en la acometividad y nobleza de los toros es esencial para la pervivencia de la Fiesta. No puede ser que en treinta tardes hayan embestido por abajo y hasta el final tan pocos toros.
De las ganadería toristas, Victorino volvió a fracasar. Y sólo hubiera merecido una mención por su casta la ganadería de Palha, si no llega a ser por la brutal cornada a Israel Lancho y por la reacción absolutamente improcedente de su ganadero animando al mayoral a saludar y en ciertas declaraciones que hizo después del percance.
En cuanto a lo visto en el ruedo, que es al fin lo relevante, aquello a lo que deberían dirigir su atención la empresa, el público y los ganaderos, hay dos momentos que pasarán a la historia: la faena de Morante el día 21 al cuarto de la tarde y la de Esplá la tarde de su despedida.
Lo de Morante fue único, sublime, irrepetible. Ya lo dijimos: nunca se ha toreado tan bien a un solo toro con el capote como lo hizo Morante a ese toro de Juan Pedro. Y la primera serie con la muleta tuvo un gusto, una hondura, una distinción,... Una pena que el toro durara tan poco, porque con la clase que tenía el toro y el momento de Morante aquello hubiera sido para cerrar la Plaza por diez días hasta que el personal se recuperara del shock.
Lo de Esplá fue distinto. Emotivo, medido, torero, antiguo,... Fue una de esas faenas que se paladean no sólo con el sentimiento, también con la cabeza. Como compendio de muchas cosas, de muchas tardes, de toda una vida de afición. Toreó mucho y bien. Y no escatimó nada. La estocada recibiendo fue un gesto de generosidad enorme.
Fuera de eso, Castella ha estado decidido y ha tenido momentos de buen toreo, Pinar ha demostrado que quiere y puede ser alguien en esto, como Daniel Luque, que nos hizo vivir momentos muy emotivos y dejó apuntes de un toreo muy personal (los cambios de mano sucesivos van a convertirse en marca de la casa, si no, al tiempo).
Perera, aunque sin suerte con los toros, ha demostrado una seguridad y un sitio apabullante. Una pena que esta plaza no lo reconozca como uno de los suyos, a pesar de las buenas tardes de toros que nos ha brindado.
De los jóvenes, David Mora y Sergio Aguilar también dejaron apuntes de interés. Bonito gesto el de la empresa que los anuncia mañana mano a mano (iríamos a verles si no fuera porque estaremos en Toledo viendo por primera vez esta temporada a JT, que con Morante y Perera son sin duda los tres toreros a los que seguir este año).
Talavante ha estado desdibujado, Manzanares sin suerte, Tejela dejando buenos momentos de toreo, Ferrera haciendo cada tarde las cosas un poco mejor, El Cid sin sitio, Bolívar apuntando cosas interesantes pero sin dejar de romper,... Y poco más, muy poco más.
Entre los novilleros (cuando escribo esto ya es matador de toros), Miguel Ángel Delgado, que toreó inmensamente despacio y con muchísimo gusto. A ver si tiene oportunidades y consigue hacer con el cuatreño ese toreo relajado y lento. Y a ver si aprende a matar.
En fin, dos momentos de glorida, algunos apuntes y mucha mediocridad.
Alguien debería reflexionar si esto es suficiente para la primera Plaza de Toros del Mundo.
sábado, 13 de junio de 2009
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2 comentarios:
No es suficiente,excelente resumen, si no es por lo de Esplá-Morante, el cabreo sería inmenso.
Suerte con lo de JT, ve pronto para ver la procesión ¿o ha sido allí el jueves?
Además del balance taurino en el literario no hemos quedado mal ¿no te parece?
Creo que la procesión fue el jueves. Además, no voy a poder acercarme por la mañana (ni siquiera comer en El Bohío, en Illescas, como hubiera querido). Otra vez será.
Va a ser emotiva la reaparación de El Fundi.
Y efectivamente, un error imperdonable lo de los relatos. Te has colacado en los mejores carteles, como debe ser.
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