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martes, 23 de marzo de 2010

Las Fallas de Ponce


Como ya dijimos, esperamos encontrar un hueco esta semana para explicar con más detalle lo que vivimos los días 19,20 y 21 en Valencia.


Como continuación a los Apuntes de Urgencia, y en lo relativo al festejo del día 21, señalar la magistral faena de Juli, con series larguísimas de naturales hondos, de mano baja, a un toro que se entregó por ese pitón y no quiso nada por el otro. Ponce dejó detalles de su estilo con un flojísimo toro de Juan Pedro que sustituyó a otro del mismo hierro más flojo aún. Morante apuntó también algunas genialidades, pero el toro no rompió. Fandi se mostró vibrante en banderillas, pero el toro llegó sin fuerza a la muleta. Castella estuvo muy bien y demostrando unas ganas increibles. Manzanares y Cayetano tuvieron menos suerte con los toros y les faltó quizá un puntito de ambición (excusable, por otro lado, cuando la corrida duró tres horas en las que no dejó de llover y a ellos les tocaba torear al final).


Al final, las Fallas de Ponce fueron las de El Juli. En gran medida por su ambición. Pero también por su buen toreo. Esto no supone, a mi juicio, que haya que arrinconar al de Chiva, que demuestra una afición encomiable después de veinte años de alternativa y cuyo toreo mantiene la estética y la técnica año por año. Además, es un torero que suele encontrarse mejor mediada la temporada. Habrá que verle más tardes, que seguro nos depara muchas de calidad, a poco que los toros ayuden. Que en Valencia no le han ayudado casi nada.


La foto del homenajeado el día 19 que encabeza esta entrada es cortesía de Producciones Tuco (a ver si vamos más veces por colleras, que eso de ir con fotógrafo a los toros da caché...).

domingo, 21 de marzo de 2010

Valencia (19 y 20 de marzo de 2010) - Apuntes de urgencia

Lo más terrible después de dos días "grandes" en Las Fallas es que, de lo taurino, hay poco que contar. Y en general, por los toros. Alguien debería pensar si no hay modo de hacer una selección que traslade más posibilidad de lucimiento (y tengan en cuenta que no hablo ni de bravura ni de trapío ni de cosas por el estilo). Sólo que "se dejen" y que "transmitan".

El día 19 Ponce cortó una oreja benévola, justita. Con una petición medida y un presidente generoso. Había hecho, al primero de la tarde, una faena agradable y con técnica, mucho más que sentimiento, a su primero. Con el cuarto, pese a su interés, no hubo opción.

Castella en su primero, con una faena interesante, debió cortar una oreja. Petición hubo suficiente. Y con el quinto pudo haber cortado dos orejas por poner la emoción y las ganas que le faltaban al toro. Pero pinchó varias veces y todo quedó en una ovación (importante, pero sólo una ovación).

Manzanares lo intentó, pero poco hubo que hacer...

El 20, Rivera siguió por su fueros, El Fandi demostró que este año viene aún con más ganas y con gran preparación y Rubén Pinar que puede torear más despacio y con más gusto de lo que le habíamos visto, pero que aún le falta mucho por madurar y mucha técnica que adquirir...

La semana próxima trataremos de hacer apuntes más detallados (incluyendo la corrida de mañana, 21), pero de momento creo que es suficiente.

lunes, 15 de marzo de 2010

Arena (el documental)

Me acerqué hace un par de semanas a ver "Arena", el largometraje sobre la Fiesta del director austriaco Günter Schwaiger. Y no me gustó.

He de reconocer el mérito que tiene el que alguien con orígenes y tradiciones tan lejanas a las nuestras admire la tauromaquia e indague en sus claves. He escuchado, además, a Günter defender los toros y es grandioso. Pero el resultado de su película no me convenció.

Probablemente yo buscaba una película más didáctica, o más centrada en el rito. Y, sin embargo, la película mezcla elementos que, para mí, son del todo heterogéneos. Gran parte de su duración, por ejemplo, la centra en los festejos populares. Y refleja la labor de algún novillero que dirige capeas (probablemente, más propiamente, "maletilla") como un camino de afición y esfuerzo.

No es esa, en absoluto, la Fiesta que yo admiro. Es más, creo que ese tipo de festejos no reflejan para nada los valores artísticos y rituales que, en mi opinión, son inherentes (y justifican) la tauromaquia.

Como no es de recibo la insistencia por mostrar a unos padres alentando a un chaval de menos de diez años a ponerse delante de una vaquilla. He defendido que, para mí, las limitaciones de edad para torear no tienen mucho sentido. Pero no las tienen para personajes como El Juli, que tienen que irse a Méjico para desarrollar una profesión que sienten y les gusta. Sí la tienen si de lo que se trata es de limitar la inconsciencia de unos padres que se divierten y proyectan en el niño deseos de lo que nunca llegarán a ser...

La película tiene momentos importantes y algunos hallazgos (como pasajes de la enseñanza en la Escuela de Tauromaquia de Madrid, a la que, en mi opinión, podría haberse sacado mucho más partido; o como la imagen de Morante en la habitación del Hotel poco antes de partir hacia la plaza). Pero no es la película que esperaba, la que quería admirar.

Aún así, mi felicitación a Günter por su valentía y por reflejar, en un libre ejercicio de creación, su visión de la Fiesta. Que puede no coincidir con el mío. Pero que es tremendamente valioso. Más aún partiendo de alguien que ha adquirido la afición como una decisión adulta y libre. Que tiene muchísimo más mérito.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Encuentros Internacionales de Derecho Taurino (Segundo Tercio)

El Colegio de Abogados de Madrid, en colaboración con el de Nimes, organiza para los próximos días 14, 15 y 16 de mayo el Segundo Tercio de los Encuentros Internacionales de Derecho Taurino.

En estos enlaces pueden encontrarse la información general el programa y las condiciones para la inscripción.

Creo que el programa es de interés para cualquier aficionado. Más aún para los que además de dediquen al mundo del derecho.

El componente lúdico que lo acompaña (comidas, cena, visita a la Finca de El Juli, a la plaza de Las Ventas, festejos del 14 y el 15 de mayo,...) será, además, una buena oportunidad para confraternizar. Quienes no hayan tenido oportunidad de charlar con aficionados franceses (hay bastantes que ya han confirmado su asistencia) descubrirán un modo de enfocar la afición realmente interesante.

Estoy seguro que el rigor con el que se ha planteado el Encuentro será un elemento más de apoyo a la Fiesta y de reflexión sobre la misma en un momento en que se ha convertido en un fenómeno mediático de mayor importancia de la que nunca hubieran supuesto los taurinos.

martes, 9 de marzo de 2010

Olivenza (7 de marzo de 2010) - Primeras impresiones (y II)

El domingo hubo jornada de mañana y tarde. Y el tiempo respetó bastante. Sólo llovió en el primero de la mañana y en el primero y el sexto de la tarde.

Por la mañana, los toros de Zalduendo se dejaron, aunque faltaba chispa, un puntito más de casta y de fuerza.

Aún así (o, tal vez, quizá por eso) vimos mucho toreo y del bueno.

Vimos, por ejemplo, a un Ponce superlativo en el cuarto. Una faena de libro, de las que resumen su torero. Toreo elegante, sereno, técnico y de una importante belleza. Algunos aficionados de Madrid comentaban luego que Ponce tiene el "pico" incorporado ya en su repertorio. No lo veo así. Sin el toreo de Ponce, sin su técnica, no entenderíamos el toreo actual. Y aunque a algunos les pueda gustar más o menos su estética, creo que su dimensión de época es indudable. A mí me gustó. Y mucho. Disfruté mucho con su forma de estar delante del toro, de medir y estructurar la faena, de ligar los pases,... Y disfruté con las "poncinas", ese circular rodilla en tierra con cambio de mano incorporado. Tener la afición de Enrique tras veinte años de alternativa no es que esté bien, es que es un milagro.

Talavante dio también una dimensión enorme con ambos toros. Pero lo de la faena al quinto (salvo los cinco últimos minutos) fue de una profundidad suprema. Lo vi mejor, mucho mejor aún, que en Vistalegre. Un toreo grande, hondo, largo,... Un modo de estar delante del toro, de plantear la faena, que une lo mejor de JT, de Juli, de Manzanares,... Y de Talavante. El toreo con la izquierda fue sensacional, y los pases de sucedían largos (muy largos) y ligados, sin necesidad de toques tan bruscos como los que había apuntado una semana antes. Lo que es inadmisible es lo de la espada. No se puede matar tan mal. Algo tendrá que hacer. La afición en Olivenza es más que benevolente y le hizo incluso saludar después de escuchar los tres avisos. Pero no es de recibo que eso suceda.

Y Cayetano me gustó. Me desquité de lo de Vistalegre. Toreó muy serio, muy clásico, en su sitio. Tuvo un buen lote y le hizo cosas muy interesantes a los dos. Tanto con el capote (el parsimonioso y hondo quite por tafalleras reconozco que me deslumbró) como con la muleta. Tanto en el toreo fundamental como en los adornos. Aún así, tengo la sensación de que le falta dar un paso más. No sé si de afición o de riesgo. Pero con esa clase, un paso más es romper de verdad. Veremos en Sevilla y en Madrid...

Por la tarde las cosas no fueron tan bien. Sobre todo porque el experimento de que hubiera toros de distintas ganaderías no funcionó.

El Juli, con el primero de Daniel Ruiz, cortó una oreja después de una faena técnica, de maestro, cada vez más honda y templada, haciendo al toro. Y una estocada perfecta. (El toro tuvo nobleza, pero como los del Domingo de Resurrección en Sevilla no tengan más fuelle puede organizarse la mundial en La Maestranza). El cuarto fue un toro malo, muy malo, de Victoriano del Río y no hubo nada que hacer, a pesar de lo cual demostró nuevamente su sitio y cómo incluso a estos toros hay que hacerles todo bien, perfecto.

Manzanares demostró varias cosas. Lo primero, nuevamente, que tiene probablemente la mejor cuadrilla de esta temporada. Lo segundo, que si toreo tiene un empaque único, y que su sentido estético es grandioso. Pero, a la vez, constató que a veces se pasa de faena. Y mucho. En el segundo, por ejemplo, dio tres tandas sensacionales, poniendo al público en pie. A partir de ahí el toro se paró y no dejó de hacer cosas feas, a pesar de lo cual se empeñó en seguirle "toreando", aburriendo al personal. La estocada, muy buena, pero la faena quedó sin premio. El quinto fue un toro bastante soso, al que le hizo una faena muy técnica e interesante, pero el personal llevaba ya once toros a sus espaldas ese día y, viendo que no podía haber nada grandioso, no le echó cuentas.

Perera dio la dimensión encimista de su toreo en el tercero (que, además, era bastante soso). Y en el sexto, un Victorino que embistió de forma razonable, buscando a veces los tobillos, pero poco más, estuvo bien, pero un punto desconfiado. El recibo con el capote fue magistral y la faena con la muleta hubiera tenido más eco si no hubiera sido al final de una jornada con dos corridas de toros.

Una feria en fin, amable, pero de mucho interés para saber cómo está cada uno. Y lo que este año ha demostrado es que nadie quiere dejarse ganar la pelea. Tal vez porque tienen claro que el año va a ser muy complicado. En el propio Olivenza, sin ir más lejos, en los dos festejos del domingo no se acabó el papel en la taquilla, y hubo quien se quedó con localidades sin vender. Si con esos carteles y la expectación generada una plaza tan menuda no se llena, a ver qué pasa cuando haya cuatro o cinco ferias a la vez y haya que repartir los toreros, los aficionados y el dinero...

lunes, 8 de marzo de 2010

Olivenza (6 de marzo de 2010) - Primeras impresiones (I)

Estaban casi todos. Faltaba Morante. Y faltaban también Castella, Luque y El Cid. Pero pocos más de los que este año (más difícil de lo que algunos quieren creer) van a luchar por los puestos y por los dineros.

La Feria de Olivenza, como el fin de semana antes la de Invierno en Vistalegre, ha constatado que la rivalidad entre las figuras no es sólo un recurso estético. Que las ferias van a estar ajustadas y que hay que convencer a los empresarios y al público desde la primera arrancada.

La tarde del sábado fue milagrosa. Después del agua que vimos el viernes por la tarde de Madrid a Cáceres, de cómo llovía en Cáceres toda la noche, de cómo siguió lloviendo por la mañana,… era imposible suponer que se diera la corrida. Sin embargo, en Olivenza el ruedo estaba practicable, los asientos secos y la temperatura era aceptable (al menos, por comparación).

El Fundi demostró técnica y carencias. Se le siguen notando las cornadas y las palizas del año anterior. A cambio, tiene un oficio bien aprendido con toros muy complicados. Y sabe colocarse, citar, templar y llevar a los toros. Aunque a veces lo hace a cierta distancia (tal vez porque, como comentaba algún aficionado, esté acostumbrado a una separación entre los pitones mucho mayor que la que tenían los de Núñez del Cuvillo). Toreo asentando pero sin transmisión.

José Tomás tuvo el peor lote y ninguna de sus faenas acabó de romper pero, para mí, dio una dimensión mucho más seria (y ya es difícil) que la vista en las temporadas anteriores. Tremendamente asentado, seguro, con el toro más cerca,… Ya no está impávido, lo torea a la distancia más corta que permite la ligazón, pero desde la naturalidad. Faenas intensas y variadas. Con la misma seriedad litúrgica, pero sin el agobio de llevar sobre sus hombros al personaje. Veremos si puede seguir en esa línea. Y la estocada al segundo de la tarde, casi al encuentro por su arrancada inoportuna, sensacional.

Perera, en esa tarde, nos dio sus dos caras. En el tercero hizo una faena memorable. Una faena del 2008, para entendernos. Buen recibo con el capote. Quite ajustado por chicuelinas, ligado con gaoneras y una larga, todo lento y templado. Con la muleta, faena completísima. Desde los pases cambiados en el centro del ruedo. Luego, dando sitio al toro, ligando los pases y trayéndolo siempre toreado. Series de muletazos largos, hondos, de mano baja. Y una estocada a cámara lenta. El mejor toreo. El mejor Perera. Por si sirve de algo, le dieron el rabo. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que aún seguimos degustando la faena…

En el sexto el comienzo de faena tuvo la misma intensidad, tanto los ocho o nueve muletazos por alto sin enmendarse como la serie de redondos con la que empezó su trasteo. Pero luego se fue acercando al toro, cambiando de manos, perdiendo intensidad,… Remató con buenas bernardinas, recetó otra estocada sensacional y cortó dos orejas. Pero así como la primera faena da su dimensión como torero en cualquier plaza, en todas las plazas, una faena como la del sexto no transmite igual en todos los cosos.

Del combate, JT y Perera salen reforzados y marcando un nivel que no es fácil de superar. Por liturgia y por hondura. Por cercanía y por temple. Por todo aquello que te compensa acudir a una incómoda plaza de toros una tarde que sólo presagiaba lluvia y suspensión.

sábado, 6 de marzo de 2010

El debate de Cataluña y la reacción de la CAM: intereses y un poco de perspectiva

El comienzo de las comparecencias en el Parlamento catalán de personajes favorables y contrarios a la prohibición de las corridas de toros ha puesto de manifiesto lo falaz de un debate que no es tal. La reacción política en otras Comunidades Autónomas defendiendo la Fiesta, probablemente bienintencionada, no ha hecho sino perjudicar los intereses de lo taurino. Y el perenne mutismo de los profesionales ha continuado demostrando que lo mejor que tiene la tauromaquia son sus aficionados.

En el parlamento catalán, lo que debía ser un debate político, se ha convertido en un debate sobre la Fiesta. Sobre sus valores y sus contradicciones. Sobre el dolor (o el sufrimiento) del animal. Sobre la tradición.

Pero nada de eso es lo importante cuando el debate se produce en sede parlamentaria. La discusión entre partidarios y detractores de la Fiesta ha existido siempre. El Cossío, sin ir más lejos, deja clara constancia de los argumentos que a lo largo de la historia han aportado unos y otros. Y muy recientemente, Francis Wolff, en sus “50 razones para defender la corrida de toros”, hace un repaso minucioso de los principales argumentos en contra de la tauromaquia, rebatiéndolos de forma didáctica y contundente a la vez.

Sin embargo, es absurdo que este debate se traslade a un parlamento autonómico, a un ente político cuya misión no es (no debería ser) hacer valoraciones morales de los gustos o aficiones de la ciudadanía, sino “simplemente” legislar. Y para legislar, lo relevante es plantear dos cuestiones. La primera, si el organismo autonómico es competente o no para esta prohibición en la distribución competencial que realiza la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Y la segunda, si siendo competencialmente competente, es razonable políticamente que se traduzca legislativamente una determinada visión de lo moral.

El debate competencial es algo que, de forma inteligente, los partidarios de la Fiesta han obviado. En una autonomía como la catalana, con el debate identitario permanentemente en el debate público y la discusión jurídica sobre el Estatuto aún sin cerrar por el Tribunal Constitucional, dudar de la competencia de Cataluña para prohibir las corridas de toros (y hay razones profundas para hacerlo) es plantear la votación en términos de autonomía. Y esa votación, con la actual composición del Parlamento catalán, está perdida. El propio David Pérez, representante del PSC, defensor fiel de lo taurino y uno de los principales colaboradores de los taurinos en todo este proceso, se sintió profundamente ofendido ante una mera insinuación de esta falta de competencia en un reciente debate en la red.

Pero, como digo, el problema no es sólo el competencial. El verdadero debate es si un Parlamento debe trasladar a la legislación su visión sobre lo moralmente adecuado. O, dicho de otro modo, si el hecho de que una mayoría pueda considerar que los toros son “una aberración” puede conducir a prohibirlos. Y sobre esto no he encontrado rastro de debate en las abundantes informaciones públicas que han aparecido sobre el debate. Y esto creo que es lo que los taurinos deberían haber planteado. Lo otro, como bien afirma Wolff en la introducción del libro antes citado, es un debate entre sensibilidades. Y eso no es, no puede ser, el objeto de un debate parlamentario. Un debate donde unos, además, se dedican a insultar (a veces de forma tan obscena que sobrepasan todos los límites de lo admisible en democracia, como quien compara a los taurinos con torturadores o maltratadores) y otros, bastante hacen con defenderse. Por eso, no tengo siquiera claro que sea bueno estar en el debate. Pero, de estarlo, creo que hay que estar de otra forma. Primero, mostrando de forma contundente la repulsa a tener que participar en un debate en el que previamente te han insultado y vilipendiado. Segundo, manifestando que en una democracia cualquier moral es buena si no se atacan derechos (en especial fundamentales) de otros seres humanos (“humanos”, no animales, que vienen siendo desde el origen de las especies una cosa distinta). Luego aludiendo a las razones morales, artísticas, culturales y tradicionales de la tauromaquia. Y, por último, insistiendo en que se compartan o no estas razones y se tenga o no una sensibilidad que haga estremecerse frente al sufrimiento del animal eso no es, no puede ser, razón para prohibirlas.

Frente a esto, la Comunidad de Madrid ha iniciado el procedimiento para declarar las corridas de toros Bien de Interés Cultural en una iniciativa que ha sido secundada por las Comunidades de Valencia y de Murcia. No sé si se trata de algo oportunista (como dicen algunos) o es oportuno (como afirmó Carlos Herrera). Lo que creo es que es un error para defender la tauromaquia. Por dos razones. La primera, porque lo que los aficionados debemos defender es que es el Estado Central, y no las autonomías, quien tiene la competencia en este ámbito. Y, por tanto, iniciar una carrera entre autonomías para ver quién la defiende mejor es el mecanismo más sencillo para legitimar la competencia catalana para prohibir en su territorio las corridas de toros. Craso error. Pero, además, porque tal y como se ha planteado, lo que se pretende es presentar al PP como defensor de la Fiesta y al PSOE como pusilánime al respecto. Y reconducir la tauromaquia a un enfrentamiento entre derechas e izquierdas, entre conservadores y progresistas, es lo peor que le puede pasar a la Fiesta. Como sucedió durante la Transición. En la Fiesta cabemos todos y lo que hay que hacer es unir fuerzas, no disgregarlas.

Y esto es, al fin, lo más desalentador. Por incapacidad o cálculo estratégico, los taurinos están prácticamente ausentes de este debate. Son incapaces de generar una toma de posición a nivel nacional de los partidos, de conseguir que el Gobierno se pronuncie. No crean ilusión. Son los aficionados (y buena muestra es comprobar quiénes han sido los comparecientes en el parlamento catalán) quienes mejores argumentos tenían, quienes defendían con más vehemencia aquellos que les mueve, pero que no les genera ingresos sino gastos. Por el contrario, ¿dónde estaban los empresarios, los ganaderos, los periodistas,…? Tal vez mejor que no estuvieran, pero tiene su guasa que tengan que ser un alcalde francés, un filósofo de París y otro de Barcelona, quienes mejor defiendan la tauromaquia.

Sólo un ejemplo para entenderlo. En Francia, la organización que agrupa a quien promueven y defienden la Fiesta se denomina “Observatorio de las Culturas Taurinas”. En España, “Mesa del Toro”. Tengo para mí que esta diferente denominación evidencia de forma aplastante el distinto enfoque entre aficionados y políticos franceses y ganaderos, toreros, subalternos y empresarios españoles. Un distinto enfoque en el que sí está en juego de verdad la pervivencia de las corridas de toros. Y mucho me temo que habrá que seguírselo recordando a nuestros compatrioras muchas veces, muchos años.

(Esta tarde estaremos en Olivenza. Aunque no creo que veamos a Fundi, Tomás y Perera tal y como está lloviendo y con lo que lleva caído desde hace dos días. Otra vez será…).